Lentamente, y tras darle una profunda calada al cigarrillo que llevaba en la boca, Gin dejó que el humo saliera de entre sus labios. Observó las figuras que se dibujaban al mezclarse con el frío aire de la tarde unos instantes, y arrojó la colilla a una papelera próxima. A su lado, Vodka detuvo con un gesto de mano a un coche que se acercaba, para que les dejara cruzar la carretera. El conductor tocó el claxon un tanto molesto por haber tenido que frenar tan bruscamente, pero ambos hombres le ignoraron y siguieron su camino, llegando junto al porsche de Gin seguidamente. El albino se paró unos instantes para sacar el tabaco de un bolsillo de su abrigo, deteniendo su acción a medio camino, a la vez que su ceño se fruncía.
- ¿Hm?
- ¿Sucede algo? - comentó Vodka al ver la expresión que Gin estaba haciendo.
- Hay muchas pisadas en la nieve... Alrededor del coche...
Vodka siguió la mirada de Gin, y vio que en efecto delante de la puerta del conductor había varias huellas. No sólo ahí sino también por el lado del copiloto, y a juzgar por la profundidad en la nieve, quien fuera que había estado mirando lo había hecho por mucho tiempo.
- ¿Y de qué te extrañas? - Vodka se encogió de hombros. No sentía que aquel suceso tuviera tanta importancia - Es un coche raro... Seguro que un montón de gente se ha parado a mirarlo.
Aquello le hizo gracia a Gin, quien se relajó y echó a reír, a la vez que sacaba un nuevo cigarrillo y lo encendía.
- Sí, ahora son tan raros... Como un perro verde... - estuvo de acuerdo con su compañero. Abrió la puerta del coche y se subió al vehículo.
No se fijó en el par de pequeñas figuras que habían estado escondidas tras la parte trasera del porsche hasta ese momento y que, tras esperar a que el porsche se incorporase con un par de maniobras al tráfico de la tarde, corrieron a subirse al escarabajo amarillo que se encontraba un poco más atrás.
- ¿Qué hacemos ahora, Ran? ¿Les seguimos? - preguntó el profesor Agase, nervioso. Sus manos se cerraban sobre el volante con fuerza, mientras un ligero temblor las sacudía.
- No... - respondió la niña, mientras se sentaba a su lado y abrochaba su cinturón de seguridad - Esperaremos a que se alejen, y así guardaremos una distancia segura. No nos interesa que sospechen, y apunten la matrícula de nuestro coche. Les seguiremos con el localizador.
La pequeña detective tocó un botón de sus gafas, y al instante en el cristal apareció un pequeño radar, en el que se podía ver parpadeando un punto rojo que se estaba moviendo. Esperó a que estuvieran lo suficientemente lejos, y entonces le dio la señal al profesor para que comenzara a seguir al coche de Gin.
En el asiento trasero, Amuro permanecía serio y de brazos cruzados. Por más que analizaba la situación, no le encontraba sentido, ¿qué pretendía aquella chica? Aunque supieran dónde estaban Gin y Vodka, no podrían enfrentarlos con su actual condición física. Se estaban exponiendo a un gran peligro al ir así detrás de ellos.
- "Tú no lo entiendes, Mouri... - se decía a sí mismo - No estás a la altura de semejantes contrincantes. La menor debilidad significa el fin..."
El sonido de un teléfono sacó a Amuro de sus reflexiones. Irene había activado en ese momento el altavoz que sus gafas llevaban incorporadas, y así poder escuchar todo lo que se hablase en el vehículo gracias al micrófono que había dejado. Alguien estaba llamando al albino, pues tras unos instantes se escuchó su voz.
- Sí, soy yo... - decía Gin, mientras hablaba con su interlocutor - ¿Cómo te está yendo?... Ju, no te preocupes. Nuestro objetivo aparecerá a las 18 horas en el Hotel Haido para la fiesta de despedida...

ESTÁS LEYENDO
La Detective Que Encogió (Cancelada)
FanfictionBasado en los personajes creados por Gosho Aoyama. "¿Qué pasaría si Shinichi Kudo nunca hubiera querido ser detective, y hubiera seguido jugando al fútbol?" "¿Y si Ran Mouri fuera la detective, y hubiera ido detrás de los Hombres de Negro aquel día...