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- ¡A-atchum!

Aquel fue un muy ruidoso estornudo. Tanto, que la niña sintió que sus oídos estallaban a causa de la presión que había provocado.

- ¿Qué te pasa, Irene? ¿Te has resfriado? - preguntó Ayumi, en un tono de clara preocupación. Mitsuhiko y Genta también se habían detenido y la miraban preocupados.

Los cuatro amigos se encontraban en la calle, dirigiéndose hacia el centro comercial. Querían ir a la juguetería que habían inaugurado recientemente, ya que habían oído en clase que había una sección en la que podías fabricar un muñeco que se pareciese a tí y vestirlo como quisieras. Irene sospechaba que el vestuario de Yaiba El Enmascarado debía estar agotándose rápidamente, dada la obsesión de todos los niños por ese personaje.

- Si... no... no os preocupéis, esto no es nada... - dijo la pequeña detective mientras esbozaba una sonrisa algo forzada. Ayumi aún la miraba preocupada, pero ella y los chicos continuaron andando.

La verdad era que esa mañana al levantarse había comenzado a sentir que su cabeza daba vueltas y que sus fuerzas habían menguado un poco, aunque no había querido decirle a Shinichi porque la habría obligado a quedarse metida en la cama y además estaba segura de que solo era algo de cansancio. Pero poco a poco durante las clases, su nariz había decidido irse llenando de mocos, y ahora estaba llegando a un punto en que la costaba respirar con normalidad.

Un nuevo estornudo sacudió el pequeño cuerpo de Irene, al que siguió un gesto de dolor mientras se llevaba las manos a sus orejas y de sus labios salía una pequeña queja.

- Irene, no estás bien - Ayumi se detuvo delante de ella y llevó su mano a la frente de su amiga - Y estoy segura de que tienes fiebre.

- Debes irte a casa, y comer mucho arroz con anguilas. Es lo que siempre hago yo.

- No todos somos como tú, Genta - le regañó Mitsuhiko - Pero si estoy de acuerdo en que deberías irte a casa.

- Pero... chicos... la juguetería... - Irene se sentía culpable por fallarle de esa manera a los niños.

- No pasa nada, lo importante es que tú te recuperes. Siempre podemos ir otro día - la aseguró Ayumi con una tierna sonrisa.

Viendo que no la iban a dejar discutir más la cuestión, Irene aceptó separarse de ellos en el siguiente cruce. Con las manos en los bolsillos de su abrigo, contempló como los 3 niños se detenían un momento, cuchicheando entre ellos y mirándola de reojo, para finalmente marcharse corriendo. Un escalofrío la recorrió todo el cuerpo y metió más el rostro en su bufanda, mientras se encaminaba hacia la agencia de detectives Mouri para ver si Shinichi se hallaba allí y regresar juntos a casa.

- "Maldición, debí coger frío anoche cuando Shinichi y yo volvíamos de casa del padre de Masami. La verdad es que salimos tan corriendo tras su pista que ni me abrigue... Y ahora que pienso en ella... ¿cómo estará después de haberle encontrado?..."

"

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La Detective Que Encogió (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora