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Toda la habitación contenía el aliento, pendiente de cada palabra que salía de sus labios. Nadie hablaba, ni siquiera los detectives e inspectores miembros de la prefectura policíal que allí se hallaban. No querían romper el hilo de su razonamiento, pues éste era impecable, sin dejarse ningún cabo suelto sobre los hechos que habían ocurrido y que habian terminado en aquel asesinato.

Cerró los ojos y tomó aire profundamente. Era el momento de concluir todo su razonamiento. De señalar al culpable. Le había ido arrinconado poco a poco verbalmente, y ahora estaba tan nervioso que casi confesaria por sí mismo.

Miró directamente a los ojos del asesino, provocándole un sudor frío al saberse descubierto. Sus labios se abrieron preparados para decir su nombre, cuando su teléfono sonó. Puso los ojos en blanco al ver quién era...

Quería ignorarlo, pero esa persona insistió e insistió. Decidió contestar en un momento y decirle lo que pensaba de su interrupción. Todos los presentes quedaron sorprendidos al ver como se iba a una esquina a hablar por teléfono.

- Shinichi... ¿Qué quieres? Estoy ocupada.

- Ya... No me digas más... estás metida de narices en otro caso y te has vuelto a olvidar, ¿verdad? - se escuchó la voz molesta de Shinichi al otro lado de la línea.

- ¿Olvidarme de qué?

- ¡El partido! Hoy es la final de los regionales, y prometiste que me ayudarías trayendo tú el uniforme preparado para que me diera suerte.

- ¡Ay! Lo olvidé... Ya voy para allá.

Rápidamente colgó el teléfono y se dispuso a marcharse. El inspector Megure que había estado callado todo ese tiempo, no daba crédito.

- Espera. No te puedes ir ahora...

- Discúlpeme inspector, pero me esperan en otro sitio. Además, aquí ya hemos terminado. Shenozuke Takashi es el asesino. Él fue quien simuló el suicidio de su esposa.

Todos miraron al señor Takashi, quien al verse descubierto cayó de rodillas, sollozando y murmurando que efectivamente había sido él, pues ya no soportaba más sus burlas a costa de sus pobres intentos de triunfar como escultor.

- Vaya, - suspiró el inspector Megure - a sido impresionante cómo te diste cuenta de todo, Ran... ¿Ran?

Ran Mouri ya no le podía escuchar. Corría escaleras abajo para salir de la mansión Takashi. Otra vez había olvidado un partido de Shinichi, y estaba segura que su amigo de la infancia estaría muy molesto.

 Otra vez había olvidado un partido de Shinichi, y estaba segura que su amigo de la infancia estaría muy molesto

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Un Porsche negro circulaba por la carretera a velocidad rápida. Su conductor era un hombre de pelo largo y color platino, ojos inteligentes y crueles y vestía completamente de negro. Soltó una mano del volante del vehículo y con dos dedos tomó el cigarrillo que había estado llevando en sus labios.

- ¿Estás seguro de que acudirá a la cita de este domingo? - le preguntó con voz áspera y cortante a alguien que se hallaba a su lado.

- Segurisimo. Él sabe que será peor si no se presenta. Pero temblaba por teléfono como una niña pequeña, así que no creo que intente nada...

El que había hablado era un hombre corpulento, con gafas oscuras y también vestido de negro.

- Lo que no me gusta es el sitio que ha escogido para el encuentro. Un parque de atracciones... Menuda tontería. - volvió a hablar el hombre de pelo rubio con clara molestia.

- Supongo que pensara que en un lugar como ese está a salvo, rodeado de gente. Es un inocente jajaja.

- Por si acaso intenta alguna estupidez, iremos preparados.

Una siniestra sonrisa se dibujó en la cara de aquel hombre.


- ¡Ganasteis Shinichi, lo hicisteis! - saltaba Ran de felicidad al lado de su amigo

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- ¡Ganasteis Shinichi, lo hicisteis! - saltaba Ran de felicidad al lado de su amigo.

- No es para tanto, tonta. El portero del otro equipo debía ser muy novato y estaba nervioso. Fue fácil meter ese último gol.

- Pero tu equipo y tú sois los actuales campeones, debes estar orgulloso

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- Pero tu equipo y tú sois los actuales campeones, debes estar orgulloso. Fue increíble como conseguiste que los demás estuvieran tan sincronizados en los ataques.

Shinichi giró la cabeza hacia otro lado para que Ran no viera que se estaba ruborizando con sus palabras. Una pequeña sonrisa de felicidad apareció en sus labios.

- ¿Y tú qué tal, Gran Detective? - preguntó el chico para cambiar de conversación - ¿resolviste hoy un triple homicidio y dejaste por tierra a toda la prefectura de Tokio?

- No lo digas así - se sonrojó Ran - en realidad fue un caso muy sencillo... Y tú sabes porqué acudo siempre cuando la policía me lo pide...

Si, Shinichi sabía el motivo por el cual Ran había empezado a ser una joven detective, aún apenas teniendo 17 años y estando en secundaria.

Hacia dos años que su padre, el Detective Privado Kogoro Mouri había sido asesinado por un presunto ladrón al que estaba persiguiendo. Muchos en la prefectura policíal habían asegurado que Kogoro no lo había visto venir debido a su gran torpeza y estupidez natural.

Aquello a Ran le había dolido mucho y había decidido desde entonces limpiar el apellido Mouri a ojos del mundo entero. Largas tardes había estado Shinichi con ella, en la biblioteca de su casa, leyendo su colección de libros de misterios escritos por su padre, Yusaku Kudo, y sus favoritos de Sherlock Holmes, ayudándola a mejorar sus dotes de deducción.

- La cuestión es, que como siempre por salir corriendo detrás de un caso olvidaste que yo tenía un partido muy importante - continuó hablando Shinichi - y como castigo, no pienso invitarte a Tropical Land.

- ¿Tropical Land?...

"Eso suena a un sitio divertido"

- Es un parque de atracciones que va a abrir en Tokio. Iba a llevarte para celebrar mi victoria, pero ahora no estoy seguro de hacerlo... Con toda certeza habrá algo que nos estropee el día.

- No seas así Shinichi... ¡Vamos! En un parque de diversión, ¿qué puede suceder?

La Detective Que Encogió (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora