Habían pasado ya 3 días desde que Ran había sido obligada por los Hombres de Negro a tomar la extraña droga que la había encogido. Y mientras, ellos habían desaparecido sin dejar rastro, ocultándose en el misterio que les rodeaba. Lo cual desesperaba a la pequeña detective, que ansiaba recuperar su verdadero cuerpo lo antes posible.
Pero hasta que no volviera a dar con ellos, no podría obtener la muestra que necesitaba del veneno para poder preparar el antídoto. Así que, por su seguridad y por la de sus seres queridos, debía seguir ocultándose bajo la identidad de Irene Kudo, la pequeña prima de Shinichi Kudo.
Esa mañana se encontraba recogiendo su habitación, cuando recibió una llamada del profesor Agasa.
- Hola, profesor, ¿ocurre algo?
- Hola Ran. No, nada importante. ¿Puedes venir un momento a mi casa? Quiero enseñarte una cosa.
- ¿Eh, yo? Si, claro. Voy ahora mismo.
Aquello le pareció muy raro a la niña. ¿Qué querría enseñarla el profesor?. Normalmente era Shinichi quien cruzaba a ver alguna demostración de sus inventos, no ella. ¿Tal vez tenía alguna pista sobre como devolverla su estado adulto?
- ¡Shinichi, voy a casa del profesor! - le avisó a su amigo, que se hallaba en su habitación vistiendose para ir al instituto, antes de bajar las escaleras a paso rápido.
Shinichi se asomó mientras se ponía la corbata para preguntarla para qué, pero sólo alcanzó a oír la puerta de la calle cerrándose. Se encogió de hombros con resignación y volvió a la tarea de arreglarse.
La casa del profesor Agasa tenía una distribución bastante curiosa de espacio abierto. Básicamente era una gran habitación sin paredes, de modo que si uno se encontraba en la sala de estar perfectamente podía hablar con quien se hallase en la cocina, que ocupaba el centro de la estancia.
La pequeña detective permanecía sentada en uno de los sofás, en espera de que el profesor la dijese por qué la había hecho venir. Éste mientras, se hallaba preparándose una taza de café.
- Bueno... - comenzó la niña - ¿y que era eso que me querías enseñar?
- Ah, es una idea que se me ocurrió el otro día y que te puede ser de ayuda... ¿Seguro que no quieres un café? - ante la negativa de la pequeña, el profesor fue a una esquina de la habitación y empezó a revolver en la mesa donde se hallaba el ordenador - ¿Dónde lo habré puesto...? Aja, aquí.
Irene se acercó curiosa. Agasa sujetaba en sus manos un adorno para el pelo, que consistía en un lazo de color rosa. La niña lo miró sin entender.
- Es un lazo para niñas... - comentó duditativa, le parecía una broma un poco rara por parte del profesor.
- Efectivamente - le confirmó Agasa, lo que sorprendió aún más a la detective - Pero no es sólo eso. También es un simulador de voz.
Irene tomó en sus manos el lazo y le dio la vuelta. Por la parte donde se hallaba el broche para sujetarlo a su pelo también había un dial y una serie de ruedas.
- Si giras esas ruedas podrás imitar cualquier voz, tanto anciana como infantil, de hombre, de mujer... - le explicó el profesor - Incluso tu propia voz de adulta. Y como se puede usar de adorno en el pelo, a nadie le llamará la atención.
Haciendo lo que el profesor le había indicado, probó a girar un poco una de las ruedas y acercándoselo a la boca dijo "hola". La voz de un anciano se oyó claramente en la habitación.
- Vaya, está muy bien - reconoció la niña - Aunque me sería más útil si inventaras algún sistema para detener a los criminales. El otro día, aquel secuestrador casi me mata, por no poder golpearle con las técnicas de karate que sé.

ESTÁS LEYENDO
La Detective Que Encogió (Cancelada)
FanfictionBasado en los personajes creados por Gosho Aoyama. "¿Qué pasaría si Shinichi Kudo nunca hubiera querido ser detective, y hubiera seguido jugando al fútbol?" "¿Y si Ran Mouri fuera la detective, y hubiera ido detrás de los Hombres de Negro aquel día...