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- Entonces... podría ser una posibilidad que el padre de esa Masami haya vuelto a desaparecer. Si se sorprendió tanto como dices... - comentó Hattori en voz alta con un ligero tono de burla.

Caminaba en ese momento al lado de Shinichi e Irene, dirigiéndose los 3 hacia el apartamento de Hirota. Había insistido tanto a Shinichi con sus preguntas acerca del caso, que como consecuencia el chico había terminado finalmente y de mala gana contándole todos los pormenores. Para el detective de Osaka aquel era un caso muy elemental y simple. Tanto, que empezaba a dudar de encontrarse con Ran Mouri. Si era tan buena detective como se decía, no perdería su tiempo en trivialidades como aquellas.

- ¡No digas esas cosas! - le llamó la atención Irene con tono autoritario.

- Ey, ey calma, era una broma. Jo vaya con tu prima, Kudo. Ni que fuera una anciana y no una niña... - miró con actitud crítica a la pequeña.

- Jaja... siiii... A veces se deja llevar... - Shinichi no comprendía porque su amiga estaba llevando aquello tan lejos. Iba cogida de su mano, como haría con una niña normal para cruzar la calle, y podía sentir como temblaba. Se estaba preocupando.

Ninguno volvió a decir nada el resto del camino, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Poco después se hallaban en el barrio donde vivía Hirota.

- ¿Es en ésta zona? - preguntó curioso Heiji al ver que los dos primos se detenían. Shinichi asintió - ¿Y la casa?

- A-aquella... - señaló Shinichi el edificio que se encontraba un poco más adelante a donde ellos estaban, mientras sus ojos se abrían de par en par.

Frente a la entrada del bloque de apartamentos se hallaban detenidos un par de coches de la policía. Shinichi notó como Irene le apretaba la mano con fuerza, y el chico entendió lo que su amiga quería decir. Aquello no era buena señal.

Una mujer de aspecto anciano estaba en la entrada del edificio, y se retorcía las manos mientras miraba hacía la escalera interior que subía a las viviendas. Los chicos dedujeron que era la casera del lugar, y se acercaron a preguntar.

- Disculpe - preguntó Hattori - ¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Por qué está aquí la policía?

- Algo terrible... - la mujer estaba bastante afectada - Uno de los inquilinos se ha suicidado. Ha habido un gran revuelo...

- ¿Quién era? ¿Sabía su nombre? - preguntó Shinichi, notando que el pulso se le aceleraba.

- Si claro. Se llamaba Hirota. Le han encontrado colgado de una viga. Es una tragedia... ahora tendré que bajar el precio del apartamento.

Shinichi e Irene no escucharon más y corrieron escaleras arriba hacia el departamento que ocupaba Hirota. La pequeña detective jadeaba como consecuencia del empeoramiento de su resfriado, pero no le prestó atención.

- "Que no le halla pasado nada a Masami... que no le halla pasado nada..." - se repetía mentalmente la niña.

- Menuda egoísta esa propietaria - gruñó Hattori mientras les seguía - Una persona muere en su casa, y ella sólo se preocupa del dinero que va a perder...

Habían llegado a la casa donde se había descubierto el cadáver, y un agente les cortó el paso, impidiéndoles la entrada al interior. Shinichi miró más allá de su hombro, y vio una espalda con una gabardina que reconoció en el acto.

- ¡Inspector Megure! - llamó, haciendo que el nombrado se volviese y buscase quien le había llamado - ¡Aquí!

- Ah, Kudo, eres tú... - le reconoció el inspector. A un gesto suyo, el guardia de la puerta les dejó pasar - ¿Qué haces aquí? ¿Conoces al hombre que vivía en esta casa?

La Detective Que Encogió (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora