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— Cada día más gordo eh, te tendré que restringir la comi-
La bolsa de comida para gatos se me fue retirada de las manos casi al segundo por un Jungkook con el ceño fruncido, molesto debería estar yo, viendo como se pasaba por el culo mis palabras y le daba una montaña de alimento a los dos animalitos,La mia, Holly no me preocupaba pues sabía sus horarios y sus porciones, pero su gato parecía una masa que cada día se expandía más.
—¿qué pasa, mi niño?, ¿quiere más comida?, venga —agarró a la bola de pelos con sus manos, dificultándole un poco por el peso de este.
—Kook, que no es sano darle comer mucho a tu gato —agarré nuevamente la bolsa y la dejé en lo más alto que pude, le hubiera pedido ayuda, pero estábamos en una guerra pasiva.
se ofendió por mis palabras y se fue con su gato al sofá grande, para lanzarse a este y jugar con las patitas gordas de su mascota.
rodeé los ojos ante su orgullo de niño pequeño y fui hacia donde él para sentarme en el único sitio libre, que era en los laterales del sillón donde se suponía que debían ir los brazos o la cabeza, pero este chico era tan largo que ocupaba los tres asientos.
—oye —acaricié su pierna para que me escuchara, el me miró de reojo y dejó el gato en el piso, para prestarme la mayor atención. —perdón, pero sabes que me preocupo por el gato ese.
Se acomodó en el sofá para que quedase un espacio libre, yo me senté en aquel y nos quedamos cara a cara, en parte se lo agradecía, pues por fin podía ver su rostro de cerca con una excusa válida. —lo sé, Yoongi —sonrió mientras desordenaba mis cabellos en una leve caricia, pedí en ese momento que mis mejillas no me delatasen. —es como tu otro hijo.
—no, es tuyo —no quería tener una responsabilidad de más, porque conociéndolo, sabía que si aceptaba tendría que bañarlo y hacer cosas que él debería hacer. —y por lo tanto debes saber que cuando come mucho, engorda, y si engorda, puede tener un problema al corazón.
—No entendiste —dijo mientras se estiraba, fruncí el ceño, ¿qué era lo que me estaba tratando de decir? —no importa —ladeé mi cabeza un poco incómodo, pues me molestaba no enterarme lo que estaba hablando. —¿si te dan de comer, engordas?
lo pensé un poco, intentándole buscar la trampa a la pregunta, pues ese tono de voz me hacía dudar ante la inocencia de sus palabras. —hombre, depende, si me dieran ensalada no creo. —respondí.
—yo te daría de comer todas las mañanas —movió sus cejas de arriba hacia abajo con una sonrisa de conejo. yo fruncí las mías, sin entender lo que acababa de decir, era un acto tierno, Pero..¿por qué hacía esa cara de joto?
—bueno, yo feliz —rápidamente caí en cuenta en lo que se refería, haciendo que le empujara y le diera un golpe en el hombro de lo nervioso que me había puesto. —te voy a matar.
—si es a besos, acepto.
— Idiota.
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