Capitulo DOS

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Era una mañana soleada en la provincia de Mendoza, el clima primaveral acompañaba a una joven pelirroja que se encontraba en las tierras mendocina recorriendo distintos lotes donde tenían pensado construir varias hectáreas de viñedos para una importante bodega privada. Jazmín Del Río se encontraba a la cabeza de un proyecto que les había llegado a sus oficinas de su constructora en Córdoba hacia un par de meses atrás, que una de las bodegas mas importantes del país haya concurrido a "Constructora Del Río SA" para que lleven adelante ese nuevo proyecto que tenían para expandirse significaba un gran salto para la empresa, si bien eran conocidos en la zona y tenían muy buenos trabajos y proyectos, mudarse a una provincia tan productiva como Mendoza iba a traer muchos nuevos contactos y contratos a futuro.

Jazmín al estar a la cabeza de la empresa decidió hacerse cargo de el proyecto y seguirlo bien de cerca, por lo mismo había decidido instalarse en la capital del vino por un tiempo para asegurarse que todo salga perfecto. La colorada tenía una mente muy estructurada cuando de su trabajo se trata, es una mujer muy perfeccionista y detallista, le gusta cerciorarse de que todo salga al pie de la letra y como sus clientes le piden, eso la llevo a ser una de las jóvenes mas prometedoras en el mundo de los negocios, sabia que este proyecto la iba a insertar mas de lleno en ese mundo, si bien ya era reconocida por varios colegas, todavía le faltaba dar ese boom.

A sus 28 años tuvo que hacerse cargo de prácticamente toda la constructora, porque a su padre, quien era el director hasta ese momento, le detectaron un agresivo tumor en su columna vertebral el cual tuvo que tratarse con diferentes tratamientos ya que la zona donde lo tenía alojado era inoperable, después de muchas consultas y puntos de vistas distintos profesionales, le recomendaron seguir un tratamiento convencional de quimioterapias y rayos para poder reducir al máximo su tamaño y así evitar que haga metástasis y poder mejorar la calidad de vida de Ernesto, sabían que el panorama no era muy alentador, pero su padre era un luchador y la iba a pelear hasta quedarse sin fuerzas. Después de 1 año de tratamientos, cuando Jazmín estaba por cumplir los 30, su padre le heredó definitivamente la empresa, si bien su estado de salud había mejorado gracias a los doctores y al amor de su familia, él ya no tenía fuerzas para ponerse al mando, decidió disfrutar lo que le quedara de vida con sus seres queridos y dejar en manos de su hija, en la cual confiaba ciegamente, su "mini imperio", tenía socios y amigos que sabía que podrían tomar su cargo, pero el estaba convencido que su hija era la mejor opción, si bien aún era joven, tenía un potencial único, una mirada y una cabeza que sorprendía a cualquiera, no había estudiado ninguna carrera universitaria, pero si había hecho distintos cursos sobre economía, administración y contabilidad, lo suficiente para ponerse al mando de la empresa familiar.

Y su padre no estaba equivocado en 2 años al frente de la empresa Jazmín la hizo crecer exponencialmente, consiguiendo nuevos clientes, nuevos sponsors, e incluso lograron expandirse casi por todo Córdoba, y ahora se encontraba en Mendoza, por realizar el proyecto más importante de la constructora en los últimos años, aunque todo esto no lo logró sola, siempre tenía a alguien atrás de ella, alentándola cuando tomaba decisiones correctas y apoyándola cuando algo no salía como ella quería, ella tenía a su mano derecha siempre.

Ya hacía dos semanas se había instalado en la que iba a ser su nueva provincia por un tiempo, había dejado todos sus asuntos pendientes en Córdoba arreglados, de igual manera contaba con su mano derecha Javier Valdés, Javo para los amigos, o Grace como ella solía llamarlo, desde pequeños fueron como carne y uña, muchos decían que eran hermanos separados al nacer, la complicidad entre los dos jóvenes era increíble, cualquiera que lo veía desde afuera creería que eran una pareja con años juntos, pero nada más lejos de la realidad que eso.

Javo fue siempre el sostén de Jazmín, estuvo con ella en todo momento, en los buenos y sobre todo en los malos, fue su psicólogo personal toda la vida, al igual que la colorada para el morocho, conocían absolutamente todo del otro, hicieron toda su escolarización juntos, desde jardín de infantes hasta terminar el secundario, y al no decidir que hacer con su futuro, ambos entraron a trabajar a la Constructora Del Río, él como cadete y ella como asistente de su padre, Ernesto conocía muy bien a los dos chicos, y por más que fuese su hija y su mejor amigo, no dudo en darles una oportunidad para que se inserten en el mundo laboral, si bien eran tareas menores las que ambos hacían, era un primer paso para su futuro.

El hilo rojo del destino. FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora