Capítulo ONCE

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Era el primer domingo en varios años que Florencia se levantaba en su antigua habitación, con su familia y en su viejo hogar. Ni bien abrió los ojos empezaron a aparecer imágenes en su cabeza de las últimas 24 horas que había vivido. Giro en su cama y tomó su celular para fijarse la hora, el reloj marcaba las 9 a.m pasadas, la mañana estaba agradable, el sol se colaba por las cortinas de la ventana, tomo una bocanada de aire y se estiró un poco tomando fuerzas para levantarse de la cama, se dirigió al armario, seleccionó su atuendo para ese día y se metió al baño para darse una ducha.

45 minutos más tardes la morocha descendía por las escaleras de su casa y fue directo a la cocina donde escuchó a sus padres conversando, saludó a ambos, se sirvió una taza de café y se sentó junto a Teresa que tomaba mates con Mario.

-M: que tal dormiste Florcita? -le preguntó su padre mientras le pasaba el mate a su mujer-.

-F: increíblemente bien, siento que descansé todo lo que no venía descansando estos últimos días con todo el tema de la mudanza, me siento renovada

-M: que bueno hija, tu cuarto te pareció cómodo? Nosotros no quisimos meter mucha mano viste, son tus cosas, tu privacidad

-F: está bien papá, esta es su casa, y yo soy una inquilina temporal, pueden hacer lo que ustedes quieran

-T: pero como se te ocurre eso Flor, ese va a ser siempre tu cuarto, tu espacio, nadie lo va a tocar

-M: eso es cierto, podes quedarte todo el tiempo que quieras, no es necesario que busques otra cosa, esta siempre va a ser tu casa

-F: lo sé, pero ya estoy medio mayorcita, y siéndoles sincera, en todos estos años me he vuelto bastante quisquillosa con algunas cuestiones de la cotidianeidad, no quiero romper una armonía ni mi relación con ustedes -comentó Florencia con un deje de broma en sus palabras-.

-T: no digas eso hija, eso no pasaría nunca, nosotros estamos muy felices de tenerte acá

-F: era un chiste mamá, me encanta estar acá con ustedes, pero como ya les he dicho en otras oportunidades, necesito mi espacio, mi lugar, igual hasta que arranque con el hospital y este todo un poco encaminado no voy a irme, me van a tener de inquilina por unos meses seguro

-M: nada nos hace mas felices que eso Florcita, y mas felices nos hace tenerte acá, te mudes o no, no se compara estar a unas cuadras de distancia, que estar a cientos de kilómetros

-T: tu padre tiene razón, por mas que no vivas en casa, tenerte en el pueblo ya es el mejor regalo de navidad que nos podrías haber dado

-M: hablando de navidad, ya sé que anoche hablamos de hacer algo sencillo para las fiestas, entre nosotros, pero me quedé pensando, una idea nomas, si no les gusta no pasa nada, solo se me ocurrió, digo, como este año va a ser distinto y Florcita va a estar acá..

F y T: anda al punto! -dijeron madre e hija a la vez, desesperadas por el divague de Mario-

-M: bueno bueno, a eso iba, se me ocurrió que para navidad si podríamos hacer algo más sencillo e intimo entre nosotros, pero pensaba que capaz para año nuevo podríamos organizar algo un poco más arriba, creo que tenemos muchas cosas por agradecer y pedir para el año que viene y quizás hacerlo con nuestros amigos sería algo lindo, además podemos festejar la vuelta de Flor, no sé, que dicen?

-T: a mi me encantaría, hace mucho que no cenamos con nuestros amigos, y Flor hace mucho que no ve a las chicas, podríamos charlarlo, que pensas hija?

-F: -se había quedado pensando en lo que su padre propuso- si, podría ser...

-M: que pasa hija? No te gusta la idea? Solo decía, si no te parece hacemos algo entre nosotros nomas

El hilo rojo del destino. FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora