Capítulo QUINCE - Primera parte

28 2 2
                                    

Un par de horas mas tardes las dos amigas se encontraban sentadas en el sofá de la casa de la colorada tomando una refrescante cerveza, el reloj marcaba las 8 de la noche, el día había pasado volando entre cajas y embalaje, a Jazmín le había hecho bien pasar el día junto a su rubia amiga, la ayudó no solo a dejar casi todo listo para la mudanza, si no también para no pensar mucho. Le había prometido a Melina contarle sobre su pasado, llevaba varios minutos pensando en eso y prefirió no darle más vuelta al tema, interrumpió el relato de la rubia -el cual no estaba prestando mucha atención-

-M: ... y por eso le dije que la próxima vez..

-J: Florencia Estrella se llama.

-M: -la cara de la rubia era un signo de interrogación viviente- quien?

-J: la chica de la foto que encontraste ayer antes de irnos al evento, su nombre es Florencia Estrella. -terminó esa frase largando un gran suspiro-

-M: ah, veo que me estabas escuchando atentamente eh. – comenta la rubia con humor tratando de sacarle un poco de peso al tema-

-J: perdón Mel, tenía el tema en la cabeza y si no te lo tiraba así no iba a arrancar más.

-M: perdón las bolas, estoy bromenado, estaba esperando que vos empieces, no quería presionarte, sabes que soy todo oídos para lo que quieras contarme.

-J: pfff, la verdad es que no sé por donde empezar, es una historia larga.

-M: -agarrando las manos de su amiga y mirándola a los ojos dándole ánimos- podes empezar por el principio, o por donde vos creas necesario, yo prometo no interrumpir a menos que sea necesario.

-J: - le sonríe- gracias. Bueno, como te dije, su nombre es Florencia Estrella, nos conocimos hace muchos años, en el jardín de infantes para ser más precisa, si, hace muchísimo, allá en Córdoba en el pueblo donde vivo al ser tan pequeño el lugar es normal hacerte amigo de alguien de pequeño y conservarlo para toda la vida, algo de eso nos pasó a nosotras, desde el momento cero las dos fuimos inseparables, si no fuese porque ella era morocha y yo colorada, te diría que todos pensaban que éramos gemelas, todo lo hacíamos juntas, cuando algún chico peleaba a alguna la otra la defendía, compartíamos desde los juguetes hasta la comida, los fines de semanas nos quedábamos a dormir una en la casa de la otra, podría decir que fue una de las épocas mas lindas de mi vida. -sin darse cuenta los ojos de la colorada comenzaban a llenarse de lágrimas-

-M: eso es hermoso Jaz, ojalá yo hubiera tenido un vínculo así de pequeña.

-J: si, fue hermoso, pero no todo fue color de rosas -se limpia una pequeña lágrima rebelde que caía por su mejilla- en el jardín de infantes y los primeros años escolares todo era lindo, dos mejores amigas creciendo y compartiendo todo juntas, teníamos un gran grupo de amigos, pero nosotras teníamos nuestra burbuja aparte, nuestro mundo, todos decían que teníamos una conexión especial, nuestros padres bromeaban con que nos habían separado al nacer -esto ultimo lo dijo con una pequeña sonrisa en los labios-, en fin, lo estoy haciendo medio largo, no?

-M: para nada amiga, todo lo que quieras contarme yo te voy a escuchar, asique habla todo lo que vos quieras.

-J: bueno, vamos al punto, como te contaba los primeros años todo era lindo y color de rosas, íbamos creciendo, aprendiendo cosas, descubriendo quienes éramos, pero siempre una al lado de la otra, todo lo hacíamos juntas. Pero cuando empezamos la escuela secundaria las cosas empezaron a cambiar un poco, viste que la adolescencia es una edad complicada para todos, los primeros "amores", las peleas con los padres, la etapa rebelde, empezar a salir de noche, todo eso. Si bien nuestra relación seguía siendo la misma, yo comenzaba a sentir ciertos cambios, sobre todo en mí, empecé a sentir cosas que no sabían bien que eran, si veía a Florencia hablando con un chico me ponía de mal humor, cuando me cancelaba algún plan por salir con alguien más yo terminaba encerrada llorando en mi cuarto, la trataba mal y ese tipo de cosas, siempre que me contaba que le gustaba alguien me costaba un montón disimular mi cara de molestia, por un lado pensaba que era por la relación que teníamos nosotras que éramos inseparables, y pensaba que quizás ella podía cambiarme por alguien más, creía que eran "celos de amistad", con el tiempo me di cuenta que evidentemente no eran simples celos de amiga, había algo más atrás de todo eso.

El hilo rojo del destino. FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora