Capítulo QUINCE - Tercera parte

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La morocha salió de la habitación y Jazmín pudo largar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo, se metió al baño nuevamente y se vistió, luego de unos minutos bajó a la cocina donde su madre y su amiga charlaban alegremente.

-C: se te extrañaba por acá Florcita, pensé que vos y la Colo se habían peleado.

-F: creo que no existe motivo en el mundo para que nosotras nos peleemos, podemos desencontrarnos, alejarnos o desconectarnos, pero nunca nos pelearíamos en serio.

-C: me alegra mucho saber eso, sos muy especial para mi hija, hoy cuando vino a decirme que venías volví a ver ese brillo en la mirada que tiene cuando están juntas.

-F: ella también es especial para mí, es mi persona favorita en el mundo, pero no se lo digas porque si no se agranda -esto ultimo lo dijo con una pizca de humor-

-J: tarde, ya lo escuché, no hace falta que me diga nada -entrando a la cocina y abrazando por los hombros a su amiga-

-F: que pasa Del Río? -devolviéndole el abrazo por la cintura- Clara, no le enseñaste que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?

-C: -rodando los ojos- no empiecen ustedes dos, vayan para arriba que en un rato les llevo la cena.

-J: te dije que no iba a querer ayuda.

-F: lo sabía, pero alguien tenía vergüenza de andar en paños menores frente a mí.

-J: -ruborizándose- no jodas, vamos para arriba.

-F: ahora si queres ir arriba, eh -haciendo gesto de provocación con las cejas-

-J: Dios santo, sos imposible Florencia!

-F: que carácter tiene tu hija Clarita, eh! -elevando la voz y yendo detrás de Jazmín que ya se había ido en dirección de las escaleras- dale, no te enojes Colito, te estoy jodiendo.

-C: -suspirando y negando con la cabeza- si estas dos se dieran cuenta, dejarían de perder el tiempo...

Ya se encontraban las dos en la habitación de la colorada, Florencia no desaprovechaba ni un momento para molestar a Jazmín, así era su relación, la morocha hacía enojar a la colorada y después se encargaba de que se le pase el enojo a base de cosquillas, abrazos y besos en la mejilla, por un momento parecía que no había pasado el tiempo entre ellas, todo era como siempre, es como si no hubieran existido esas 2 semanas en las que no se hablaron, ni las semanas previas en las que Jazmín se había ido de viaje.

-J: bueno basta de boludear, me vas a contar que te dijo el imbécil de Daniel?

-F: de verdad querés hablar de eso ahora? Estábamos bien -bufó la morocha-

-J: Si estamos bien, pero no tan bien, quiero terminar el tema, por culpa de ese pelotudo estuvimos distanciadas un montón.

-F: si lo sé, y te pido perdón, en gran parte fue mi culpa -bajó la mirada con tristeza-

-J: -tomándole el mentón y haciendo que la mire a los ojos- ey, no, no fue solo tu culpa, yo soy bastante impulsiva también, y me dejo llevar por lo que siento en el momento, las dos tuvimos la culpa por dejar que pase el tiempo, pero es más fácil echarle la culpa a él, no? -sonriéndole de medio lado-

-F: si, tenes razón, es más fácil echarle la culpa, me prometes que nunca nos vamos a pelear por un chabón? -mirándola fijo a los ojos-

-J: te lo prometo por la garrita, por mi parte quédate tranquila que eso no va a pasar nunca -al darse cuenta como sonó esa frase se arrepintió- lo digo porque nunca pondría un romance por encima de nuestra amistad.

El hilo rojo del destino. FlozminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora