La morocha sostenía entre sus manos aquella vieja foto donde se la veía muy sonriente junto a una colorada que supo ser en su momento el centro del mundo de una Florencia de 17 años, y que por cuestiones de la vida (o al menos así lo justificaba ella) sus destinos terminaron separándose, dejando a una Florencia con el corazón totalmente destrozado.
Pensándolo 10 años mas tardes, a la Estrella no le parecía tan grave lo que sucedió en su momento, pero no podía culparse, ella era una simple adolescente cuando pasó todo, por lo que prefirió la salida fácil en lugar de afrontar todo lo que sentía en ese momento, tenía todo listo para irse a Buenos Aires a cumplir su sueño, y en aquel entonces era una muchacha demasiado influenciable, eligió enterrar cualquier recuerdo relacionado a su relación con la colorada, y con el correr de los años creyó haber superado todo lo que en algún momento llegó a dolerle tanto.
Guardo la foto en su lugar y se encaminó hacia el baño de su habitación para poder darse la ducha relajante que tanto necesitaba, había sido un día de muchas emociones, se sentía cansada físicamente por el viaje y el desempaque de sus cosas, pero sobre todo se sentía mentalmente agotada. Abrió la canilla de la bañera y espero a que ésta se llenara, agrego algunas sales marinas y prendió unas velas aromáticas para hacer el ambiente mas ameno, para la suerte de Florencia, sus padres se habían encargado de equipar todo su baño con cualquier cosa que ella necesitara. Una vez que el agua supero poco mas de la mitad de la bañera se dispuso a sacarse la ropa y meterse en ella, se sumergió en el agua y relajó todos sus músculos, sintió como poco a poco toda la tensión y las emociones del día iban bajando su intensidad, y lentamente podía tener un poco de tranquilidad.
Casi una hora mas tarde y con la energía totalmente renovada, la morocha salía del baño con una bata en el cuerpo y una toalla en la cabeza, se dirigió hasta su cama donde había dejado una muda de ropa de entrecasa para ponerse, antes de vestirse se hidrato la piel con crema humectante, si había algo que le encantaba a Florencia era cuidar su cuerpo y su piel, si bien no era una obsesiva con las comidas y demás, era fiel creyente que un cuerpo saludable era sinónimo de una mente saludable.
Ya vestida y mucho más relajada observó la hora de su celular y eran las 19 hs., como aún era temprano para cenar creyó que era un buen momento para llamar a Juan y Sofía, desde que había llegado no había contestado ni siquiera los mensajes que le habían mandado, opto por llamar primero a su ¿ex? novio, si llamaba primero a su amiga sabía que iba a tardar demasiado hablando con su ahijada, asique le mando un Whatsapp avisándole que luego de llamar a Juan haría una videollamada con ella y la pequeña Miel, una vez enviado el mensaje marcó el número de Juan, luego de tres tonos el muchacho la atendió.
-J: ¡hola hermosa! ¿Como estas?
-F: hola Juanchi, mejor de lo que pensaba, perdón que no te contesté ningún mensaje, llegué del aeropuerto a la casa de mis papas y me puse a ordenar el equipaje, ¿vos cómo estás?
-J: no pasa nada Flor, no tenes que pedirme perdón, supuse que así sería, yo bien, extrañándote ya, ¿cómo andan tus viejos?
-F: super felices, imagínate, después de casi 10 años tienen a su hijita viviendo con ellos de nuevo, acá pareciera que el tiempo nunca pasa, es increíble como desde que pise este lugar pareciera que nunca me hubiera ido
-J: no me puedo imaginar todas las emociones que debes tener, y eso que recién llegaste, y seguro Mario y Teresa deben estar saltando de la felicidad, y contame un poco, ¿ya hablaste con Virginia o Carla? ¿Saben que volviste?
-F: no, no he hablado con nadie, como te dije ni bien llegue charlamos un poco con mis viejos, después me puse a ordenar un poco todo y me di una super ducha relajante, con Virginia y Carla no he hablado, ellas sabían que venía a pasar las fiestas pero ni se imaginan que esto es casi permanente
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El hilo rojo del destino. Flozmin
FanfictionUn hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar el tiempo, el lugar o la circunstancia. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca puede romperse. Así como lo dice una leyenda oriental, todos estamos c...