Cuarenta y cinco

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Mateo

Al cabo de unos minutos llego mi taxi que me dejo justo frente al bar en el que nos habiamos visto por ultima vez, donde habiamos decidido no seguir mas con nuestra relación...

Dude mucho antes de entrar, tenia miedo de encontrarme con algo que no queria.

Despues de unos segundos de reflexión, pensé que era lo mejor, tenia que hacerle frente a la situación. Ya eran casi las 7 asi que esperaba que no se hubiera vuelto a su casa, en realidad esperaba que me dijeran que ya no trabajaba ahí, pero no sabia si eso iba a ser posible.

Tome aire y entre, practicamente chocando con ella al abrir la puerta.

Me miro perdida, estaba bastante deteriorada, flaca, al parecer colocada, con unas ojeras importantes y cara de cansada. Le costo entender la situacion, parecia que no me reconocia...

— Tati... — solté agarrandola de los brazos para que no se cayera, ya que el impacto del choque nos había tambaleado

— ¿que... que haces aca? — preguntó sin entender nada

— ¿estas bien? — cuestioné yo preocupado

— no... si... si... estoy... si...

— ¿ya te vas? — pregunté tranquilo

— si... me voy... a mi... me voy a mi casa...

— okey... te acompaño... ¿queres?

— si.... digo... no... no te hagas problema...

— mejor que si... vamos... — sonreí abrazandola por los hombros

Caminamos unos cuantos metros hasta llegar a la parada del bondi y nos sentamos en silencio a esperarlo

— ¿por qué... viniste? — preguntó mirandome a los ojos

— porque hicimos las cosas mal y hay que arreglarlas... — le respondí apoyando su cabeza sobre mi hombro

Ella solo asintió suspirando y se quedo mirando a un punto fijo hasta que el bondi aparecio ante nuestros ojos.

Pague los dos boletos y me senté a su lado en una de las últimas filas. Me rompia el corazon verla tan fragil, tan descuidada. Y mas me dolia no haber estado para ella en toda esta mierda que estaba pasando.

Es que no se, en que estaba pensando cuado la deje, a ver que mis razones tenia... pero aun asi... es el amor de mi vida... no tenia que dejarla de esa forma

Llegamos a su casa, abrio la puerta en silencio y se hizo a un lado para dejarme pasar.

— me voy a bañar... — soltó mirandome para que subiera las escaleras

— esta bien... te espero aca... — susurre sentandome en su cama

Me quede revisando mi celular hasta que la vi llegar con una tolla enrollada en su cabeza y una de las tantas remeras mias que habian quedado en su casa

— facheraza... — sonreí cuando la vi sentarse a mi lado

— siempre... — asintió sonriendo sin mostrar las dientes

— ¿como estas? — pregunte mirandola a los ojos y quitando un mechon que cubria su cara

— mal... — respondió ella con los ojos cristalizados

— yo... perdon... — susurre despacio

— yo tambien la cague ocultandote todo... es que era tanto... y no queria meterte en toda esa mierda. Ya me habias ayudado demasiado, no te correspondia a vos lidiar con todo eso...

TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora