S e i s

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Tatiana

— Nos vemos a la noche amor... — me saludo mi mamá dejando un beso en mi cabeza antes de irse a trabajar

A mí me faltaba poquito para eso también, pero todavía estaba desayunando y mentalizándome para pasar las proximas 8 hs en un chino de mala muerte atendiendo a las mismas viejas de siempre

@mateo.palacios ha comenzado a seguirte

— el morocho — pensé comenzándolo a seguir y stalkeando un poco su perfil

Tenía algunas fotos tirando facha y muchas otras con su novia. Al parecer se llamaba candela y era re linda la wacha.

Rubia de ojos claros, por lo que parecía se vestía con ropa cara. Pensé que ese pibe no era de chetitas y esta si no se llamaba milagros o pilar pegaba en el palo.

Revise mi perfil para ver con qué se iba a encontrar Mateo al stalkearme. Era un tic de mierda que tenía prácticamente cada vez que alguien me empezaba a seguir y luego me dispuse a terminar de prepararme porque sino iba a llegar tarde.

— buen día... — salude a mi jefe que parecía cualquier cosa menos eso. Era un chino con ojotas, bueno todavía no tenía muy claro si chino, coreano o japonés o de donde corno era pero para mi si tenías rasgos asiáticos eras chino y punto.

— talde — me dijo con mala cara

— que chino ortiva... — pense mientras le sonreía falsamente y me ponía detrás de la caja para empezar a cobrarle a las mismas viejas que se quejaban del calor o del dólar todos los días

— lepone calamelos — me ordenó el chino que tenía un nombre en chino que claramente no sabía pronunciar

Ya me daba vergüenza ajena dar esos caramelos rancios y duros porque supuestamente no teníamos monedas. Cosa que era mentira el chino ratón se las re encanutaba.

Repuse los caramelos para que no me echaran y después me comí uno a escondidas porque sino shinshujan se enojaba. No se llamaba así, pero tenía cara de shinshunjan así que yo en mi mente le decía así.

— ¿te puedo dar 2 caramelos por el peso? — pregunte sin tener ya idea ni de a quien estaba atendiendo, solo me quería ir a la mierda

— si, yo quiero caramelos — escuche la voz de un nene

— si esta bien...

Esa voz me resultaba demasiado familiar...

— ¿que haces acá? — pregunte sorprendida dándole un par de caramelos más a el nene

— tati... uhh... soy re colgado... ni me había dado cuenta que eras vos...

— hola... — sonrei

— lo estoy por llevar a mi hermano a la casa de un amigo que vive por acá cerca y bueno... vimos el chino y nos mandamos a comprar unas galletitas y una choco...

— ahh... está muy bien... — le sonreí al nene que estaba luchando por no ahogarse con los caramelos

— ¿terminas muy tarde acá? — me pregunto Mateo clavando su mirada sobre mis ojos

TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora