Capitulo 2 | ¿Gracias?

2.8K 237 0
                                    


Annie 


La tensión entre ambos era tan delgada que podría cortarse fácilmente con un cuchillo de esos de juguete, ya era hora de irse a dormir, Billy ya se había ido a acostar, solo estábamos Jacob y yo sentados en el sillón de la sala, completamente callados y sin nada que decir, finalmente levantó la cabeza y me miro antes de comenzar a hablar:

— Yo puedo dormir en la colchoneta del suelo, tu puedes ocupar la cama — se rascó la nuca — no creo que sea muy cómodo el suelo 

— Pero es tu cuarto — comenté — yo debería de dormir en el piso 

— Pero no creo que quieras dormir en el suelo — enchueque el gesto — ¿entonces?

— Bien  — suspiré, se hizo el silencio de nuevo — ¿ya nos vamos a dormir o seguiremos callados? — cuestioné 

— Vamos — se levantó y lo seguí 

Jacob acomodó la colchoneta en el suelo y jaló una cobija para taparse, me prestó un pantalón de pijama y una playera que me llegaba más abajo de las rodillas, me acomodé en la cama y cuando mi cabeza tocó la almohada caí dormida.

Sentía viento en mii rostro, pero era ligero, como si alguien estuviera suspirando cerca de mis mejillas, el aliento era frío y con aroma desagradable, sacudí varias veces la cabeza dentro del sueño. 


Había dos lobos, corriendo uno junto a otro, jugaban en el pastizal donde se encontraban, de repente se les unieron más, un lobo grande y negro iba a la cabeza de todos, a sus lados corrían un montón de personas con los ojos amarillos, parecían correr contra algo, de repente lo vi, esos ojos rojos y esa sonrisa macabra, era el hombre de mis pesadillas, sonreía con maldad y cinismo mientras hacia señas a las personas a lado suyo, varios de ellos corrieron en dirección a los lobos, lo siguiente que vi fue sangre, roja y espesa correr por el pasto, mientras los lobos y las otras personas yacían en el suelo con los ojos vidriosos, sin vida. Después me miró, se fue acercando más a mi hasta que sentí sus manos en el cuello.

Lo último que escuché fueron las risas macabras de aquellas personas antes de gritar y despertarme con alguien sacudiéndome de manera brusca, abrí los ojos, la luz estaba encendida y Jacob me miraba entre asustado y preocupado, toqué mi rostro, estaba bien, estaba viva, solo había sido una pesadilla, una maldita pesadilla.

— Hey — habló — ¿Estás bien? 

— Yo.. lo siento, fue una pesadilla, las tengo a menudo — me llevé las manos al cuello — lamento haberte despertado 

— Está bien — mencionó sentándose en el borde de la cama — Con que las tienes a menudo ¿he? 

Asentí avergonzada, no me gustaba hablar de mis pesadillas con nadie, a veces era mejor olvidar todo para no revivir el recuerdo.

— ¿Quieres que me quede despierto? — negué con la cabeza

— Estoy bien, en serio Jacob — froté mis manos — solo suelo tener una por noche 

— ¿Quieres hablar de ello? — dudé en si contarle o no lo que había soñado

Casi nunca hablo sobre eso, prefiero escribirlas en una hoja de papel y luego prenderles fuego, así me aseguraba de que mis pesadillas arderían en el infierno junto con toda la porquería del ser humano.

Terminé hablando con el sobre mi pesadilla, le expliqué con lujo de detalle el brillo en los ojos de las personas con túnicas negras, esos ojos que parecían muertos, por primera vez en mucho tiempo sentí una clase de liberación, en ese momento descubrí algo que no creí que fuera posible, descubrí que había una manera de sentirme mejor luego de una pesadilla, que quemarlas no era la única manera de liberarme, hablar con Jacob me trajo paz interior, el escuchó todo el tiempo, no dijo nada hasta que terminé, dijo que entendía el miedo que sentía, el me contó sobre el accidente de auto en donde había fallecido su mamá, que aún soñaba con que estaba en el carro y de la nada algo la chocaba — aunque el no hubiera estado en el carro en ese momento —, al final terminó abrazándome y diciendo que era un sueño, que esas cosas no existían, me hizo recordar a cuando era pequeña y tenía pesadillas, mamá entraba al cuarto a consolarme y abrazarme, me dio un poquito de risa que Jacob se estuviera pareciendo a mamá en este momento pero mejor me la aguanté para no arruinar el momento.





***


Regresé a mi casa una vez terminamos de limpiar el patio, mamá y papá no estaban — como lo suponía —, para estos momentos deberían de estar en los Ángeles para resolver su caso, odiaba cuando se iban a trabajar, podían tardar semanas en volver, a veces hasta meses. 

Lo cual me dejaba — una vez más — completamente sola.

Me puse a hacer mi tarea y a revisar algunas cosas menos importantes, era invierno por lo cual estábamos en vacaciones,  ordené en mi cabeza lo que había sucedido anoche, no sabía si había sido un sueño o si había sido real, cuando desperté lo pude comprobar, ya que el estaba sentado en la silla de su escritorio con unas ojeras moradas en el rostro, me dijo que no había dormido en lo que restaba de la noche por si tenía otra pesadilla, se lo agradecí.

Lo que pasó anoche cambió el concepto que tenía de Jacob Black, es buena persona, solo diré eso por ahora.

Hace unos meses los Cullen se habían ido del pueblo, lo que fue un alivio para la tribu, ellos nunca vinieron por aquí, realmente nunca los vi merodear por la reserva, de alguna manera nosotros tampoco íbamos a su terreno, era una clase de tratado, si ellos respetaban lo nuestro, nosotros respetábamos lo suyo.

No es tan extraño como suena, solo es un poco... diferente y anormal

Las horas pasaban y pasaban, el incidente de anoche me dejó pensando, no me dejaba concentrarme, ¿Qué debería hacer ahora? ¿Darle las gracias?




MANIAC | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora