Capítulo 2 | maldita b..

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Soledad 

Frío 

Miedo

Palabras cortas, de pocas sílabas, y que representaban el como me sentía en ciertos días de mi vida. 

Estaba recargada contra la pared mientras golpeaba mi cabeza contra la misma, me faltaba el aire, no podía respirar, lloraba de manera descontrolada, rasguñaba mis piernas y sanaban al instante, tenía miedo, miedo de lo que estaba por suceder.

Iban a morir muchos, y los seguía viendo, las cosas rondando por encima de sus cabezas como buitres esperando matar a su presa, lo había visto antes, en las personas que se iban, en las que morían. Y las veía en Mac, en Embry, en Emily, en Sam, en Quil, en Jared, en Jacob.... en mi Jake. 

Grité, una y otra vez, suplicaba a Dios en mis adentros, implorando piedad, suplicando que me dejaran en paz, esas voces, las sombras, los augurios de muerte, quería que se callaran, todos, que me dejaran sola, tranquila, quiero ser normal, una maldita adolescente normal. 

La puerta se abrió de golpe, el chico moreno y la chica salvaje entraron, por primera vez en la semana que llevaban aquí pude ver preocupación real en sus rostros, no los escuchaba, veía que movían sus bocas, pero no emitían sonido alguno. 

No había rastro de la pelirroja por ningún lado. 

Me tomaron en brazos y sentí el viento chocar contra mi cara a la vez que las voces se intensificaban, estaba cansada, harta, quiero que se detengan, quiero que paren, quiero descansar. 

No escuchaba nada, pero me pusieron en una mesa, Mac estaba ahí, Sam igual, estábamos en casa de Emily. 

El audio regresó como si le hubieran quitado el mute a una televisión. 

¡Carajo Mactzil haz algo!  — no entendía lo que decían, los demás tampoco 

¡¿Qué mierda quieres que haga?! ¡No se como esconderla ni como hacer que se detenga!

¡Eres una bruja, deberías de saberlo!  — gritó Carlos 

¡NO ME DEJARON APRENDER MALDITA SEA! 

Están cerca 

Ya vienen 

Vienen por ti

Por ellos 

Todos estarán muertos para cuando acabe el invierno 

La niña bastarda será la primera 

Y luego irá él 

— ¡CALLENSE! — grité — ¡CALLENSE DE UNA BUENA VEZ! 

Perdí el control, vi todo borroso, mi sentido de la audición comenzó a tambalearse, mis ojos iban de un lado a otro, caí de la mesa, me arrinconé en una esquina, miré a Mac, y grité, grité como nunca lo había hecho, sentí mis cuerdas vocales rasgarse un poco y mi garganta quemaba, me comenzó a doler la cabeza, tenía mucho calor, pero no me estaba transformando, solo sentía que mi temperatura se elevaba de manera apresurada. Las sombras que rondaban encima de las cabezas de mis amigos comenzaron a gritar en respuesta, solo yo las veía, me callé un momento y volví a gritar, vi a Carlos taparse los oídos y caer al suelo al mismo tiempo que Catalina se arrodillaba con el para darle soporte a su cabeza, no reconocía mis propios gritos, eran aterradores. 

Por fin quedé exhausta, mi garganta no podía más, estaba agotada, no tenía aire suficiente en mis pulmones, pero no me sentía mal, me sentía extraña, como nunca antes me había sentido. 

El dulce sabor de la libertad 

¿Así se siente? 

Emily se acercó corriendo, me tomó de las mejillas y dijo algo que no entendí, me arrojaron agua a la cara y sentí reaccionar. Sam hablaba por teléfono con alguien, a Carlos le sangraban los oídos, Catalina susurraba cosas en español, creo que estaba rezando, tenía la mitad del rostro llenas de manchas de jaguar y la otra mitad estaba llena de pelo gris. 

Carlos comenzó a reír de una manera desesperada, de un momento a otro ya se estaba carcajeando, a Catalina se le relajó el rostro y las manchas y el pelo desaparecieron.

— Eres una maldita banshe — volvió a reír — Una maldita banshe 

¿Qué?  







































Tuve un poquito de inspiración y escribí esto, espero les agrade </3

MANIAC | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora