Capítulo 3 | ESPECIAL PT1

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Cata.M


Conocí el abandono cuando era pequeña, mis padres eran gente de la clase media alta, aunque claro, es México, y para la época, ser de ese estatus social era casi un privilegio, vivíamos en un pequeño pueblo en Sinaloa, un "pueblo mágico". "Cosalá". Amaba mi pueblo, mi hogar, hasta que mis transformaciones comenzaron a manifestarse. 

No sabía lo que pasaba, ni como sucedía, hasta que mamá y papá hablaron conmigo, era un crimen, un secreto a voces en el mundo de lo desconocido, mamá era una mujer jaguar, papá era un hombre lobo, no sabían el origen de esto, pero suponían que había sido una maldición que se les impuso a sus familias y descendencia a lo largo de los siglos, y ellos decidieron hacer de esa maldición algo mucho peor. 

Me tuvieron a mi. 

Un ser incapaz de ser controlado. 

Un mounstro. 

Una niña atrapada en el cuerpo de una bestia. 

Era un secreto a voces en las familias de ambos, ya que nunca conocí a mis primos, tíos o abuelos, de ninguna parte de mis padres, solo éramos nosotros 3, un equipo, que salía adelante de las crisis y que todas las noches contaba historias fantásticas en la sala con un tazón de palomitas y refresco en la mesita, pero dejó de ser así cuando esto se manifestó. 

Tenía a lo mucho 5 años, iba en un kínder público del pueblo, ataqué a un compañero, y lo herí de gravedad, muchos niños que habían presenciado la pelea dijeron que mis uñas eran largas, como las de un jaguar, y que mis ojos eran iguales a los de un lobo, mis maestras no les creyeron, dijeron que yo lo herí con un lápiz, o algo así, realmente no lo recuerdo. 

Mamá y papá comenzaron a educarme en casa, con la esperanza de que pudieran controlarme algún día, ese día nunca sucedió, jugaba con los gatos de los vecinos, pero era muy brusca, llevaba animales muertos a la casa cuando las transformaciones se hicieron presentes a cuerpo completo. Era una aberración, manchas de jaguar, pelaje y ojos de lobo, complexión felina y mandíbula canina, era una mezcla, a ojos de papá era lo más hermoso que pudieron haber creado, pero mamá... ella lloraba cada vez que me observaba. 

Entonces llegaron mis hermanos, dos mellizos preciosos, y normales, no eran una mezcla, eran como mamá, "normales" para ella. 

Cuando cumplí once cometí un crimen, muy alto, e imperdonable, me castigué por ello, y al día de hoy lo sigo haciendo, yo tenía diez, y mis hermanos 4, los dejaron a mi cuidado mientras mis padres iban al centro. 

Un turista de los muchos que recibía Cosalá entró a mi casa, tal vez buscando un baño, o alguien que lo atendiera, ya que mis padres vendían artesanías en la entrada, y siempre estaba abierto, me asusté al verlo entrar e inmediatamente puse a mis hermanos detrás de mi, ambos habían comenzado a presentar síntomas de transformación, eran pequeños jaguares negros, como mamá, y al asustarse se transformaron y corrieron a esconderse. 

Hay gente mala en el mundo 

Solo sentí un golpe en la nuca, estaba aterrada, ese hombre, ese maldito hombre, iba tras mis hermanos, y yo estaba tirada, en el suelo, por un golpe en la nuca, siendo tan incontrolable como decía mamá, y tan peligrosa, pero no podía proteger a mis hermanos, no los podía ayudar. 

Vi como el tipo regresaba con un pequeño jaguar negro en los brazos, hecho bolita y sin moverse, el otro estaba debajo de la alacena, temblando de miedo, viendo como el hombre extranjero sostenía a su mellizo del cuello, analizándolo, como si esperara que volviera a ser un niño pequeño, humano. 

MANIAC | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora