celo con el enemigo

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Jisung despertó entre los fuertes brazos del alfa. Todo estaba bien hasta que recordó la marca en su cuello y se dió cuenta de que seguía desnudo... ¡y que también Minho estaba como llegó al mundo!

El rostro del omega en esos momentos era más rojo que el color de su piel normalmente. Y que entre sueños Minho lo acercará más a su cuerpo no ayudó.
Por el momento pensaba que su alfa seguía dormido hasta que recibió un beso en la nuca que despertó todos sus sentidos y erizó su piel.

- Buenas ¿noches?- la voz ronca del azabache tampoco ayudaba.

Todo estaba oscuro, sólo entraba por la ventana la luz de las calles.
Más besos llenaron la morena piel de Jisung y su lobo se sentía como un cachorro yendo para todos lados agitando la cola.

- ¿Tienes hambre?- cuestionó Lee rozando sus labios contra la piel ajena.

A Han le avergonzaba admitir que a pesar de tener hambre no quería que el alfa dejara de abrazarlo, le encantaba el calor que emanaba el otro y cómo lo cobijaba con dulzura.

- No.- mintió.- ¿Tú tienes hambre?

Giró para quedar de frente al azabache, quien estiró su brazo y encendió la lámpara sobre la mesita.
Las grandes manos del castaño acunaron las mejillas del contrario y unió sus frentes acariciando ambas narices con cuidado.

- Sí. Tengo hambre y ya sé que es lo que quiero comer.- el tono de voz sugerente que usó pareció no notarlo el menor.

- ¿Qué? Yo te lo preparo.- dijo inocente.

El contrario solo rió y negó con la cabeza. Besó castamente los suaves labios de su omega acariciando su expuesta cintura.
Sin pensarlo demasiado continuaron el beso uniendo sus pechos, sintiendo lo pegajosos que habían quedado, pero estaban lo suficientemente excitados como para no detenerse. Lee siempre había tenido una pequeña fantasía y obviamente la quería cumplir.

Con toda su fuerza de voluntad salió de la cama y fue hasta el baño para abrir la llave caliente y fría de la regadera. Regresó con el castaño y lo levantó de manera de que pudieran seguir besándose.

Entró con cuidado de no resbalarse con el menor en brazos y lo dejó en el mojado piso para después hacer que se apoyará de frente en la pared.
Comenzó a masturbarlo mientras restregaba su miembro entre los bronceados muslos de su omega.

- Ngh~ Minho.- gimió al sentir dos dedos de una sola vez abriéndolos como tijeras en su interior.- Se siente extraño~

El agua templada caía sobre ambos dándole un toque más caliente en el punto de vista del azabache.
Sacó sus dedos y los cambió por su adolorida erección.
La manera en que las paredes lo apretaban le hizo jadear extasiado, no esperó mucho para comenzar a moverse.

Sus pieles chocaban cada vez que embestía de nuevo. Las piernas del omega dejaban de responder y perdían fuerza a cada espasmo que atacaba su cuerpo.

Jisung sentía el usual cosquilleo en su pelvis avisándole de que se encontraba realmente cerca del orgasmo.
Lee llevó su diestra al miembro del menor para ayudarlo a terminar.

- ¡Minho!- aquel gemido fue más un fruto que seguramente los vecinos escucharon.

Han se corrió, el azabache embistió un par de veces aprovechando la manera en lo estaba apretando el menor y salió antes de venirse.
Toda su esencia manchó la espalda del otro.



En la mañana despertaron en ropa interior. Sonreían, se sentían llenos, felices con la compañía del otra y la sola idea de que al día siguiente la madre del omega regresaría los atormentaba.