epílogo;♡

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Lee volvía del trabajo, siempre puntual para llegar a comer en casa.

Apenas abrió la puerta pasos avanzaron apresurados hasta donde él estaba, preparado para atrapar entre sus brazos a su pequeño cachorro

- ¡Papá! ¡Me dieron una estrellita en la escuela!- atropelló las palabras para darse prisa.

- Muy bien, Channie.- felicitó dejando un sonoro beso en su mejilla, provocando las quejas del menor.

Se acercó hasta el castaño, que miraba sonriente como su hijo buscaba como enorgullecer a su padre. Dejó a su hijo en el suelo para saludar a su esposo.

Lo tomó de la cintura y besó sus labios. Un sonido de asco les hizo reír. A pesar de las nuevas de asco, al menor le gustaba ver a sus dos papás darse cariño.

Se reunieron en el comedor para comer. Desde que nació el pequeño Chan el omega dejó su trabajo de administración para poder pasar tiempo y cuidar de su hijo. La decisión la tomó cuando no quiso dejarlo, ya que se acostumbró tanto a estar con él que la idea de separarse se le hacía estúpida.

Además, el salario del alfa les permitía vivir más que cómodos.

- Sunggie.- con su dedo le pidió que se acercara.- Mañana entro en celo.- mordió el lóbulo de la oreja del menor.

Con la piel erizada y las hormonas alborotadas, intentó fingir que nada pasó ante la mirada inquisitiva de su hijo.

- Channie.- tomó su pequeña manita.- ¿Quieres ir a visitar a tu abuela Nayeon?

El pequeño pelinegro asintió efusivo. Amaba los días en que iba con una de sus abuelas, era un niño consentido. Pero él no comprendía el por qué de repente tenía que ir con ellas, incluso les preguntó pero nunca tenía respuesta.

- ¿Quieres un hermanito?

Jisung se atragantó con la pregunta "inocente" de su alfa, de nuevo su cachorro asintió emocionado.

- Así podré tener a alguien con quien jugar...- comenzó a enlistar lo que podía hacer con un hermano.- Mientras no sea niña.

Minho rió, a Chan nunca le agradó la idea de que haya una niña en casa.

- Pero papá quiere una princesa a la que mimar.- espetó el alfa con un gesto soñador.

El cachorro de inmediato se puso de pie y corrió hasta el regazo de su padre.

- Puedes mimarme a mí.- entre sus dos pequeñas manos sujetó el rostro del mayor.- Solo quiéreme a mí.

A Jisung le divertía ver a su hijo pidiendo no perder atención.

🍰

- Jisung.- la voz ronca acarició sus oídos.

Minho pegó su cuerpo por completo al suyo apenas cerró la puerta despidiendo a su hijo. El olor del alfa estaba cargado de feromonas.

Giró el menudo cuerpo, lo alzó por la cintura y lo apoyó sobre su hombro para llevárselo hasta su habitación.
El omega se encontraba muy excitado, el encantaba la manera en que actuaba su alfa cuando estaba en celo, siempre siendo duro pero cuidadoso.

Lo dejó caer sobre su cama. Se deshizo de su camiseta y su pantalón mientras se ponía encima de su esposo.

Partió la camisa y retiró los restos pata desnudar el pecho del menor, quitándole después los pantalones junto a la ropa interior.
Agarró sus manos y las acomodó por encima de su cabeza.

Besó sus labios algo tosco, las lenguas empezaron una batalla demasiado sucia. Se leía la prisa en sus acciones.

- Déjalas ahí.- no controló bien y usó su voz de mando sin querer.

Movió sus manos hasta los acanelados muslos, apretándolos a la vez que los llevaba hasta su cadera.
Simuló embestidas, friccionando ambos miembros con los dedos pellizcando los pezones de Jisung.

Olió el lubricante, eso bastó para que su lobo lo obligara a ir más allá.
Alineó su miembro contra la entrada y entró de una estocada certera, intentando llegar hasta el fondo desde el inicio.
Sin esperar repartió duras arremetidas, gemidos entrecortados por cada golpe y las pieles chocando eran la morbosa sinfonía que sonaba en la habitación.

El omega comenzaba a apretarse, anticipando el clímax. Minho bajó sus labios hasta su cuello, chupando para dejar huellas.

Sintió la espesa esencia de Jisung entre sus pechos, pero él continuó hasta que terminó. Vació su semilla dentro del omega, inflamando el nido.

Con el calor menos potente en el alfa, pudo dejar caricias y besos por todo el menor, susurrándole cosas bonitas al oído.
Ya sin el nudo, salió de su interior pero aún listo para hacerlo de nuevo.

Lo dejó boca abajo, elevó su cadera y entró igual que al principio.
Amasaba el trasero de Jisung dejándolo de un tono carmesí, agachándose para recorrer con su boca la espalda del menor, succionando y mordiendo pequeñas porciones de piel.

Levantó a Jisung hasta que quedara con su espalda pegada a su pecho, ambos sentándose sobre sus muslos.
Sus dedos acariciaban su vientre con pequeños relieves por las estrías del embarazo.

- Eres tan precioso.- halagó ronco en su oído.- Y eres mío.

Entre su mano sujetó la erección del omega, relantizando el ritmo de todo. Lamió desde el moreno hombro hasta la sien del menor.

- Dios, Minho.- jadeó desesperado.- Más rápido, fóllame bien.- suplicó reuniendo y bajando las caderas.

Sonriendo de lado, salió de su interior y jaló de Jisung a la orilla de la cama. Acomodó ambas piernas sobre sus hombros y arremetió con fuerza.

Los gemidos se interrumpían, palabras incomprensibles abandonaban sus labios. La cabecera golpeaba la pared a cada estocada que daba a Jisung.

Con un agudo gemido, arqueó su espalda y terminó en su vientre. Perdido con la estimulación junto a su orgasmo balbuceaba, apretando la sábana entre sus dedos.

Embestía certero, con su miembro entrando hasta el tope.
Volvió a masturbar a Jisung, este se retorció en su lugar, apretando su entrada por inercia con su mente nublaba por el placer.

Dos dedos se unieron al miembro de Minho, estirando su entrada más que nunca. Jisung estaba al límite de nuevo, con poco tiempo para explotar de nuevo.
Entonces el alfa mordió por encima de su marca, renovandola, y se corrió de nuevo.

Minho entró y salió un par de veces más, su nudo comenzaba a crecer anticipando que pronto terminaría.
Bajó las piernas de sus hombros para que no estuviera tan incómodo y terminó.

Lamió y besó la marca en la piel de Jisung.

- Te amo, Sunggie.- restregó su mejilla contra la del menor.

- Yo también.

Si Jisung no quedó en cinta con las primeras dos veces, seguramente sí con las del resto del día.

celo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora