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A la mañana siguiente Jisung se sorprendió al igual que su madre al escuchar el timbre a esas horas. El joven fue a abrir para encontrarse con el bajito con el mismo semblante serio que ayer.

Por unos segundos se perdió en el recuerdo de aquella bella risa que tenía aquel chico.

- ¿Quién es, Jisunggie?- la suave voz de su madre lo trajo de vuelta a la realidad.

La señora, al no recibir respuesta, rápida se decidió por averiguar por su cuenta. Su sorpresa fue enorme al ver a un alfa de aspecto imponente a pesar de su corta edad, además de que nunca supo que su pequeño tenía más amigo que Minho.

-¿No me lo vas a presentar?- preguntó ofendida.

Jisung se disculpó con la mirada antes de que su madre llevara a su nuevo amigo a la sala para hacer sabe qué cosas. Changbin prefirió acelerar el proceso pues paciencia es lo que menos tiene.

- Soy Seo Changbin, voy a la misma clase que Jisung y sólo somos amigos.

Hizo énfasis en la palabra amigos para espantar locas teorías de la mente de la madre del pequeño la cual lo miró complacida.

-¿Y Minho?

Jisung sintió un balde de agua helada ser volcado sobre él y su lobo bajó las orejas al escuchar ese nombre. No podría retrasar lo inevitable.

- Hablaremos después de eso, lo prometo. Ya es tarde.

Salió huyendo de su propia casa con un preocupado alfa detrás de él. Subieron al auto del pálido y este arrancó

-¿Te sientes bien?

- Sí. Sólo me preocupa su reacción...

Su lobo estaba al pendiente del omea mientras conducía. La mirada pacífica en el chico daba a entender que no volvería a ver la expresión triste en aquel rostro y él mismo se encargaría de eso.

Cuando apartaron cerca de la escuela Seo se sintió observado y estaba más que claro que el azabache era el duelo. El más bajo, con el afán de molestarlo un poco, se apresuró en bajar para abrirle la puerta al omega y éste le agradeció con su descomunal sonrisa.

Apenas iban a entrar a su aula cuando un tirón detuvo al castaño.

- Tú y yo vamos a hablar.- ordenó el azabache.

Antes de que Changbin fuera a actuar Han con la mirada le pidió que esperara.

- No tenemos nada que hablar.- dijo entre dientes para tirar de sí mismo para zafarse del agarre.

- Hablabas en serio con que no querías volver a verme.- dijo con falsa sorpresa.- Bien, yo no te voy a rogar.

Dicho esto se fue perdiéndose de su vista. ¿Qué pasó por la mente de Han? Fácil, se pregunta qué sucedió con el dulce chico que era su mejor amigo. Ahora sólo sentía repugnancia de aquel joven que desconocía por completo.

El castaño no se dió cuenta en qué momento Changbin sujetó su mano y lo guió hasta un asiento al ver que no se movía. El rubio en realidad estaba de acuerdo con su lobo en no dejar que el risueño perdiera su rasgo distintivo, su risa.

- Despierta ya, cachorro.- se quejó chasqueando sus dedos.

El nombrado sonrió en modo de disculpa y se olvidó de aquel azabache. No lo necesitaba ni ahora ni nunca.

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Las clases siempre son lo mismo, aburridas. Y aquellos jóvenes que nunca antes se habían dirigido la palabra no dejaban de murmurar cosas y reír.

- Si tanto les aburre mi clase para que estén hablando, pueden irse.

Se quejó su maestro, un beta que subestimó al rubio que inmediatamente acomodó sus cosas en la mochila- incluyendo las de Jisung- y salió del aula junto al omega que se veía tan confundido como el maestro.

-¿Por qué hiciste eso?- exclamó preocupado por lo que fuera a hacer su maestro.

- Era la última hora, no sirve de mucho.

Al mayor no le importaba el haberse salido de clase antes de la hora y Jisung no podía regresar. Por dentro su lobo daba vueltas y agitaba la cola con una chispa de emoción al ser una nueva experiencia.

No tenía ni la menor idea de a dónde se dirigía Bin, pero confiaba ciegamente en él. Por suerte el alfa no tenía la mínima intención de dañarlo.

Changbin se describe a sí mismo como un alfa diferente, pues él ni buscaba un o una omega para pasar el resto de su vida y el olor tan dulce solía causarle dolor de cabeza. Incluso el dulzor del aroma a gardenias y arándanos que portaba el castaño le incomodaba un poco.

-¿Me acompañas a recoger algo o te llevo a casa?- el alfa sabía que lo acompañaría pero tuvo la cortesía de preguntar.

-¡Voy contigo!

No fue largo el trayecto, pero para ignorar el silencio prefirieron encender la radio. El lobo del menor estaba pendiente de Chang, para el mal de Han su lobo se encariña demasiado fácil.

Se detuvo frente a una casa. El alfa sacó el celular y le tecleó un mensaje a su amigo.

Ya llegué, sal.

Está abierto, entra... cómo siempre lo haces.

No, vengo con alguien.

También puede entrar. Te voy a dar algo y quieres que salga. ¡Qué maleducado!

Podrían seguir discutiendo por mensaje por horas, pero eso no pasó porque su lobo le reclamó que no debe hacer esperar a un omega.

- Voy a tener que entrar, ¿vienes?

El lobo de Jisung quería seguirlo y acompañarlo a donde fuera, mientras que el sentido común le recuerdo que sería peligroso entrar a la casa de un desconocido acompañado de un alfa que apenas conoce que pudo fingir ser amigo suyo para...

Olvidalo, Jisung.

Asintió, ignorando todo el peligro que su sentido común le advirtió.

- Tranquilo, lo peor que te pasará ahí dentro son pellizcos en las mejillas.

El rubio entró como si fuera su propia casa y apenas cerraron la puerta detrás de ellos un grito asustó a Jisung.

-¡Changbin! ¿Es tu pareja?- escandalizó sorprendido.

Jisung lo escrutó. Por su olor a galletas recién horneadas era más que obvio que era un omega. Su piel era clara, pero no tanto como la del alfa.

- No.- su tono cortante no pareció hacer efecto con al omega desconocido pero si consiguió estremecer al de piel canela.- es mi amigo, Jisung. Dame lo que me tenías que dar, Jeongin.

El nombrado frunció el entrecejo disgustado por la mala educación de su primo.

- Alfa irrespetuoso.- gruñó entre dientes.- Soy Yang Jeongin.

El omega mayor lo apresó entre sus brazos para después agitarlo. Jeongin pasó aproximadamente diez minutos elogiando al castaño y lanzando señuelos para saber si era verdad que sólo son amigos.

-¿Me vas a dar por lo que me llamaste o no?- refunfuñó el alfa aburrido.

Yang sólo apuntó a la mesa donde reposaba una chaqueta de cuero negra. Seo se la probó inmediatamente. Su primo era el mejor, pero nunca se lo diría.

- Gracias...

- Oh por dios, te ves hasta guapo.- chilló Jeongin.- ¿Cierto, Sung?

El nombrado asintió con una sonrisa, de acuerdo con ese omega que ablandada muy rápido la máscara del alfa gruñón.

- Vámonos, cachorro.- le dijo el rubio después de despedirse.

El omega todo el camino miró al rubio. Realmente se veía bien con su portada de chico malo y no era un idiota como Minho y el resto.

celo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora