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Pequeños besos por distintas partes de la canelada piel despertaron al omega quién arrugó la nariz porque interrumpieron su sueño, pero ese gesto fue intercambiado por una sonrisa al ver al azabache riendo.

- Pareces un gatito.- dijo con voz melosa.

Acunó las mejillas del mayor y las acarició con sus pulgares antes de dejar un beso en su nariz.

- Me lo has dicho desde que tengo memoria, Sunggie.- le recordó rodeándolo por la cintura.

Acercó al menor todo lo que pudo, sus pechos juntos y las piernas enredadas.
Se miraban con sutiles sonrisas, el azabache unió ambas frentes y acariciaba ambas narices.

Era su penúltimo día solos sin que nadie de sus familias sepan que los dos mejores amigos desde la infancia terminaron juntos como supusieron.

Golpearon la puerta principal destruyendo el tierno momento juntos. De mala gana el alfa fue a atender a la puerta maldiciendo al desconocido.
Abrió la puerta de golpe al escuchar gruñidos.

Ahí estaba su mejor amigo que seguramente venía por las llaves de su auto pero el rubio no tenía nada que hacer afuera de donde vive y no venía solo, si no que venía con un chico que nunca antes había visto.

- ¿Qué estaban pensando al gruñirse en la entrada de mi hogar?- bramó molesto. En realidad era porque les interrumpieron.- Tus llaves están en la barra.- señaló al más alto.- ¿Y tú qué haces aquí?

Apenas Changbin abrió la boca, escucharon la voz perteneciente a Jisung interrumpirlo.

- ¿Por qué hablan tan alto? Un pocos más y empiezan a gritar.- se quejó el castaño.

Han caminó hacia la puerta como si nada, pero resto no solo vieron que iba en ropa interior, si no las marchas de chupones y mordidas en su cuerpo.

- Eres una bestia.- le gruñó Changbin, de no sé por el omega peliazul ya se hubiera lanzado a Minho.- Dios, cachorro, deberías ir a ponerte algo.- chasqueó los dedos en dirección a Hyunjin.- Deja de verlo.

- Mierda, Minho. Eres un maldito posesivo.- exclamó riendo.

A Lee pareció no importarle los comentarios de los otros, tan sólo pensaba en lo bien que luce su omega con todas esas marcas adornando su tersa piel.

- ¿Quién eres?- preguntó amable al peliazul que se mantenía al margen de la situación.

- No es de tu incumbencia.- evadió el más bajo.

- Vaya que tiene carácter.- se mofó levantando las cejas.- Ahora entiendo por qué está contigo.

- Eso sigue sin ser de tu incumbencia, entrometido.- gruñó de vuelta, desinteresado.

Mientras Hyunjin observaba la forma tan fría en la que se maneja Seo. Se alegraba de que el dulce omega no se parezca en nada a su primo.

- ¿Qué quieres?- apresuró a él azabache deseando volver a estar con el menor.

Jisung regresó con un pantalón del alfa amenazando con caerse de sus caderas. El castaño abrazó a Changbin que había empezado a gruñir.
El rubio regresó el abrazo a su menor y besó sus desordenados cabellos.
Cuando Seo alzó en sus brazos al omega se escucharon dos gruñidos.

- Par de celosos.- se burló Hyunjin de Felix y Minho.

- Tú ya no tienes nada que hacer aquí.- arrastró las palabras.- Vete ya o conseguiré que salgas corriendo de aquí.

A ningún alfa le agradaba ser retado y estos no eran la intención, el más alto se cruzó de brazos y Lee rió burlonamente.

- Seo, ¿sabías que él acosa a tu primo?

Y como si hubieran accionado un botón al nombrado, soltó al omega que tenía en brazos y avanzó hasta ponerse frente al moreno.
A pesar de la diferencia de altura, Changbin atemorizaba a cualquiera.

- Qué buen amigo.- gruñó esquivando al más bajo antes de irse.

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Después de que el rubio hablara con Jisung volvieron a quedar a solas, como ya era costumbre. Comieron en el sofá jugando videojuegos o mejor dicho jugar y comer cada que sus estómagos reclaman por alimento.

- ¿Qué haremos cuando mi mamá llegue mañana?- preguntó bajito mordiendo su labio inferior.

- Le diré que eres mío y que no te va a volver a ver.- bromeó.- No hay nada que planear, ella se va a dar cuenta sola.

El alfa puso en pausa el juego antes de mover a su novio sobre su regazo y abrazarlo. Dejó besos por su cuello y mandíbula.

- ¿Tú qué quieres hacer?- lo mecía con suavidad.- ¿Quieres vivir conmigo? Me gustaría darte un lugar más grande y lindo...

El largo dedo del menor silenció los balbuceos del azabache, sentía su nerviosismo y le daba demasiada ternura.

- Me encantaría vivir contigo.- hizo énfasis a la última palabra.

Unieron sus bocas en un suave beso. De cachorros nunca imaginaron estar juntos fuera de una amistad. La sensación de estar en armonía con su lobo les gustaba demasiado, por fin estaban de acuerdo.

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A la mañana siguiente ambos eran más nervios que otra cosa, no les servía de nada disimular sus expresiones si el contrario lo puede oler y sentir por el lazo.

Ambos le repetían al otro que todo estaría bien, pero era como decirle a un niño que el monstruo bajo la cama no existe, solo funcionaba por un momento.

Ni siquiera era mediodía y ya estaban alborotados. Según la última llamada el vuelo de la señora Han llegaría a las seis de la tarde.

- Bebé.- lo abrazó por la espalda.

Minho había conseguido calmarse a sí mismo.

- No importa lo que diga, eso no va a cambiar nada entre tú y yo, ¿de acuerdo?- besó las sienes de Jisung.

Y esas palabras calmaron al lobo omega de una manera impresionante. No había podido dormir bien en la noche, así que trataron de conciliar el sueño.

Golpes en la puerta los despertaron. El primero en despertar fue Minho, como siempre. Miró el reloj de noche que acababa de cambiar a las siete.

- Mierda, Jisung, despierta.- lo removió con cuidado.- Han Jisung, tu madre está aquí.

El nombrado despertó alarmado, la puerta fue golpeada de nuevo.
Lee fue a abrir y ahí estaba la mujer cruzada de brazos con el mismo porte imponente de toda madre.

Momo frunció el ceño al ver una marca en el cuello de su hijo. Procesó todo antes de explotar.

- ¡Lo dejé contigo porque confiaba en tu juicio!- gritó.- ¡Tenían que volver a ser amigo! ¡No unirse!- tiró de su cabello.- Ven ahora mismo, Han Jisung. Nos vamos.

El menor se negó, abrazando a su alfa desobedeciendo a su madre. Ella intentó tirar de él fuera del lugar y Minho por instinto le gruñó.

- ¿Cómo se atreven?

- Él es mi alfa, yo debo estar con él. No voy a ir contigo.- se volvió a defender Jisung.

- Entonces quédate con él, será lo mejor...

No esperó respuesta y se fue. Las piernas del omega temblaron haciéndolo resbalar. No tocó el suelo gracias a Lee que reaccionó y lo sujetó. Jisung empezó a llorar. Le dolía la reacción de su madre.

Minho le hablaba y le susurraba cosas al oído, pero no las escuchaba. Sólo eran murmullos ininteligibles para él. Su pecho dolía, pero la presencia de su alfa ayudaba.

- No la necesitas.- para que el castaño le prestara atención atrapó sus mejillas y lo obligó a voltear.

celo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora