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Todo iría perfecto en el departamento de Lee si tan solo el gran Seo Changbin no se le hubiera ocurrido poner una película demasiado sangrienta en plena noche y bueno, pues ahora el alfa estaba sufriendo su decisión.

- Ya me quiero dormir, cachorro.- se quejó.- Es tarde, ya deberías ir a dormir también.

El reloj marcaba pasadas la una de la madrugada y Jisung estaba demasiado asustado como para ir a la habitación...
¿A quién se le ocurría poner un DVD sobre un asesino a sangre fría?

- ¿Y si él está ahí?- ni el castaño se lo creía pero realmente estaba aterrado de estar solo.- Voy a dormir contigo.- declaró.

Changbin que ya estaba acostado boca abajo en el sofá cama se limitó a gruñir en respuesta.

- Entonces trae algo para cubrirnos, cachorro.- ya estaba más dormido que despierto para la mala suerte del omega.

- Tengo miedo.- se justificó.- No quiero ir.- se acomodó al lado de su amigo.

Se tensó al verlo ponerse de pie y entrar al cuarto. El castaño se reclamaba a sí mismo por su cobardía pero siendo sinceros su lobo no ayudaba y le estaba contagiando su temor.

El rubio regresó con una manta que para su mala suerte apestaba a roble perteneciente al dueño. Con esta cubrió al pequeño ya acostado, y, después de apagar las luces, se acostó a su lado.

- No te comprendo, cachorro.- suspiró pesado.- ¿Te gusta Lee?

- Yo tampoco me comprendo.- habló bajito.- Y menos a mi lobo.

- No me respondiste, cachorro.

Jisung rió bajito. Él mismo se lo había preguntado un centenar de veces y no había obtenido ni una respuesta.

- No respondas, sólo quiero que sepas que si te hace algo cuentas conmigo. Descansa, cachorro.

Ya habían caído rendidos ante el sueño y Jisung, como todo buen "sonámbulo" le sacó un enorme susto a Seo cuando se puso encima de él y gritó que lo estaban persiguiendo.
Por más que intentó despertarlo para quitárselo de encima sólo conseguía que se quejara y aplicara más fuerza. No le quedó otra que dejarlo descansar sobre él.

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3:47 am

- Gracias, Minho.- exhaló cansado.

- Realmente fue duro, no hubieran podido.- justificó el azabache. Él no era el único al que habían solicitado en su día de descanso.

En total habían sido diez meseros que se turnaban la barrera y las mesas para hacer menos pesada la jornada, si ellos sufrieron no se imaginaban a los cocineros.

- ¿Te llevo?

- Por favor, Yunho, vine caminando.

Ambos alfas no sólo se veían cansado si no también podía olerse. Subieron al auto y arrancó para llegar pronto. Las calles desiertas facilitaron el hacer menos tiempo.

- Servido, señor.- exclamó ya fuera del edificio.- Descansa, Honnie~

- Tú también, Yunie.- se despidieron con la mano y el azabache subió con prisa.

Abrió la puerta y encendió la luz de la sala encontrando a Jisung dormido en el pecho ajeno. Su lobo que estaba recostado se puso en guardia y comenzó a gruñir.

Cargó al omega como una princesa con cuidado ee no despertarlo y lo dejó en su cama. Regresó a la sala y Changbin ya estaba despierto acomodando el sillón.

- Puedes quedarte hasta mañana, ya es muy tarde.- miró su reloj que marcaba las cuatro.

- Prefiero ir a cuidar a mi primo, no me gusta que esté solo.- tocó la perilla y se vivió a mirar a Minho.- No quiero ver a Jisung llorando por tu culpa de nuevo, Lee.

- No pasará de nuevo.

Después de un asentimiento de cabeza Changbin salió del apartamento, el frío golpeó duro su cuerpo. Llevaba su apreciada chaqueta que le regaló su primo el día que conoció al menor.

Subió a su auto, se colocó el cinturón de seguridad y encendió el coche. Conducía lento, sin prisa y de haber ido con velocidad probablemente no hubiera visto a un chico caminando lento bajo las iluminadas calles.

De nuevo su lobo molestándolo, ¿por qué de pronto su lobo quería detenerse a ayudar a otros? Bastó la advertencia de tomar el control para que se orillara y lo siguiera.

- ¿Qué haces afuera a esta hora?- de cerca se veía que sólo llevaba una camiseta.

Cuando lo miró apresuró el paso. La luz le permitió ver su cabello azulado y un par de destellos en sus orejas. Se aproximó de nuevo.

- No te haré nada.- frenó cuando el chico se detuvo, el de cabello azul se acercó al carro.

- No soy una prostituta, alfa idiota.

Realmente agresivo.

- Si lo fuera no me hubiera detenido, chico.- observó cómo se frotaba los brazos. Se giró al asiento trasero y se encontró con una sudadera. La agarró y se la tendió al chico que a juzgar por su ok a ponche de frutas, canela y miel era omega.- Úsala, hace frío.

El extraño dudó antes de aceptarla y acomodarsela. Encendió las luces del interior del vehículo y pudo diferenciar dos aretes en su oreja.

- Sube, yo te llevo a casa. Es peligroso que estés solo.

- Es más peligroso subir al auto de un desconocido en la madrugada, ¿no crees?

El alfa rió por respuesta. Continúa sin creer que estaba hablando con alguien de la calle y menos ofreciéndose de "conductor".

- No puedo ir a casa, me echaron a la calle.- dijo con una sonrisa amarga.

- Y yo no puedo dejarte en la calle, es inhumano.- se escrutaron por varios segundos el rostro.

Mío.

Resonó en sus mentes esa simple palabra y como si de un espejo se tratase fruncieron el ceño al mismo tiempo y se formó una pequeña sonrisa en sus labios.

- Seo Changbin.- se presentó.

El contrario dudó en dar su nombre, de no ser por la insistencia de su lobo el del cabello azul no se hubiera presentado.

- Lee Felix.- susurró con la esperanza de no ser escuchado.

- Entonces, Lee Felix, ¿subirás o te quedarás afuera?

El lobo del omega arañó su interior para que subiera y no perdiera para siempre a su "destinado".
Abrió lento y subió de igual manera aún dudando de su decisión.

Ya completamos dentro se sobresaltó al sentir la suave mano sobre su mejilla.

- Estás frío.- se quitó su chaqueta y cubrió a Felix.- ¿Por qué te sacaron de tu casa?

- Mis padres dicen que soy muy rebelde para ser un omega y pues más ofensas que no te incumben.- en ningún momento le dirigió la mirada, sólo miraba a través de la ventana.

- ¿Sólo por tu color de cabello y los aretes?- una afirmación y el pálido rió.- Qué exagerados, te ves bien así.

El omega sonrió, no por el apoyo del desconocido, si no por el olor que llenaba el lugar. Era extrañamente cómodo el aroma a vino, especias y hierbabuena. Necesitaba de todo su autocontrol para no hundir su nariz en la clavícula ajena.

- ¿Tienes algún problema con que te lleve conmigo?- se miraron fijamente.- No soy solo yo, también está mi primo omega.

Añadió lo de su primo para darle una clase de seguridad al hacerle saber que no estará solo con un alfa.

- De acuerdo.

celo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora