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Lo único que le faltaba a Han Jisung para arruinar su inicio de semana era volver a tener aquel estúpido sueño donde recordaba todo el tiempo que estuvo con quién fue su mejor amigo, Lee.

Bufó con desgano, no quería asistir a la escuela porque sería el primer lunes sin ir con Minho. Por más que él no quisiera sentirse culpable su lobo no lo dejaba sencillo pues chillaba y pedía su reconciliación con el pelinegro.

Pero no, bastante humillación le bastó y le sobra.

Se arregló deprisa, pues se le hizo tarde. Solo tomó algo de dinero para comer, aún sin tener apetito. Besó a su madre en la mejilla y salió corriendo antes de que preguntara por qué Minho no pasó por él como siempre.

Cuando llegó a la escuela se detuvo de golpe. Sus ojos se aguaron al percibir el olor de Minho y no poder ir a abrazarlo. El lobo del omega arañaba su ser mientras pedía seguir el aroma a roble y cacao que tanto extrañaba.

Caminó cabizbajo hasta su salón. No podía enfrentarse para no ir detrás de Lee si lo miraba. Aunque odie admitirlo, es débil ante el contrario.

Para su mala suerte chocó con alguien. El impacto hizo caer las lágrimas que nublaban su vista dejándole ver que chocó con la misma persona que debía evitar.

En la mirada de Lee percibió tristeza, pero cuando echó un vistazo a sus amigos cambió a desprecio.

- Fíjate, inútil.- le dolió recibe el insulto, pero más le dolió al azabache decirlo.

El omega caminó con prisa al baño para encerrarse en un cubículo y tranquilizarse. Su lobo se rindió, pues también salió herido ante esas palabras. Ahora el olor que asociaba con seguridad le atemorizaba.

Se lavó la cara y entró a su clase buscando distraerse. No fungirá una sonrisa pues su aroma lo delata. Al estar tan en lo suyo, no se percató de una mirada que no lo perdía de vista.

Su nueva debilidad era el patio donde podría encontrarse con él, pues los recuerdos le destruían además. Tomó asiento en una banca alejada de todos, sin querer que su aroma destilara todo su dolor.

-¿Por qué estás triste?- se asustó un poco por la sorpresa.- Realmente no me importa, solo confirma mi teoría, ¿tu pareja te dejó?

El menor analizó al contrario antes de responder. Después de analizarlo descubrió que es un alfa y que va a su clase, sólo que no recordaba el nombre.

Respondió con un seco "no".

- Bueno, ahora me intriga...- se sentó junto a él.- ¿Qué le quitó la sonrisa al chico que se reía a carcajadas?

- Perdí a emí mejor amigo... Bueno, yo lo alejé porque él no era el mismo.

El contrario arqueó las cejas.

Qué corazón tan noble debe tener para que eso le afecte- pensó el extraño.

- Te seré sincero: yo le pedía a la luna que te callara y dejaras de sonreír, pero ahora me arrepiento.

El castaño lo miró con una mueca, pues su comentario fue cruel.

- Si lo querías tanto como parece no lo hubieras alejado si no fuera grave... Pero seguro que no te merece si te hirió.

Aquel chico realmente estaba buscando consolar a Han a pesar de no tener ni idea de cómo se hace.

Pasaron un rato conversando acerca de la tristeza de nuestro omega hasta que llegaron a la conclusión de que "Si alguien te hace daño no te merece. Debes dejarlo ir."

- Entonces, cachorro, ¿cuál es tu nombre?

El castaño hizo un puchero. Él no era un cachorro por que ya se había presentado.

- No soy un cachorro.- se quejó.- Me llamo Jisung.

- Cierto, ni los cachorros son tan infantiles como tú.

Se burló un poco, ganándose un mohín. Atrapó los labios del piel canela.

- ¿Haces esto y no eres infantil?- le soltó y acarició el cabello del menor.- Eres todavía un cachorro. Por cierto, soy Changbin.

Seo me tendió la mano para estrecharla pero Jisung se dejó de formalidades, abrazando al mayor y ganándose un gruñido que ignoró por completo.

Tal vez a Changbin nunca le agradó el pequeño ruidoso de su grupo pero realmente se preocupó cuando no sonrió como siempre, ni siquiera hizo un ruido y su lobo lo fastidió para ir a cuidarlo.

El timbre sonó dando a entender que debían volver a clase.

- Vamos, cachorro.- lo molestó.

Jisung prefería mil veces ese apodo que la manera en que Lee le hablaba.

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Será la primera vez que el omega regresé a casa solo. No le asustaba ir solo y que puedan intentar aprovecharse de él pues no estará con Minho para alejar a los tercos alfas que lo acosaban.

Apenas iba a cruzar la puerta sintió un brazo posarse sobre sus pequeños hombros.

Reconoció enseguida el olor a vino y especias de Changbin y caminaron hasta la salida bajo la atenta mirada de un alfa que los miraba con fingida superioridad para esconder su verdadero sentimiento.

- Yo te llevo a casa.- Jisung se dió cuenta de que no era una pregunta, pero por si acaso el alfa lo recalcó.- No es una pregunta.

Han debatió si subiría o no al coche de un chico al que apenas conocía, pero la flojera de caminar venció a los argumentos y subió. El alfa lo dejó en la entrada de su casa, que estaba vacía por que su mamá trabaja.

-¿Te gustaría pasar?- preguntó más que por cortesía por no estar solo.

- No creo que a tus padres les guste.

- Mi madre está trabajando.- aclaró mientras bajaba la vista para evitar hablar de su padre, aunque muy tarde porque el rubio preguntó.- Él murió hace unos años, le dejó su trabajo a mamá.

El lobo alfa se reprochó a sí mismo su falta de tacto con el menor y bajó junto a él para dejarlo en la puerta de su casa. Seo Changbin podrá ser desagradable y frío, pero lo criaron como a un caballero.

-¿En serio no pasarás?- Seo pudo jurar que sonó preocupado.

El más bajo deseaba legar a su casa para poder dormir hasta el día siguiente, pero si aquel omega se ve tan necesitado no podría hacerlo. Activó todos los seguros de su auto con el mini control y entró con él a su casa.

- Gracias por acompañarme, no estoy acostumbrado a estar solo.- murmuró apenado.

De alguna manera terminaron viendo la televisión en el cuarto del pequeño comiendo sándwiches que él mismo preparó.

Seo se sentía agobiado por el aroma tan empalagoso del menor, pero deberá acostumbrarse porque al paso que iba estaría con él todo el tiempo.

¿Por qué Changbin se acercó a consolarlo en la mañana? Pues basta con decir que su lobo le tomó cierto cariño al ruidoso omega.

- Bin, creo que con tu olor ya estoy ebrio.- bromeó, balanceándose un poco.

En ese momento Han vió algo hermoso: la sonrisa del mayor era única. Reía a carcajadas mostrando sus bonitos dientes. El omega se hizo la promesa de que el alfa mostrará esa sonrisa más seguido.

- Sí, eres un cachorro aún.- desordenó los castaños cabellos.

celo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora