UACEN | Amarte es poco [En Proceso]

C a p i t u l o 12

Liam: Juro por Diosito, que, si no me encuentras en menos de diez minutos, habrá un funeral muy pronto. Y te digo que no será él mío.

Mi amigo Albino, había aterrizado hace unos minutos, y ya estaba histérico, al no verme.

Liam White alias mi mejor amigo: Un chico albino, patéticamente guapo, que parece heterosexual, pero no lo es —para desgracia de muchas—, un metro noventa y dos. Ojos marrones. Unos labios rosados —y carnosos—. Y una piel perfecta. Abdomen casi perfecto —no tanto como él de Jason— abdominales marcados, su cuerpo parece de acero, su segunda casa es él gimnasio que está en él edificio donde vive.

La viva imagen de un super modelo, de esos que salen en las revistas. Si, así es mi amigo.

Yo: ¡Te estamos buscando! ¿¡Donde rayos te metiste!? ¿¡DONDE ESTAS LIAM WHITE!?

Liam: ¡Estoy en la puerta ocho! No es muy difícil de encontrarme, recuerda, ¡Soy un SEXY y CALIENTE chico Albino!

Uh, si, y una autoestima envidiable.

Y también un ego envidiable.

Liam: Y hay un sexy moreno que me está echando él ojo, si no llegas tú, me iré con él. Y si no regreso, espero que lo tengas en tú conciencia.

Yo: ¡Me habías dicho puerta nueve!

Liam: ¡Te dije puerta OCHO! ¡ÉL MORENO ME ESTA MIRANDO! ¡ES TAN CALIENTE! Apuesto que, con una sola mirada tú mojarías tus bragas.

Sin dudarlo tan solo un minuto, mientras camino hacia la puerta ocho, busco él mensaje en donde dice claramente 'Estoy en la puerta nueve, ven y a recogerme YA, estúpida' y se lo reenvío.

Liam: Ah, sí, yo dije eso. Upsidupsi.

Y al momento de llegar a la puerta ocho, lo primero que vi fue la cabellera Blanca de mi amigo a lo lejos. Él me miro, y luego sobre mi hombro, sus ojos se agrandaron y miraron él punto atrás de mi con curiosidad.

Y también morbosidad.

Mhm, si, también eso.

¿Celosa lozano?

—¡Tú debes ser Jason! —murmuró, para luego llegar hasta donde se encuentra con grandes zancadas, hasta llegar a donde esta él pelirrojo, examinándolo de arriba para abajo, nada incómodo— ¡Eres más apuesto en persona!

Confirmo.

—¿Gracias?

—¡Laura no deja de hablar de ti! ¡Siempre!

Él pelirrojo me mira, enarca una ceja, mirándome, mis mejillas adquieren un color rojizo, y los labios del pelirrojo se curvan hacia arriba, formando una gran y arrogante sonrisa.