C a p i t u l o 27

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—Las cosas van mejor de lo que pensé —mire a la pelirroja, quien miraba su celular con una sonrisita

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—Las cosas van mejor de lo que pensé —mire a la pelirroja, quien miraba su celular con una sonrisita.

Oh, conozco mejor que nadie esa sonrisita.

Alguien está enamorada...

—¿y cómo pensaste que sería?

—No lo sé —la miro— solo pensé que sería un caos.

¿y quien dice que no lo será en los próximos dos días?

—Yo si se cómo —Abby se tira boca abajo— pensaron que Max y tú se arreglarían —menos yo, yo nunca pensé eso— y que tendrían un muy buen polvo de reconciliación.

—Si de algo estoy completamente segura —Eli nos mira— es que no estaría de nuevo con Max. Nuestra historia ya tiene un punto final. No hay nada que nos pueda volver a unir.

—¿se puede saber por qué? —pregunta Abby, la pelirroja y yo la miramos— vale, vale, ya me dejo de preguntas tontas.

—¿o por quién? —Abby me mira, luego ambas miramos a Elizabeth— esta respuesta tiene que ver con tú ejem... nuevo amigo.

—Tal vez él, la hizo cambiar de opinión.

—¡No! ¡Adrián no tiene nada que ver en esto! —ella niega, mientras sus mejillas empiezan a sonrojarse.

—¿y quién demonios está hablando de Adrián? —pregunta Abby— si no me equivoco, tienes más amigos, los gemelos pelirrojos.

—Uno de esos gemelos tiene novia —recuerda.

—Pero él otro no tiene, y parece que le gustas —le guiño un ojo— además están los chicos del equipo.

—¡Son amigos de Adrián! ¡no saldría con ninguno de ellos!

—¿Por qué? —preguntamos Abby y yo al unisonó— ¿Por qué son amigos de Adrián? ¿o por que esperas a otra persona?

—Estoy cansada de solo fingir ser una cara bonita, que solo se preocupa por los demás, ¿Dónde quedo yo?

—Abby —murmurá Polo— tú...

—No puedo vivir mi vida solo para satisfacer a otros. —Abby agacha la cabeza, mientras murmurá esas palabras, interrumpiendo a Polo— o hacer de mi vida lo que los demás quieren.

—Abby, es tú vida, solo tú tienes él poder en ella —la castaña me mira— tú puedes hacer lo que quieras con ella. Nadie tiene más poder que tú para hacer lo que quieras con ella.

—¿y si no sé qué hacer con mi vida?

—Entonces escucha a tú corazón —señalo su pecho—. Muy pocas veces se equivoca.

—¿te había dicho que eres una sabionda? —ella rio, abrazándome de lado, yo negué— pues lo eres. ¿Qué haría yo sin ustedes?

—Te morirías —interviene Polo— es lo más probable.

UACEN | Amarte es poco [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora