C a p í t u l o 2

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Una semana, una semana es lo que llevo en esta casa, en esta ciudad, en este país, y mi vida no podía ir mejor

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Una semana, una semana es lo que llevo en esta casa, en esta ciudad, en este país, y mi vida no podía ir mejor.

No salía, y sinceramente eso me tiene despreocupada, mamá ya se empezaba a preocupar por mí, pero no tenía por qué preocuparse, la antigua yo ya no iba a volver.

De eso me estoy encargando.

¿Tú te estas encargando de algo?

—Llevamos siete días y no haz salido de tu habitación Laura —murmuró mamá con desdén desde el umbral de la puerta, mientras cruza los brazos sobre su pecho.

—Claro que he salido —aclare— ya fui al súper que está aquí cerca.

—Solo porque te mande, ocupaba cerezas para la tarta, tienes que salir más, Lau.

—Pero no tengo ganas de salir.

—Me importa un bledo si quieres salir, o no. ¡Tienes que salir! Tienes una vida por delante con la que debes continuar.

—¡Estoy continuando con mi vida!

—¡Claro que no! No estás continuando con tu vida, lo único que haces es aplazarla. Durante cuanto tiempo, ¿un mes? ¿Dos meses? ¿Un año?

Termino de hablar, con una expresión que nunca había visto en ella.

Ella tiene tanta razón, puede que este mal, pero lo que dice es cierto.

Estoy aplazando mi vida, sin darme cuenta. Pero lo estoy haciendo.

Cabizbaja, con lágrimas en los ojos, murmure muy despacio hacia ella.

—Trato de cambiar, necesito tiempo, no puedo cambiar de un día para otro. Es imposible que cambie de un día para otro.

—No te estoy pidiendo que cambies de un día para otro —habló— solo quiero que continúes con tu vida. Como siempre lo has hecho.

—Y lo haré, claro que lo hare. Pero necesito tiempo. No puedo dejar de ser una persona para empezar otra.

—Lau, te entiendo, pero...

—No mama, no me entiendes, ¿alguna vez pasaste todo lo que yo pasé? —pregunte alzando un poco la voz, ella cabizbaja negó— esa es nuestra diferencia, usted puede continuar sin ningún miedo. Usted continua con su vida, como si nada estuviera pasando. En cambio, yo no puedo, necesito tiempo para cambiar.

Murmuró cada una de las palabras con un nudo en la garganta, es difícil pensar en toda la vida de mierda que algún día tuve.

Y que sigues teniendo

La estoy empezando a dejar atrás.

—Te daremos el tiempo que necesites, hija. Solo tienes que prometer nos que no seguirás aplazando tu vida, justo como lo estás haciendo.

UACEN | Amarte es poco [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora