-PRÓLOGO-

4.9K 214 94
                                    

- Vamos Naru sé que te va a gustar mucho ese lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Vamos Naru sé que te va a gustar mucho ese lugar.

Los ojos cerúleos del Kitzune vieron arrogante al pelirrojo que no le quitaba la vista de encima.

- No insistas Gaara no iré.

- Pero... pero ese lugar es uno de tus favoritos es Nueva York.

- He dicho no, y es mi última palabra.

Si Naruto Namikaze era un hermoso Doncel que su belleza radiaba desde su cabeza hasta sus pies, no dejaba que nada ni nadie lo intimidara Gaara era un magnate que apenas sobre salía necesitaba algo para poder estar en la cima como lo estaba ese gran magnate japonés Sasuke Uchiha.

Naruto tomo una de las tantas revistas en las cuales aparecía ese hombre con una apariencia arrolladora, era un hombre que aparecía tanto en revistas de finanzas como en las del corazón.

- Entonces vayamos con un conocido que hará una recaudación para unos orfanatos.

- No lo sé Gaara, - El rubio no termino de hablar al ver que enfrente de él estaba una rubio con una sonrisa en sus labios.

- ¡Naruto! - Al escuchar su nombre el rubio levanto su mirada al ver a ese rubio de coleta se sonrió se levantó de sus lugar para saludarlo, al llegar hasta él le dio dos besos en sus mejillas.

- Dei, ¿Cómo estás? ¿Qué haces aquí? ¿Te casaste?Deidara Kamiruzo no dejaba de reírse por lo escandaloso que era su amigo.

- Tranquilo ven vamos a sentarnos en aquella mesa. – Naruto observo a Gaara.

- Muy bien en un momento te alcanzo voy por mi bolso y a despedir a un conocido.

- Estás bien.

Deidara conocía la historia de Naruto como el rubio menor la de él, espero paciente mientras el Kitzune se reunía con él.

- Me voy, luego te hablo.

Gaara sabía que era difícil discutir con ese Doncel, además era un acuerdo tácito entre ellos, solo era trabajo... solo trabajo.

El rubio tomo sus cosas y fue hasta donde estaba el rubio al pasar por unas mesas las miradas de algunos hombres se fijaron en lo bien vestido y lo fascinante de ese rubio, las miradas llenas de deseo como de lujuria, lascivia.

MI ENEMIGO... MI ESPOSO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora