Capítulo 2 - La noche en la cabaña

16.4K 972 23
                                    


Max paró en el medio del bosque. Habíamos salido un poco del pueblo hace a la montaña. Estaba oscuro. Allí donde él aparcó había una especie de cabaña de madera. No parecía vivir allí nadie. Me dio un escalofrío.

—No tengas miedo. Esta cabaña es mía. La heredé de mi familia. Suelo venir aquí cuando quiero pensar o descansar la cabeza del ajetreo de la ciudad. Pensé que aquí quedarías más tranquila. Ven, voy a correr alguna leña para encender la chimenea. Aquí en las montañas refresca por la noche —su voz era cálida y muy suave. No sé por qué motivo, pero me inspiraba confianza.

Salimos del coche. Fuimos a la búsqueda de unos tronquitos para el fuego, mientras las luces del coche seguían encendidas y alumbraban el bosque. Estaba muy oscuro y se veía un sitio muy apartado. De normal, tendría que estar aún más aterrorizada. Allí solita con un hombre de aquel porte, era una estupidez. Pero era amigo de mi hermano y no creí que fuera intentar hacer algo malo contra mí.

Acabamos por entrar en la cabaña. Él se ocupó de encender el fuego. Se veía un lugar muy acogedor, aunque era muy simple y tenía pintas de que nadie circulaba por allí a menudo. Pero me relajó escuchar el crepitar del fuego, conforme se hizo más intenso. Él corrió unas mantas y las colocó en el suelo de frente a la chimenea. Después me lanzó otra.

—Ven, quédate aquí delante. Estarás más calentita. Después puedes dormir aquí en el sofá. Yo me quedo en el suelo —asentí. Sí, habíamos ido allí e íbamos a estar los dos solos en la misma habitación. Sentí un calor extraño recorrer mi cuerpo. Me asomé al calor del fuego ardiente. Se sentía bien.

—Gracias por todo. Por traerme y por escucharme —él me miró por algunos momentos, sin decir nada.

—De nada, si tuviese una hermana también no querría que fuera tratada así —dijo con su madurez y me hizo sentir muy infantil. Me trataba como una niña que había sufrido acoso en el cole. Aun así, aprecié su cuidado.

Él se apartó un poco y fue buscar algo. No vi lo que era hasta que se sentó a mi lado con dos vasos y una botella de un líquido ambarino.

—No hay calefacción aquí, ni gas, ni electricidad. Así que no puedo hacerte un té calentito. Nos vamos a tener que conformar con un par de tragos para entrar en calor.

Yo no estaba acostumbrada a beber, pero dadas las circunstancias y después de todo lo que había pasado, sentí que también yo merecía estar borracha o por lo menos media bebida y cagarme en todo lo que existía en el mundo. Estaba cansada de ser siempre yo luchando contra la vida y las responsabilidades. Solo tenía diecinueve años y no podía divertirme como las demás personas que iban a aquel bar, porque tenía que trabajar noche y día. Mis amigas del cole se habían ido a la universidad y yo me quedé sola. Me sentía muy sola.

Bebí el primer trago de un solo golpe y él abrió mucho los ojos. El picor del mal sabor ardiente de lo que parecía ser brandy o whisky me dejó sin respirar. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estoy de vuelta© - TERMINADA Y COMPLETA - Novela Corta Romance Erótico +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora