Adore You | South Park | Kyle & Tú

Angustia - 03

—¿Llamo a la policía?— apareció Tweek a su lado.

—No hace falta, no quiero afectar su negocio—

—No lo haces, te podemos a-apoyar—

—Ya han hecho suficiente— aclara su garganta.

—¿Qui-quieres salir por atrás?—

—Temo que me alcance, pero... Podría despistarlo, si me quedo escondida, pensará que me fui y se irá—

—¿No te esperará en casa?—

—Si todo sale bien, supondrá que no me vio entrar a casa pero se quedaría por si acaso, de todas formas se cansará—

—!Agh! Me llaman pe-pero, ve al almacén, tercera puerta a la izquierda—

—¡Gracias!— se puso de pie e hizo caso. Al acceder, un aroma delicioso a café le llegó. Buscó un rincón donde acomodarse y lo encontró junto a un montón de cajas vacías. Se sentó en el frío cemento y sacó su teléfono para entretenerse. Agradeció el internet gratis y el 73% de batería.

Pasó al menos dos horas ahí; la cafetería cerraba a las nueve y creyó buena idea asomarse. Otra vez había poca gente. Afortunadamente, la farola iluminaba bien e indicaba que él ya no estaba.

Se sentó en el mismo lugar y Tweek minutos después, le llevó una taza de café con una galleta de nuez —Debes tener hambre— le dijo.

—Ay, no, espera, no tengo dinero ahora—

—La casa invita—

—No puedo, él ya se fue, debería hacerlo yo también—

—Insisto—

—Eres un sol— acepta finalmente —No tardan en cerrar, les puedo ayudar a limpiar—

—Claro, si eso te hace sentir bien, pero primero come—

—Gracias—

[...]

Como prometió, terminó de saborear cada sorbo y bocado y luego les ayudó.

Cerraron y estando afuera en la parte trasera, Tweek le preguntó —¿Cómo te irás?—

—Caminando— reconsidera llamar a sus padres pero no lo ve como opción viable.

—¿Segura? Craig te puede llevar en su moto—

—No, que pena, estaré bien—

—Para esto están los amigos—

—¿Amigos?—

—¡Agh! S-sí, bueno, digo— se arrepintió al instante pensando que a ella le disgustaba la idea pero todo lo contrario, lo abrazó.

—Gracias, pero no ofrezcas a Craig así nada más— burlona.

—Llegaremos rápido— interrumpe ofreciéndole un casco.

—No tienes si no quieres—

—Vamos— desencadenó la moto y la preparó.

—Ah, bien— nerviosa, se colocó el casco y se sentó atrás de él.

—Sujétate—

Lo toma de la cintura.

El rubio se despidió de ambos sacudiendo la mano y se fueron.