Adore You | South Park | Kyle & Tú

Límite - 04

Finalmente era viernes; Elaine interrumpe en su habitación para avisarle que llegaría tarde.

—No me siento bien— enterrada entre cobijas.

—Nada de eso— se acerca a desenvolverla —Desayuna en el carro, anda, párate—

—Pero... Mi estómago—

—Pretextos, cámbiate ya o te mando en pijama—

—Ya voy— sin ganas.

—Y rapidito ¿Eh?— sale dejando la puerta entreabierta.

Fastidiada, va a cerrarla pero antes, ve a su padre pasar y lo llama.

—Ya oíste a tu madre— le dice despreocupado.

—Si pero espera, ven— recargada en el marco —¿Puedes ir por mí acabando las clases?— pide en bajo.

—¿Por qué?— extrañado por el tono de voz.

—Anda, los viernes no trabajas—

—Bien, ¿te llamo cuando llegue?—

—Puedes llegar temprano y quedar en frente—

—¿Segura?—

—Sí, sí— sonríe.

—Está bien pero ya vístete— dice finalmente y se va.

—Gracias— animada. No es como si eso fuera a resolver sus problemas pero la hacía sentir segura.

[...]

Apenas entrando, la gente parecía observarla de mala gana y susurrando entre sí. No había nada en su casillero, pero si en el de Ted, que estaba más adelante, un grupo de personas a su al rededor. Lamentaba tanto no poder evitar pasar por ahí, el grupo ya la había visto y si pensaba en regresarse ¿Sería peor? Tomó aire y pasó con miedo. No le hicieron nada.
Llegó al salón y se sentó rápidamente dejando su mochila sobre la mesa y recargándose en ella.

El día se sentía eterno, aún tenía miradas clavadas en ella y no sabía como reaccionar.

El sonido del timbre le dio fin a su sentencia y se aproximó a la salida, pero Ted estaba ahí, con un collarín y platicando con dos chicos. Tenía prisa de irse y no conocía otro lado por el cuál huir, así que se aventura a pasar por su lado.

—Cielos, no tiene vergüenza— escuchó.

—Vamos, déjenla— dijo Ted.

______ sucumbió a la presión social del día, se detuvo y al momento de voltear, los dos chicos se van. —¿Y eso?— mirándolo seria.

—¿Eh? ¿Te preocupo? ¿Creíste que no diría nada?—

—¿Qué?— preocupada por que no medía el tono de su voz, quería que lo escucharan.

—Claro, el cuello se recupera fácil— eso lo inventó —Pero mis brazos aún siguen morados— estaban vendados.

—Yo..— eso explicaba todo, él había puesto a la escuela en su contra con alguna historia barata, o al menos una buena cantidad —No..—

—La reputación que tenemos en los deportes hace que la gente ignore las otras cosas que dicen de Mignon— murmurando —Y aunque no lo creas, destacábamos en baloncesto pero ahora su líder está lesionado—

—Esto es increíble— claramente nadie le daría importancia si no se tratara de uno de los chicos más populares.

—¿Verdad?— sonríe levemente —Pero bueno, es lo de menos—