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—Mi señor, usted se ve hermoso el día de hoy.

SeokJin esbozó una falsa sonrisa, y se miró al espejo. Que alguien le traiga un traje de bufón porque definitivamente había quedado como uno cuando dijo que primero muerto a que usara esas prendas, pero ahí estaba. Con el vestido que dejaba su pecho y brazos al aire, que marcaba su cintura y acentuaba sus caderas. Y también calzaba las dichosas sandalias doradas.

Habían pasado 5 meses desde que había llegado al castillo, cinco meses de puro temor y paranoia. Esperó y esperó, pero el rey no lo había visitado ni una sola vez, y eso lo ponía de los nervios. No podía dormir, tenía demasiado miedo de que llegara en la noche mientras descansaba.

—No ponga esa cara, le aseguro que el rey vendrá en cualquier momento. Además, creo que nadie se podría resistir a usted y mucho menos por como le voy a dejar.—espetó orgullosa ChaeYoung, quien realizaba delicadamente una trenza al costado de la cabeza de SeokJin.
Él se había dejado crecer el cabello por sugerencia de Chae, le dijo que todos los amantes llevaban así el cabello y él no podía ser la excepción.

ChaeYoung hacía de todo para que el rey se fijara en él, y no podía entender él porqué de sus acciones. Desde conseguirle vestidos de telas llamativas, hasta hacerle peinados decorados con flores. También intentaba que saliera del jardín y frecuentara los sitios donde el rey perdía el tiempo.

Era de conocimiento general que ningún amante podía abandonar su residencia sin permiso de su propietario. Porque sí, los amantes desde que recibieron el título de concubinos dejaron de ser personas y se convirtieron en propiedad única y exclusiva del rey, para ellos meterse con alguien más significa que su cabeza rodaría o sus pies iban a dejar de tocar el suelo (1).

No sabía con exactitud que era lo que planeaba Chae con que salga de su jardín.

—Estas rosas las recogí hoy día. ¿Verdad que combinan muy bien con el vestido?— soltó una sonrisa orgullosa por su trabajo —¡Oh, casi lo olvido! Le pedí a una amiga de afuera que comprara un tinte rojo para sus labios.

¿Tinte rojo? ¿Se refiere a los labiales?

Chae aplicó el tinte rojo en los labios de Jin y luego le pidió que se mirara al espejo que se encontraba en el tocador. SeokJin al mirarse no pudo reconocerse, a quien veía era un joven con el cabello por encima de los hombros siendo este decorado con rosas rojos que combinaban con sus labios y vestimenta. Verse, en simples palabras, era hipnotizante.

Sin embargo, no era su estilo. No era su estilo vestir exóticos vestidos, maquillarse, y llevar el cabello largo, simplemente no le gustaba. Prefería llevar el cabello corto, pantalones y la cara al natural.

Viendo el reflejo de las tijeras que se encontraban al lado suyo, le dieron ganas de cortar su cabello.
A ChaeYoung probablemente le diera un colapso nervioso si hiciera eso, soltó una pequeña risa en sus adentros ante la imagen mental.

Chae era demasiado sospechosa. Primero, le dio información que según ella no debía darle luego de una hora de conocerse, solo porque era "guapo y amable". Sin embargo, ahora evitaba como si fuera la peste aquellas preguntas que realizaba por información, o simplemente contestaba de manera vaga como si no tuviera importancia. Segundo, ¿cuál era su obsesión con que saliera del jardín?

Ante la miraba filosa que Jin le daba, ChaeYoung tuvo un escalofrío porque sentía que esos ojos veían hasta su alma, que podían ver sus más oscuros secretos y planes.

Nerviosa, dijo,— ¿Por qué me mira así, mi señor? ¿Acaso tiene algo que preguntarme? Sabe que estoy para servirle.

ChaeYoung se había convertido en una clase de sirvienta personal.

SeokJin sonrió, pero aquella sonrisa no era como las anteriores, amigables y falsas, sino como la de un depredador que había atrapado a su presa.

—Chae, querida.— el tono dulzón le heló la sangre a la sirvienta —¿Por qué no me cuentas más del castillo? Vamos, dijiste que harías todo por mí.

Una risa nerviosa salió de sus labios —Es que no hay mucho que decir, concubino.

SeokJin no iba a dar su brazo a torcer.

—Oh, ¿en serio? Pero el primer día me diste información y ahora me la estás negando.

La sirvienta cada vez se veía más nerviosa; sin embargo, en ese instante pareció que se iluminó como un foquito y dijo,—¡Claro! Me había olvidado, lo siento mucho. La consorte, en estos días, va a organizar una fiesta de té para socializar con las amantes del rey. Estas fiestas se hacen cada 5 o 6 meses.

SeokJin perdió la sonrisa,—¿Disculpa?

—En verdad lo había olvidado, lo lamento mucho. Esta fiesta consiste en simples intercambios de palabras, nada del otro mundo. No obstante, debe tener cuidado de ofender a las concubinas mayores, ellas son todo un problema. Al mínimo error te juzgarán como si hubieras cometido el peor de los pecados.— exclamó con una mueca de desagrado — En fin, no se preocupe. Yo me encargaré de su vestimenta, será deslumbrante pero al mismo tiempo discreto para no opacar a los otros amantes.

—¿Asistirán los amantes masculinos?— Chae asintió.

SeokJin lo único que pudo hacer es pasar saliva y rogarle a Dios que le tenga compasión.

Días después, ChaeYoung lo vistió para la ocasión. Con un vestido blanco y pequeñas margaritas que decoraban su cabello, parecía que un ángel había bajado a la tierra honrando a todos con su presencia.
Los labios rojos y brillantes eran la cereza del pastel.

Con una carta especial que autorizaba su salida, abandonó el jardín por el que había vivido por 5 meses.
Recorriendo los mismos pasillos por los que había pasado cuando recién llegó, recordó cuando el barón Choi lo vendió sin arrepentimiento alguno y ni siquiera se dignó en dirigirle una mirada.

Los guardias que custodiaban el castillo quedaron hechizados por la apariencia de SeokJin, sabían que no hace mucho había entrado un nuevo amante varón al castillo, pero jamás se imaginaron que sería tan hermoso. Definitivamente debía ser hijo de Afrodita.

—La consorte me entregó esta carta para asistir a su fiesta de té, me alegraría si me dejaran pasar.— la mirada fría que en ese momento Jin, les cerró la boca a los guardias que estaban listos para soltar algunos "piropos".

Era demasiado obvio que estaba prohibido tocar, insultar y decir palabras obscenas a los amantes del rey; sin embargo, SeokJin era el nuevo. Por ende, era el más débil e indefenso.

—Kim SeokJin, el vigésimo tercer amante, anuncia su llegada.— exclamaron en coro los guardias.

Cuando Jin cruzó esa puerta, miles de ojos analizaban cada uno de sus movimientos para encontrar el mínimo error y castigarlo por ello.

El vigésimo tercer concubino desprendía una aura llena de elegancia contrario a lo que debería desprender, pues él era un sirviente.

La reina solo lo vio e hizo un pequeño asentimiento de cabeza ante la reverencia de SeokJin. Ella se encontraba en la punta de una mesa con las demás concubinas.

¿Y los concubinos? ¿En serio creían que iban a estar en la misma mesa? Por favor, dejen de ser tan ingenuos.

En una mesa apartada, se encontraban los únicos 5 amantes masculinos. Y si contábamos a SeokJin, serían 6.
Ellos ni siquiera le dirigieron la palabra ni tampoco hablaron entre ellos, lo único que hicieron fue tomar el té en silencio.

Eran hombres hermosos, sus rostros eran delicados pero al mismo tiempo fuertes. Cada uno de ellos tenía una atributo que los hacía resplandecer.




•(1) Que sus pies dejen de tocar el suelo: Morir por la ahorca.

•Que SeokJin sea un concubino no lo hace bottom, como dije en un comienza no va a haber +18. Así que, tomenlo como versátil.

•¿Emocionados? Se acerca la aparición de alguien muy especial♡

•Espero que les haya gustado y no se olviden de votar y seguirme♡

¡Nos vemos la próxima semana!

Edit: si esta wea llega a 60 estrellas les traigo 3 capítulos, lo juro

Moon, the storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora