Vendido como si se tratase de un objeto, Kim SeokJin se convirtió en uno más de los concubinos del rey. Sin embargo, había sido olvidado y se mantenía en las sombras, esperando su trágico final.
Sus días eran prácticamente iguales, monótonos, hasta...
«De ahora en adelante, ríamos más seguido porque al final todo estará bien, lo sé porque hoy es así»
—Inner Child - BTS (V)
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SeokJin nunca se había dado cuenta cuánto le importaba ese hombre hasta ahora, que se encuentra cambiando el paño húmedo de su frente continuamente, esperando más que murmullos y palabras incompletas. Él realmente se había encariñado y eso era lo que más miedo le daba.
Encariñarse con alguien de alto estatus siendo él un simple concubino, un sangre sucia, una paria. ¿Cómo se atrevía él a querer a ese hombre de brillante sonrisa que alegraba sus grises días? ¿Cómo? ¡¿Cómo?! ¿Es que acaso no tenía vergüenza alguna?
Estaba codiciando algo realmente grande, y si algo ha aprendido a lo largo de su mísera vida es que codiciar siendo un muerto de hambre es lo peor que puedes hacer.
Con la mente hecha un lío, procedió hacer lo único que podía reconfortarlo un poco, aunque cada día hablarle a Él se volvía más difícil. Soltó la fría mano del noble y empezó a hacer plegarias.
—Piedad, mi Señor. Pido piedad p-.— su garganta se cerró, impidiendo su hablar, cuando comenzó a pensar si su Señor se encontraba molesto con él. Estos meses no ha hecho más que enfadar y desobedecer a su Padre Misericordioso.
Él, un creyente devoto que su deber como parte de la creación de Dios es tener descendencia, idealizando una vida junto a un hombre. Un hombre que jamás podrá darle hijos ni ninguna cosa que asegure sus futuras generaciones. Lo más lamentable era que no le disgustaba. No le disgustaba ese hecho porque en cambio de darle hijos, le daría el más grande amor que alguien se podría imaginar. O al menos, las palabras dichas en supuesta broma se lo aseguraban.
Cuán egoísta estaba siendo, su Señor estaría decepcionado de él. Pero SeokJin ya había vivido demasiado tiempo infeliz, y quería darse ese pequeño gusto.
Sin embargo, esto no sería posible. Si tan solo ellos no tuvieran un título y se hubieran conocido lejos del castillo, SeokJin podría dejarse llevar y olvidar todo. ¿Un final juntos era posible para los dos?
—Proteger a quien amo... — murmuró el hombre que yacía en la cama.
Rápidamente se acercó a este, dado que a comparación con palabras dichas anteriormente, estas eran realmente concisas. Tomó su mano y esperanzado, observó el rostro a la espera que esos oscuros ojos le miraran otra vez.
«Mírame una vez más, por favor. Mírame y sonríeme solo como tú lo sabes hacer»
Su corazón saltó de alegría y su alma volvió a su cuerpo al ver el parpadeo del noble, quien aún se encontraba desorientado.
