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"Solo existo porque tú lo haces"
—???


—¿No te dolió cuando caíste del cielo?—  dijo inmerso en la cara contraria. Esos labios regordetes lo estaban tentando desde hace rato. 

—¿Dónde quedó tu originalidad? 

El emperador bufó divertido, estaba amando esta nueva faceta de su concubino favorito. 

Concubino 

Sacudió mentalmente su cabeza para dejar de pensar en ello, ya se sentía bastante mal por haberlo descubierto por fuentes ajenas. Si solo no hubiera escuchado cuando esa sirvienta llamó al chico lindo o cuando esa persona se lo dijo, no se sentiría como un completo patán ahora. 

—Hoy día estás exigente, eh. ¿Debería trabajar en mis piropos?— puso una expresión seria para después dejar escapar una pequeña risa. Ciertamente le gustaba ese hombre. 

—No es asunto mío.— exclamó SeokJin para después tomar un sorbo del té que tenía en frente. Ambos se encontraban en la mesita que quedaba afuera del "hogar" del Kim. 

—¿Cómo que no es tu asunto?— había indignación en la voz del Min. Miró molesto al bonito hombre que tenía enfrente en un esmero de que le devolviera la mirada, pero este se encontraba bastante entretenido con el sabor del té. 

—¿Dónde conseguiste esto? Sabe realmente bien. 

YoonGi dejó su molestia de lado para sonreír orgulloso ante la mención del buen sabor que poseía el té. Él había traído esa infusión y demás cosas comestibles de su imperio para no extrañar tanto su tierra natal. Además, no sabía si la comida de aquí le iba a gustar, y como decía la madre de NamJoon: "Mejor prevenir que curar". 

La razón por la que ahora SeokJin estaba tomando dicha infusión era que él la trajo como un regalo para su rutinario encuentro, aunque en el camino hacia aquí alguien más lo había probado. Recordar lo que había pasado lo puso de mal humor, pero al ver a ese hombre que ocupaba sus pensamientos la mayor parte del tiempo, esos malos sentimientos se esfumaron. 

Definitivamente fue atrapado por él.

—Es de mi imperio. No es por presumir, pero es la mejor de todo el continente, y también tenemos comidas deliciosas.— hinchó el pecho como si se tratase de un ave. 

—Puedo escuchar la humildad en tus palabras. — dijo con sarcasmo el Kim mientras que en su rostro se podía observar una sonrisa divertida. 

—Si pudiera ver esa sonrisa en cada momento, te aseguro que me convertiría en el hombre más feliz del mundo.— YoonGi, con la cabeza apoya en la mesa, alzó su mano y la estiró hacia el rostro del concubino, dejándola a solo unos cuantos centímetros de este como si la cara del Kim se tratase de la misma luna. Inalcanzable y preciosa —Debería empezar a cobrarte por ocupar mi mente todo el día. 

Las orejas de SeokJin se sonrojaron ante las palabras del Min, pero eso no era visible por su cabello. Después de todo, tenerlo largo sirvió para preservar su dignidad. Por otro lado, sus ojos brillaron al ver la expresión contraria. ¿Por qué ese noble lo veía como si fuera la joya más valiosa del mundo? Verdaderamente él era... 

Sin darle tiempo a su cerebro para pensarlo, tomó la mano que se encontraba cerca de su rostro. 

—Manos blancas como la nieve y suaves como la mantequilla, pero al mismo tiempo ásperas por los callos que fueron hechos por la espada debo suponer.— tragó duro al darse cuenta que sus palabras parecían una clase de poesía. 

Moon, the storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora