uno.

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julieta.
2004.

corría por alrededor del patio mientras reía con mis amigos.

a ellos siempre les gustaba perseguirme.

—¡basta!— pedí frenando.

ivo, seba y mauro frenaron en seco.
—bueno, entonces, jugá con nosotros a la pelota.— me dijo el rubio señalándome.

—¡no quiero jugar a la pelota, alfredo!

—dale, dale, dale, dale.— insistieron.

rodé los ojos.

las seños aparecieron frente a nuestros ojos. —vamos a almorzar, chicos.

nosotros teníamos doble escolaridad, eso significaba que nos quedábamos hasta las cinco de la tarde.

cuando llegamos al comedor, todos se sentaron en su lugar.

en una fila primero C y en otro tercero A.

enfrente nuestro estaba lucas y tomás, ambos de ocho años.

todos abrieron sus luncheras, mientras que tomás, no.

—¡a lavarse las manos!— exclamó la seño.

todos salieron corriendo.

menos yo.

había quedado sola.

abrí la lunchera de tomás y ahí, no había nada.

nada de nada.

estaba vacía.

partí mi sanguche de milanesa en dos más una porción de papas fritas que mi mamá me había preparado anoche, y le dejé en un vaso un poco de jugo.

fui hasta el baño encontrándome con mis amigos. —¿dónde estabas, julieta?— preguntó mauro.

—estaba buscando mi toalla.

nos lavamos las manos y volvimos al comedor.

ahí si, todos se sentaron en sus lugares.

—ahora si chicos, pueden empezar.

todos comenzaron a comer.

menos tomás.

él seguía pensando que no había nada dentro de su lunchera.

—¿porque no comes, tomi?— preguntó una de la seños.

—porque...— suspiró y abrió su lunchera, encontrándose ahí, la comida que yo había dejado. —eh... sí.

miró hacia sus lados.

nadie lo miraba, solamente yo.

él me sonrió.

y yo le sonreí.

desde ahí nos hicimos inseparables.

𝘤𝘩𝘪𝘲𝘶𝘪𝘵𝘪𝘵𝘰𝘴 » 𝘤.𝘳.𝘰 𝘺 𝘤𝘢𝘻𝘻𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora