diecisiete.

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tomás.

-llorando por los rincones dudo que la recuperes.- dijo lucas, mientras se sentaba a mi lado. guardé la foto de julieta y yo dentro del cajón. -la cagaste amigo, lo sabemos bien, pero de todos modos, fue algo que tenía que suceder. nadie puede atarte, vos sos libre y si ella no aguantó con que te hayas ido, es problema suyo... vos nunca le dijiste que la abandonabas del todo.

-pero, de igual manera la dejé, no tengo excusas, lucas.- suspiré. -ya me lamenté seis años ¿porque sigo lamentándome?

-porque... no sé.- se encogió de hombros. -solo sé que no tenes que dejarte trastornar, y si ella ya no quiere tener nada, lamentablemente vas a tener que hacerte a un lado.

-no es fácil.

-no, nunca es fácil, pero no podes obligar a alguien que te perdone si no puede dejar el pasado atrás...- dejó un beso en mi sien. -te amo amigo, no quiero verte mal.

-gracias, h.

al fin y al cabo, siempre me encontraba roto por el mismo motivo; julieta.

salió de mi habitación y luego volvió a abrirse la puerta, donde apareció sheila.

-hola tomi.- me saludó, dejando un beso sobre mi boca. -¿cómo estás?- me encogí de hombros y suspiró. -es por ella ¿no? ¿quién fue julieta para vos?

-shei, no quiero hablar de ese tema y... te quería decir que prefiero que nos demos un tiempo, esto está siendo muy apresurado para mí y no quiero que se confundan las cosas ¿si?

-¿qué cosas, tomás? yo tengo todo claro.

-pero yo no.- respondí. -y necesito mi tiempo, no me gusta que me atosiguen y mucho menos que me apuren...

-respondeme eso, tomás ¿quién fue julieta en tu vida?

suspiré. -fue alguien importante en mi vida, pero cosas de la vida nos separaron y...

-seguís enamorado de ella.- completó, mirándome con decepción.

-sheila...

-¿qué vas a decirme, tomás? ¿todo este tiempo que estuvimos juntos pensabas en ella?

-no, porque creí que la tenía en mi olvido.- mentí, nunca había dejado de pensar en julieta. -mi intención nunca fue lastimarte, sheila.

-y lo hiciste de todas maneras...- soltó riendo amargamente. -que mal te salió y que mal estás, tomás, como para no poder estar solo...- caminó hacia la puerta. traté de agarrarla, pero no quiso.
-no, ni me toques.- negó. -ni tampoco me busques, ahora entiendo todo, la tristeza de ella cuando le pregunté sobre vos, la otra noche que estaban discutiendo, la foto de tu mesita de luz, y yo creyendo que solamente eran colegas...

-sheila, por favor, escuchame.

-me voy.- soltó, saliendo por la puerta.

otra vez, destruyendo a alguien.

[...]

-dale cerreo, vamos arriba.- pidió la morocha que estaba a mi lado, mientras que yo me corría hacia el costado para que se aleje de mi. -bebé...

-basta, por favor.- pedí. -no me molestes.

me levanté del sillón y ella me miró de mala manera, para después abalanzarse sobre otro artista, típico de groupie.
caminé hasta la barra del boliche, yendo a la zona donde estaban julieta y sus amigos, a propósito.

un cuerpo chocó con el mío; joaqui.

-tomás.- soltó con cara de pocos amigos.

-joaqui... ¿y julieta?

-que te importa.- soltó.

-dale, decime o la voy a buscar igual.

-deja de trastornarla, tomás. si te sentís despreciable, sentite vos sólo así.

-¿sabes qué? no necesito que me digas nada.- le pasé por al lado, pero me agarró.

-le llegas a hacer algo y te mato ¿me escuchaste?

asentí y caminé por entre la gente buscándola, no aparecía por ningún lado, hasta que vi una cabellera negra azabache y nos tatuajes inconfundibles.

toqué su hombro con timidez, ella estaba hablando con sebastián y mauro, quienes al verme borraron la sonrisa de su rostro al instante; ellos también me odiaban.

-de vuelta vos.- dijo julieta al verme.

-¿podemos hablar? diez minutos, nada más, por favor.- rogué juntando mis manos.

suspiró. -diez minutos, ni más, ni menos.

𝘤𝘩𝘪𝘲𝘶𝘪𝘵𝘪𝘵𝘰𝘴 » 𝘤.𝘳.𝘰 𝘺 𝘤𝘢𝘻𝘻𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora