𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 46

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Draco

—¿Cómo la encontraste? — Pregunta el cazador bastante temeroso por ver la arma con la qué su inmortalidad se puede ir.

—No es de tú incumbencia, Van Helsing lo único qué te debe de importar es qué usaré la espada para mandarte de regreso al infierno.

—Tú no eres cómo Sebastián, no podrás conmigo aún qué tengas esa maldita espada — Dice él.

—Creo qué es la hora de saber sí lo qué dices es verdad.

Van Helsing suelta una risa tras mis palabras, pobre imbecil.

—Quiero qué se alejen — Les dije a los dos Blackwood qué estaban a mis dos lados —.Van Helsing es mío.

—No podrás contra...

—Papá no confiaste en mí antes — Lo interrumpí mirándolo —.Ahora te pido qué confíes en mí para esto.

Desvíe mí mirada hacia Van Helsing nuevamente y lo vi sacando dos dagas de los bolsillos de su abrigo, la batalla final ha llegado yo traje de vuelta a esté tipo y mí deber es mandarlo a la tumba de vuelta.

Él corrió hacia nosotros con sus armas ya listas, no me hice esperar y corrí hacia Van Helsing con la espada lista para la batalla.  Una vez los dos chocamos comenzamos a impactar las armas, el único sonido qué se escuchaba en la sala del trono era el del acero de las dagas de Van Helsing y el de mí espada colisionando una y otra vez.

—¿De verdad crees qué tienes oportunidad mocoso? — Pregunta el cazador una vez las armas habían vuelto a chocar —.Tú no eres más qué un niño.

—Te equivocas — Le respondí mirándolo con mucha seriedad —.No soy solamente un niño, soy el heredero del vampiro.

Me hice para atrás un poco y después le dí una patada a Van Helsing en el estómago con mucha fuerza la cual lo hizo volar hacia una de las paredes de la habitación dónde se estrelló contra el concretó.

Con mí mano libre forme una esfera de fuego color morado, esté hecho se me hizo bastante extraño debido a qué mí fuego normalmente era naranja o azul, pero no era tiempo para averiguar la razón de eso. Miré a Van Helsing y le lance la esfera de fuego.

La esquivo rápidamente haciéndose hacia la izquierda, se levantó de nuevo y me lanzó una de sus dagas.

Cuando estaba por esquivar la daga mí cuerpo se envolvió en un destello blanco y de la nada había cambiado a la forma dragón.

¿Qué pasó?, yo no quería cambiar fue cómo sí por un segundo mí cuerpo se saliera de mí control.

Solté un fuerte rugido y lance mí lanzallamas hacia el cazador. Van Helsing nuevamente esquivo mí ataqué con mucha agilidad y después se me quedó viendo bastante pensativo.

—¿No sabes qué es lo qué te está pasando?, ¿Verdad? — Pregunta él, al parecer había notado el descontrol de mí don de cambio de forma —.Tus poderes se están empezando a descontrolar, y la razón es el tatuaje de tú brazo, se está completando a mucha velocidad, la cual está afectando a tus poderes, ¿Sabes qué significa?, qué Dracula quiere qué ya lo traigas de regresó.

El Heredero Del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora