Carta a la destrucción

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Desde que era niño, Sileno, mi padre y padre adoptivo de Dionisio, me dijo que no cualquier sátiro era merecedor de escribir, sólo los dotados deberían hacerlo

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Desde que era niño, Sileno, mi padre y padre adoptivo de Dionisio, me dijo que no cualquier sátiro era merecedor de escribir, sólo los dotados deberían hacerlo.

Sólo los especiales pueden escribir, sólo los especiales pueden ser amados.

Vivimos en un mundo destructivo y yo ayudaba a volverlo más destructivo.

Hacía lo que otros sátiros: tocaba música y bailaba todo el tiempo. No podía morir de enfermedad, así que viviría una vida llena de fiestas si me lo proponía.

Pero aprendí a escribir y también fui amado; y eso te da otra visión de tu existencia, una muy miserable, pero te hace darte cuenta que realmente nunca habías vivido antes.

—¿A dónde vas, Plagg?— escuchó vociferar algo adormilada a Chloe. Había descansado por días, a penas y comía; pero ahí, en el recinto de Dionisio, sabía que ella estaba protegida y que estaría mejor.

—No te preocupes por mí, ninfa, pronto ya llegará tu nuevo compañero.— dibujó una pequeña pero débil sonrisa en su rostro, lucía más triste de lo que hubiera querido.— Y creo que será una compañía más grata para ti.

En ese momento Chloe comprendió la expresión en su rostro.

Sintió el mundo derrumbarse y unas inmensas ganas de llorar, una tremenda desesperación por ser tan incapaz de moverse en ese momento y abalanzarse para detenerlo.

—¿Qué diablos piensas, sátiro?— gritó aguerrida, sintiendo un nudo en la garganta que le impedía decirle todo lo que quería en ese momento.— ¿Por qué siempre tienes que ser tan asquerosamente egoísta? ¡No te puedes ir y dejarme aquí!— sus pulmones se quedaban sin aire, y por más que intentaba mover sus piernas simplemente no lo hacían.

Los sátiros no saben nadar, por eso no nos acercamos al mar. Pero así como leer,  yo me acercaba al mar. No sé qué es exactamente, pero estoy seguro que no es obra de los dioses, porque ¿Sabes? Esto es una sensación que te da libertad, que te da fuerza.

Y entonces, encontré a alguien como yo, una ninfa floral sentada sobre la estéril arena ¿no es eso una hermosa ironía?

Chloe observó los ojos de Plagg mientras él se acercaba hasta donde ella estaba acostada, eran casi tan verdes como los de Adrien. Sentía que su alma se destrozaba a cada segundo que pasaba, que caería desmayada, que todo esto sólo podía ser producto de una pesadilla. Se mordió la lengua.

Maldición.

Nada lo detendría.

Sintió la mano de Plagg posarse sobre su mejilla con ternura, con una sonrisa cariñosa en su rostro. Chloe por fin empezó a soltar lágrimas ¿Acaso con el rostro todo destrozado ella merecía que alguien se preocupara así por ella? Perdió todo lo que significa ser una ninfa.

She's mine (Greek AU Marichat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora