Epílogo: Caótico ágape

1.9K 272 320
                                    

Actualidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Actualidad

—Entonces, joven Dupain Cheng ¿Me puede explicar cada uno de los niveles del amor según los griegos?— Marín abrió los ojos sacando de trance. Maldición, no otra vez.— ¿o acaso hay un acontecimiento más importante ocurriendo en la ventana?

La clase entera se rió. Es que en serio le fastidiaba la clase de filosofía; de todas era la que más se le hacía absurda, no le veía sentido a analizar pensamientos de gente muerta, eso no lo volvería una persona distinta.

—¿Otra vez distraído, Marín?— dijo Sabrina divertida con una sonrisa pícara. Marín rodó los ojos y frunció el ceño fastidiado. Ella siempre era igual.

La maestra soltó un suspiro.

—Marín, para mañana quiero una presentación sobre el tema que vimos hoy. Si no presenta, me temo que tendré que reprobarlo este parcial; su falta de atención me parece preocupante.— Marín apretó los labios. Diablos.

No se consideraba mal alumno, y aunque lo intentaba la clase de filosofía simplemente no parecía quedar grabada en su cabeza. No quería ser grosero, por supuesto, pero todo esto simplemente lo lograba sacar de quicio.

La clase se acabó y él no paraba de pensar cómo le haría. Hoy tenía que ir a trabajar a aquella cafetería, a penas y tendría tiempo para hacer sus otras tareas, ni con cinco cafés expresso lograría hacer una presentación.

—¿Qué planeas hacer, Marín?— otra vez Sabrina. Soltó un bufido molesto, siempre tenía que ir a recalcarle que era mejor.— ¿Sabes? Aunque haya una especie de guerra entre nosotros no me molestaría ayudarte con esto, sé tanto del amor griego como lo sabría Afrodita.

Marín alzaba una ceja frunciendo el ceño.

—Ni que me interesara tanto el amor griego.

Por alguna razón desde que era niño y nombraban "Afrodita" no podía evitar imaginarse a una señora vieja, gruñona y presumida. La imagen que tenía de ella era graciosa, realmente, pero le estresaba todo ese asunto de cualquier forma.

—Marín, vamos tarde al trabajo.— exclamó Lucille, aquella chica de alocados cabellos azules que traía puesta ya una camisa blanca lista para que al momento de llegar a la cafetería sólo ponerse su chaleco.

Sabrina rodó los ojos al verla.

—Estábamos hablando, Lucille ¿Que no ves?— la mejor amiga del azabache le sonrió tranquila como si le hubiera importado poco interrumpirlos y tomó del brazo a Marín.

—Súbete ya a tu bici.— le dijo al chico.— Ya luego te dejo platicar a gusto con tu novia.

Sabrina se puso roja en menos de un segundo y Marín puso sus ojos en blanco. A Lucille le gustaba bromear bastante con los supuestos sentimientos que le tenía su compañera de clase. No dio más comentarios y partieron.

She's mine (Greek AU Marichat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora