Dios menor

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[—Plagg ¿Por qué los otros dioses no me quieren? ¿Hice algo mal?— preguntó un Adrien de apariencia infantil mientras estaba recostado en el césped viendo las estrellas.

—No, solamente que son muy selectivos. Sólo se defienden a sí mismo y su orgullo.

—¿Por qué?— preguntó intrigado regresándolo a ver. Plagg bufó, este niño en seguida comenzaba de preguntón.

—Porque su orgullo es lo que les hace ser dioses, ya sabes; nadie se atrevería a hablar mal de un dios porque ellos hacen valer su orgullo.— Adrien soltó una pequeña risa y caminó hacia donde estaba Plagg para sentarse a su lado. El sátiro no se retiró pero su cercanía no le era cómoda.

—Pero tú siempre andas hablando mal de los dioses.— enunció divertido. Plagg abrió los ojos de par en par, se moría si el niño se atrevía a decir eso frente a otro dios.

—Shhh, que ese sea nuestro secreto ¿okey?— Adrien asintió mientras lo seguía viendo con un brillo en sus ojos.

—Tú hablas mal de ella y no tienes miedo, tampoco me tienes miedo a mí. Creo que eres muy valiente Plagg.— el sátiro rodó los ojos, no sabía que Adrien era un comediante.

—Vamos niño, ya te dije que no digas esas cosas.— en ese momento se quedó viendo a Adrien, quien tenía su mirada perdida en la infinita noche estrellada que hacía esa noche.

—En serio me gustaría llegar a ser como tú.]






Las puertas del Olimpo no estaban abiertas para Adrien; pero difícilmente alguien era capaz de pelear contra el dios de la destrucción que ahora tenían enfrente, así que sólo le abrían paso a que se acercara a Zeus para no interferir en su camino

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Las puertas del Olimpo no estaban abiertas para Adrien; pero difícilmente alguien era capaz de pelear contra el dios de la destrucción que ahora tenían enfrente, así que sólo le abrían paso a que se acercara a Zeus para no interferir en su camino.

Más de un dios creyó que era una estupidez que el castigo de Adrien fuera un poder tan inconmensurable, sin embargo la idea de que Zeus podía ser más poderoso y derrotarlo en cualquier momento los tranquilizaba.

Y es que Adrien a los ojos del Olimpo no era visto como un muchacho abandonado, sino como un villano, un dios lleno de ira esperando destruir a los dioses cuando le fuera posible.

Quizás eso era ahora él. Traía una túnica negra, lucía aquella mancha negra como brochazo alrededor de sus ojos, sus ojos resplandecían el esmeralda como un par de luces potentes y sus manos irradiaban un aura oscura que ponía los vellos de punta a cualquiera.

—¿Qué estás pensando hacer?— cuestionó Ares, dios de la guerra, a sus espaldas. Tampoco quería ver a ese patán, por su culpa fue que Chloe había sido lastimada. Sin embargo tenía cosas más importantes que hacer.

—Necesito ver a Zeus, ahora.— exclamó con frialdad. La postura de Adrien era rígida, en su rostro no había misericordia ni compasión, sólo odio infinito y una sed de venganza.

—¿Qué vas a hacer? ¿Matarlo?— cuestionó con ironía. Adrien no cambió su rostro, toda la energía que lo rodeaba se volvía más oscura a cada segundo; el mismo Ares sabía que se debía tener precaución con él.

She's mine (Greek AU Marichat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora