III

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Jamás había escuchado ese nombre y le dije que llegaría a aquel museo por la tarde, cuando llegó mi amiga almorzamos juntos, paseamos en el parque que estaba muy cerca y de ahí me fui con el estudioso que se llamaba Eros, se me había olvidado preguntarle de donde era originario, cuando llegué me comentó que Nicolás el hombre que contacto en Argentina estaría dispuesto a ayudar, pero que esto no se podía tomar a la ligera y/o nosotros íbamos o él venía, si el venía le tendríamos que pagar el vuelo, así que termine por aceptar ya que quería solucionar el problema de inmediato y que estas visiones que he tenido en estos días y mis desapariciones hacia no se donde me daba poco de terror, la ayuda con mi psicóloga Fabiola no estaba dando frutos, me daba medicamento para calmar mi locura o lo que fuese que sea no me ayudaban, en los próximos días las voces que según ella me iban a calmar, iban a ir en aumento.

Llegó el día en el que el famoso universitario arribo para ver si me podía ayudar con mi problema, en días anteriores la sombra cada vez se acercaba unos centímetros apenas visibles, me había cambiado de habitación, pero las mismas sombras danzarinas y la puerta se abría para que aquella sombra gigante se acercara y pronunciara palabras que pronto perecería, sus ojos amenazantes emitían un calor palpable desde mi posición ¿qué pasaría cuando estuviera a escasos centímetros del mío? ¿me haría daño tal como lo promete su voz? ¿y aquella voz susurrante y atemorizante donde había quedado, acaso sería del mismo ser? Esa ciudad o templo ya no habían aparecido en mis sueños por más ansias que yo quisiera visitarla, en lugar de esto me llevaban a varias ciudades del mundo, como hoy que soñé con una ciudad un poco futurista, con una torre de incalculable altura y anchura, un poco parecido a la torre Eiffel, pero se entrelazaban muchos cables, o al menos esa impresión me daba, camine por aquellos callejones bastante coloridos, de pronto una persona se quedó parada mirando hacia la luna que esa noche varias nubes estaban cerca de ella, el viento casi no soplaba, por lo que los minutos que me quedé viéndola no se movían, me volví hacia la persona que pronuncio palabras, no podía escucharlas así que me acerqué un poco y parecían palabras dichas por la mismísima voz susurrante de mi casa.

Las personas que pasaban le miraban con bastante extrañeza, un hombre un poco narizón se le acerco para auxiliarle, cuando le tocó el hombro en un leve pestañeo ya estaba volteando a la luna brillante, segundos más tarde, todo fue una locura, todos corrieron en direcciones opuestas llenos de pánico, la cabeza de aquel hombre hizo explosión haciendo una torreta de sangre inexplicable, el cerebro y ojos volaron por todas partes, aquella persona no se inmuto a la explosión de la cabeza, solo seguía viendo a la luna, me acerque para ver mejor que había pasado, auxiliando debido a que todas las personas escabulleron, le toqué el hombro a esa persona haciendo que reaccionara, su cara estaba llena de sangre, no podía distinguir si era hombre o mujer, llevaba un sombrero y una gabardina de color café, se había manchado de sangre, el cuerpo del hombre cayó en cuanto deje de mover a la persona, busqué con la vista a algún policía para que me ayudara, pero no había nadie metros en la redonda, antes de desvanecerme de aquel lugar vi que caía estrepitosamente, y aparecí en un lugar completamente blanco, solo me encontraba desnudo en esa habitación.

Un contorno de lo que pareció una persona comenzó a dibujarse delante de mí, aquellas palabras que pronuncio fueron—humano, veo que has visitando mundos, e inclusive estuviste a punto de morir, ¿cómo es que has sobrevivido a *****—no pude escuchar lo siguiente, es como si un zumbido interrumpiera aquellas palabras, miré mis manos desvaneciéndose poco a poco, hasta que pude despertar de aquel sueño extraño, ¿habrá sucedido todo eso en la realidad? ¿habrá sido un sueño lucido o solo mi mente tratando de descifrar algo?

Aquella persona era alta y esbelta, casi hasta los huesos, no podía saber cómo se mantenía vivo de tal flaqueza, su voz era frágil y chillona, el profesor y él se saludaron con un abrazo y de inmediato me dijo—te imaginaba de otra manera, ¿puedo ver tu tatuaje? —no le respondí nada y me quité la venda de mi cabeza, se sorprendieron y dijeron que se estaba desvaneciendo, y que no era el mismo que habían visto y fotografiado, tenia variaciones en la escritura, me mire con la cámara de mi celular y era cierto, el tatuaje por alguna extraña razón cambió, les dije que fuéramos a algún lugar seguro para poder hablar ya que extraños hombres con traje estaban viéndonos desde que habíamos llegado.

La raza antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora