La raza antigua

Destino.

Cuando bajamos la tierra se sentía extraña a través de los zapatos, jamás había sentido esto, era como si estuviese descalzo, por lo que vi que todas las demás personas estaba descalzos menos Eros y yo, las personas que estaban esperándonos tenían unas cogullas tapando su rostro, sus cetros se movían con velocidad haciendo patrones extraños, la vieja que ahora se convirtió en joven, le brillaban sus ojos, las demás criaturas se quedaron abajo del barco esperando, había un camino terroso que esperaba para ser cruzado con lámparas que guiaban el camino, los árboles eran tétricos que parecía que hablaran incitándote a colgarte en sus ramas, por un momento vi que uno de ellos bajaba una rama delgada y formaba un aro a la medida de una cabeza.

Aquellas personas se acercaron y el viejo dijo—por fin has llegado, te esperábamos con ansias, espero que tu mente éste ya mejor y que al menos recuerdes solo un poco de lo que has perdido, escucha con atención, estos bosques hablan, y verás muchas cosas que jamás habías visto ni creías ver, ni en la imaginación más brillante habrían imaginado tales cosas, ni si quiera aquel escritor pudo haber imaginado tales cosas, no te alejes del camino, estarás en medio de nosotros, jamás te despegues, jamás te salgas de la protección, tal vez en media hora o una hora estemos en la zona segura, ahora, párate justo ahí—había un pequeño circulo con símbolos extraños, no era como aquellas runas que había visto en las casas ni en mis sueños, eran totalmente diferentes, vi que uno de aquellos ¿monjes? Se acercó al barco y le dio al capitán mórbido un saco que parecía bastante pesado, lo sopesó y se fue a su barco. Poco después zarparon y se perdieron en una espesa neblina, me dirigí hacia aquel símbolo que de inmediato sentí una extraña sensación que invadió todo mi cuerpo, como una electricidad recorriendo por todo mi ser, Eros sonreía de oreja a oreja, pero a su vez lloraba, su expresión estaba desencajada.

Aquellas personas formaron un círculo a través de nosotros, pronunciaron palabras que no podía entender, levantaban sus cetros varias veces y hacían movimientos extraños, una luz empezaban a emanar, y de pronto, un circulo con un color azul que se volvió transparente que nos rodeó, era como una burbuja de protección, uno de ellos dijo que íbamos a empezar a caminar, lento pero muy seguro, no nos pierdan el paso.

Ingresamos al bosque, varias voces comenzaron a recitar en un idioma extranjero, parecía humano, pude ver que en varios arboles comenzaban a formarse ojos y bocas, unas cosas comenzaron a moverse rápidamente en el bosque tupido, parecían perros o animales en cuatro patas, eran de mitad de mi tamaño. A no se cuantos minutos de haber empezado la caminata uno de ellos se acercó y atacó por lo cual me espante, salió rebotado de aquel circulo de protección, varios de ellos se unieron a la fiesta de gruñir, caminaban junto a nosotros, aquellas personas no se inmutaron al ver aquellas criaturas feroces, tenían unos colmillos bastante feroces, la luz que emanaba aquel circulo combinado con aquellas luces de la tierra, cada que se acercaba uno de ellos hacia ver su piel descarapelada, en varios de ellos se alcanzaban a ver sus huesos, sus ojos me producían un miedo atroz, lleno de maldad, como si solo me dieran a entender que me comerían en cuanto se cometiera un error, antes de salir se produjo un movimiento parecido a un tembló, varios árboles se movían y me causo gran extrañeza que algo pudiera moverlos ya que se veían bastante gruesos, algo se acercaba, pude sentirlo, aquellas personas se pararon y dijeron—no muevan ni un musculo de su cuerpo, vean lo que vean, no se muevan—algo de inmenso tamaño se acercó a aquellas criaturas que parecían perros, y con una voz dijo— y uno de los más chicos respondió—on kaksi tuoretta ihmistä, jokta ruokkivat —se acercó y al parecer olio aquel circulo por lo que pude ver su figura, era muy parecido a todos los demás, pero ahora en grande, una comezón en mi barbilla me comenzó a molestar, empezaba a sudar de una manera terrible, como si hubiese hecho ejercicio por bastante tiempo, Eros por el contrario cerró sus ojos y tiritaba de miedo, y aquel inmenso ser dijo— —cuando se fue, y salimos del bosque pude ver de reojo y vi que uno de ellos se convertía en un humano, o al menos eso fue lo que mi perspectiva vio.