La raza antigua

R'yxhk

Al despertarme tenía una especie de bola de cristal en mis manos, pensé que una de aquellas personas me lo había dejado, pero ¿cómo era posible que no se me cayera? Me levanté y la deje en la cama, no vi a Eros sino hasta la mesa, estaba desayunando, le hable pero no me contestaba, estaba ido, tenia la vista perdida, lo moví un poco para ver si así me respondía pero tampoco obtuve respuesta, se levantó dejando el plato a medio comer y se dirigió hacia la puerta, la abrió y se dirigió hacia el jardín trasero de aquella mansión, se sentó en una fuente y esperó, me quedé ahí cerca de una hora hasta que llegó Nicolás y dijo que tenia que ir a desayunar algo, me dijo —él se va a mejorar, ha recibido una mala noticia, por ese motivo está así, tú tranquilízate que no pasa nada—me fui a desayunar pensando en él, ¿qué noticia habrá recibido para como para ponerlo en ese estado? No lo vi hasta al anochecer que aquellas personas que seguían con sus cogullas ahora con un color diferente me dijeron que los acompañara, me guiaron por el jardín trasero, estaba iluminado de una manera peculiar, por una razón sentía una tranquilidad invasiva que todos mis músculos que tenía tensos se aflojaron, sentía una paz inimaginable, el viento era cálido, aquellos árboles no eran como los de afuera que te causaban miedo con solo verlos, había jacarandas y flores de cerezo, muchas flores bastante coloridas y que jamás había visto, hubo una que, al pasar todas las personas giraban conforme caminábamos a su lado.

Caminamos un poco cuando toda la vegetación se acababa, había bastante tierra suelta que cuando pasamos junto con el viento causamos una polvareda tremenda que era casi imposible ver más allá de tres metros, llegamos a una cueva, la luz era tenue, pero ellos ya sabían con perfección hacia donde tenían que dirigirse, aquellas paredes contenían dibujos rupestres lo que me dio a pensar que esas cosas las habían dibujado hace siglos por lo que pensé que ya habían pisado personas esta isla y no recientemente como imagine al ver estas edificaciones, quizá en miles de años ya habían llegado.

Llegamos muy fondo, se sentía un frio increíble, aquella habitación tenia cuartos arriba como si se tratase de un teatro, Nicolás me llevo a una de esas habitaciones, había más personas en aquellas habitaciones y aún más rodeando el centro del mismo, cuando estaba arriba pude percatarme que había runas en círculo, mujeres y hombres semidesnudos servían aperitivos en forma de pulpo o algo con tentáculos, era bastante rico, y muy suave al taco.

Uno de ellos gritó—Es tiempo, tomen sus asientos correspondientes—a Eros lo dejaron al centro, lo habían pintado con unos patrones con colores neón, el no se movía, seguía absorto en sus pensamientos, por lo que pensé que iban a hacer alguna clase de magia para ayudarlo, comenzaron a pronunciar cosas en una lengua que solo ellos conocían, pude ver a las demás personas con una sonrisa que daban a entender que estaban disfrutando eso.

Un ligero temblor se pudo sentir en aquella habitación dentro de la cueva, en una de las salidas de aquella laberíntica cueva se estaba iluminando de un color que me recordó a aquella pintura con un meteorito que se acercaba a la tierra de mis sueños, no era lastimoso a los ojos, pero era bastante hipnotizante, sentí un temblor en todo mi cuerpo, todas las personas del lugar comenzaron a recitar cosas extrañas, un terror absoluto invadió mi cuerpo.

Eros, oh pobre desgraciado quien había sentido un afecto por él, ahora ya nadie me podía ayudar, ¿Quién iba a seguir ahora con mis notas si yo muriera? Y ahí lo vi, Eros estaba parado, sus facciones de la cara no se me van a olvidar jamás, su ceño estaba fruncido, era como si estuviese demasiado furioso, cuando le salieron las lagrimas me daba la impresión que se sentía triste por algo, pero sus ojos me estaban indicando que estaba sintiendo un temor incontrolable eso lo supe porque todo su cuerpo estaba temblando, ahora su sonrisa bastante desencajada junto con su risa me indicaba que estaba bastante feliz, pero a su vez era una risa de miedo, justamente una figura que pareciera un sátiro caminaba encorvado, en sus manos bastante grandes tenia una bola como el cetro de todos aquellos monjes, pude escuchar una respiración de un toro enfadado, el aire se sentía pesado, extraño, bastante inhóspito y agresivo, se acercaba a mi amigo, parecía olerlo, un pequeño hilillo de sangre salió por la nariz de Eros, una de sus manos tomó su hombro, en suelo apareció una roca y arriba del mismo apareció libro bastante grueso.

Aquel ser cambiaba de forma constantemente, no sabia con exactitud que formas tomaba, pero lo veía, veía su sombra cambiante, aquella cosa pronuncio algo que por supuesto no entendí nada, jamás entendí que era lo que hablaban las personas, que eran las runas, no sabia nada, era un completo ignorante ante todo este nuevo mundo, era como si fuese un niño aprendiendo todo, aquella cosa caminaba a su alrededor diciendo cosas, explicándole cosas que solo él entendía y los demás presentes, la sangre que emanaba de Eros era más abundante y ahora también salía por sus oídos, todas las facciones que tenía se habían incrementado, no creía que eso lo pudiera hacer alguna persona, no paraba de reír febrilmente, alzó su mano que apareció en sus dedos una pluma de algún animal bastante grande, era plateada con tonos rojizos, su mano temblaba de manera incontrolable.

Sus lágrimas se combinaban con sangre que ahora ya salía también de sus ojos, trate de levantarme para impedir su muerte, pero de inmediato Nicolás lo evitó, aquel ser me vio que me paré y se volteo a ver con sus ojos de muerte y lumbre, desapareció y en un parpadeo ya estaba a lado miedo, un terror inconsolable me invadió, comencé a temblar de desesperación, traté de respirar tranquilamente, pude ver que Nicolás solo estaba sentado en reverencia, no hacía nada, los demás solo observaban, LOS SEGUNDOS PASABAN, no sabía lo que estaba sintiendo, ¿ERA PAZ LA QUE PODÍA SENTIR? ¿qué era todo esto? ¿POR QUÉ? ¿por qué? ¿POR QUÉ? ¿por qué? Aquel ser de un tremendo poder se fue de mi lado para irse con Eros quien se había tirado en sus rodillas, aquel ser se hizo demasiado grande, toco la cabeza de mi amigo que, estalló he hizo que su sangre saliera por todas partes, como si de un geiser se tratara.

Todos comenzaron a aplaudir, aquella piedra con el libro se desvanecieron en cuanto mi amigo murió, ahora todo lo veía claro, era un ser con cuernos, una barba, parecía una cabra en su cara, como si del mismismo diablo se tratara, pero este era de alguna manera distinto, tenia unas alas completamente negras, su cuerpo era la de un hombre bastante fuerte, apareció un cetro en la bola que tenía y se quedó mirando hacia todo el lugar, se fue caminando hacia uno de aquellos caminos, pude ver que tenia una cola y su punta era serrada, tal vez debía de medir tres metros. Me quedé ahí unos instantes mientras que los demás se levantaban poco a poco para ir a formar un círculo, mientras la sangre que se esparció por todo el lugar por los bordes del piso, hicieron que una luz emanara hacía el cielo, con un destello bastante poderoso, aquellas personas se agacharon para recoger un poco de la sangre de mi amigo ya muerto, se la pusieron en sus frentes y caminaron haciendo una fila para salirse del lugar Nicolás, la que era una anciana y el viejo que se había aparecido en mis sueños, me acompañaron hasta aquel castillo en puro silencio, se notaba que habían disfrutado aquel espectáculo, el viejo dijo—¿es como aquella vez cuando te nos acercaste verdad?—no dije una palabra, jamás imaginé que iban a sacrificar a uno de mis amigos, o al menos eso fue lo que se convirtió todo estos días, pobre alma tratándome de ayudar, solo vino a su muerte, no pensé que iba a llegar a tanto, no podía comprender el porque lo hicieron, ¿esto me iba a suceder a mí en unos días? ¿hasta donde iban a llegar su codicia para conseguir el conocimiento que necesitaban?