—¡Naya! —El grito de su madre le saco un brinquito asustado causando que sus piernas se golpearan contra el escritorio que tenía en frente.
—¡Ya voy mamá! —Naya grito de vuelta mientras se ponía de pie sobando sus rodillas. «Necesito un escritorio más grande» pensó con el ceño fruncido hacía al mueble.
Antes de que pudiera empezar a considerar donde podría comprarlo, su madre interrumpió sus divagaciones con un grito un poco más fuerte que el anterior.
Corriendo salió de su cuarto hacía las escaleras, pero antes de bajarlas titubeo un momento, calculando la intensidad del llamado su madre.
—¡Te juro que yo no fui! —grito con un poco de miedo mientras veía con sospecha el final de las escaleras.
—¿Qué?, no sé a qué te refieres solo quiero hablar un momento —. Le respondió con un bufido.
Con alivio bajo las escaleras, al final de estas observo a su madre de pie en la sala de estar viéndose impaciente. La madre de Naya siempre había sido muy diferente a ella, con un hermoso pelo negro y unos ojos café claro y la piel bronceada. Mientras que Naya era una copia de su padre con su pelo castaño y la piel llena de pequeñas pecas y sus ojos verdes.
La mirada impaciente de su madre cambio a un nervioso movimiento de pie mientras veía su hija esperando a que hablara. Naya la observo con una ceja en alto preguntándose de qué se trataba todo el asunto.
—Creo que tendremos que ir a Washington —. Por fin soltó su madre con una mirada cuidadosa midiendo la reacción de su hija.
—¿De nuevo nos mudaremos? Me prometiste que no viajaríamos y de todas maneras ¿Qué hay en Washington?—pregunto con fastidio Naya.
Su madre era una arqueóloga y gracias a esto se la pasaban viajando por todo Estados Unidos buscando excavaciones y ruinas nuevas para desenterrar. Al principio había disfrutado los viajes conociendo lugares increíbles y pasandotiempo con su familia, pero entre más crecía, su madrepasaba menos tiempo con ella. Ahora su madre siempre estaba ocupada buscando lugares de excavación o investigando sus descubrimientos.
Nunca se quedaban en un lugar por más de tres años, gracias a esto la educación de Naya fue todo un revoltijo estudiando en diferentes escuelas. Su madre le había prometido que este año no viajarían para que Naya pudiera entrar a su décimo grado y terminar el doceavo grado en una sola escuela.
—Lo sé cariño, pero tengo un trabajo muy importante y técnicamentesolo te mudarás tú —.
Ante la ceja alzada de Naya su madre continúo hablando.
—Luego te explicaré los detalles, pero te irás a la reserva en Forks con tu tío —termino su madre ahora con una sonrisa.
Naya proceso la noticia un segundo antes de poner una sonrisa enorme en su rostro, desde que había fallecido su padre, su madre se encargó de criarla sola y desde que era pequeña siempre le había contado historias de la tribu de los quileute. Para Naya la idea de irse a vivir al lugar de sus leyendas favoritas era un sueño.
Durante los siguientes días, Naya junto con su madre prepararon sus cosas para la mudanza (entre ellas un nuevo escritorio). Todavía tenía dos meses de vacaciones de verano y se iría a Forks a mediados de Julio.
Su madre le había explicado que tenía una excavación que tardaría mucho tiempo, ya que era muy importante, pero era en el extranjero, razón por la que Naya no podía acompañar a su madre, la idea de no ver a su madre la puso algo triste, aun así Naya no podía estar más que feliz, adoraba ir a la reserva.
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Enamorada de el Vampiro | Alice Cullen
RomanceLa vida de Naya Evenson se pondrá de cabeza al llegar a la reserva de Forks para vivir con su primo Jacob, ¿Qué tan malo podría ser?, ¿Saber que existen los vampiros?, ¿Enterarse de que es una cambia formas?, ¿Enamorarse de Alice Cullen? Si, muchas...