Dos días después...
Los dientes me castañeteaban sin parar, me frotaba los brazos con las manos para darme calor mientras forzaba a mis pies a seguir andando. Había salido pronto de casa. Apenas eran las siete de la mañana, el sol todavía no había salido y yo me moría de frío. Solo quedaba una hora para que empezara a amanecer. Aún no la había encontrado. Habían pasado dos días y todavía no sabía donde diablos estaba mi hermana. Pero no me había rendido. Nunca. Salía muy temprano de casa y no volvía hasta la hora de comer. Luego, por la tarde hacía lo mismo y no regresaba hasta bien entrada la noche. Me pasaba todo el día por las calles de la ciudad y sus alrededores, anhelando encontrarla. No se lo había dicho a nadie, ni Iryna ni Luka lo sabían, y éste último dudaba de que le importara.
Me paré un segundo para observar donde me encontraba y un estremecimiento me recorrió todo el cuerpo. Me había habituado a salir sin el abrigo, y obviamente había sido un error, porque aunque mi poder me ayudaba mucho en estos casos... seguía teniendo frío. Pero seguí andando, no podía permitirme parar. Achiqué los ojos y a lo lejos pude vislumbrar un edificio grande y en ruinas. Me fui para allí. Suspiré y me senté, apoyándome en un pilar que no se había derrumbado. Me cobijé y me di calor como pude. Me encontraba a las afueras de mi ciudad. A pocos kilómetros de un pueblo llamado Reiss. Quizá la persona que se llevó a mi hermana esté ahí. Tal vez la había escondido ahí, pero, ¿por qué? ¿Por qué alguien querría secuestrar a Vienna? ¿Y cómo fue posible que lo hiciera entrando por el techo de mi casa? Era de locos pero dado que yo tenía poderes, todo era posible. Si los encontraba... sabría las respuestas a mis preguntas. Solo deseaba que no fuera demasiado tarde para Vi.
Abrí la mochila y rebusqué en su interior. No había desayunado porque no quería perder el tiempo. Antes de salir, cogí lo primero que pillé y lo metí dentro. Mi estómago rugía y el sol ya estaba saliendo por el horizonte, comería algo y seguiría caminando hacia Reiss. Le di un gran mordisco a la manzana y cerré los ojos mientras me apoyaba en el pilar. Todo había sido tan extraño. Los poderes, Vienna... todavía no había conseguido descifrar que era la cosa viscosa que impregnaba las paredes de mi habitación y porque toda mi ropa había desaparecido. Demasiado raro... me terminé la manzana y la arrojé al suelo. Con un gran suspiro me impulsé para levantarme, recogí la mochila y me puse en marcha. Esperaba encontrar algo en Reiss.
Ruinas. Reiss se había convertido en un pueblo en ruinas. Vagué durante horas por las calles deshabitadas buscando con la mirada algo que me llamara la atención. Mi hermana era lista, debería de haber dejado alguna cosa, alguna pista sobre donde podría estar... sin embargo, en casa no encontré nada y aquí, poco pensaba que iba a encontrar algo. Suspiré y me paré, dejando que el sol me calentara un poco el cuerpo. No quería perder la esperanza de encontrarla pero ya eran cuarenta y ocho horas. Cuarenta y ocho horas desaparecida.
A media mañana dejé Reiss y me volví a la ciudad. No había encontrado nada ahí, nada que pudiera decirme donde demonios estaba Vienna. Y después de dos días me daba cuenta de que esto no podría hacerlo sola, ni mi madre ni Sean me ayudaban. Ella se pasaba el día llorando en su habitación, deseando que volviera a casa para preguntarme si la había encontrado. Y Sean... desde lo que pasó aquella mañana no habíamos vuelto a hablar. Lo bueno era que tampoco había abusado de mí, algo era algo. Pero ninguno de los dos salía a la calle para buscar a mi hermana, dejaban que lo hiciera yo. Y eso hacía que mi rabia creciera... tanto que tenía que usar mi poder para calmarme por dentro. Todas las noches antes de irme a la cama, salía a los callejones y lanzaba mi poder, el hielo, contra las paredes de las casas o los botes de basura hasta que ya no pudiera más. Hasta que mis ojos se volvían pesados y mi cuerpo demasiado ligero. Y me arrastraba hasta mi habitación, cerraba los ojos y no me despertaba hasta las seis de la mañana.
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La portadora del hielo
FantasyEir vive ligada, día a día, a los abusos y humillaciones de su padrastro. Siente que ya no puede más y que el solo hecho de que su madre y hermana miren para otro lado, la enfurece cada vez más. Hasta que un día todo cambia y lo que creía ser su ho...