Apolo

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Volví a la ciudad y decidí evitarte.

Faltaba un día para tu cumpleaños y, para poder centrarme en tu sorpresa, necesitaba dejarte un poco de lado.

Hice todo lo que estaba en mi mano por rehuirte y lo conseguí durante media mañana.

Cuando parecía que no iba a necesitar reunir el valor suficiente para soslayarte..., te encontré llorando.

El corazón se me rompió en millones de pedazos. No podía verte sufrir.

Me miraste hecha un mar de lágrimas, pidiendo indulgencia, pero aparté la mirada. No debí haberlo hecho, lo siento.

Debías ser fuerte, cariño.

Veinticuatro horas, mi amor. No más.

Sabía que tenías fuerza de sobras, pero lo que no sabía era hasta qué punto podías aguantar sobre la cuerda floja.

Perdóname.

Me siento tan culpable.

Apolo y DafneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora