Había sido cerca de una semana desde la última vez que compartió con Taehyung. Ni un mensaje, ni un llamada, el pequeño omega castaño se había desaparecido de su vida de la forma más extraña y difícil de describir.
¿Lo extrañaba? Tal vez, era lo único fuera de su rutina de ir al trabajo, volver a casa y repetir. Apreciaba el pequeño cambio que le daba a su vida diaria cuando aparecía, no iba a negarlo. Pero en ese momento lo que más le inquietaba era las extrañas sensaciones a lo largo de aquella semana. Estaba caliente sin razón, con erecciones repentinas y un muy mal humor. Su lobo a veces podía ser demasiado extraño...
—Debería llamarlo —musitó para sí mismo al sacar su almuerzo del vianda en la oficina que compartía con otros oficiales. No se veía apetitoso, el arroz había tenido demasiada agua y por ende estaba simple y muy pastoso, los vegetales estaban más crudos que cocidos y aquel bistec de carne parecía más una suela de zapato que algo comestible. Pero Jungkook no era un Master Chef y tampoco pensaba serlo, así que no sería tan exigente con sus mediocres dotes culinarios.
Por lo tanto se decidió a hacerlo en vez de seguirse torturando con el pedazo de carne. Marcó el número de Taehyung, lo cual debió haber hecho antes, y esperó a que cayera la llamada. Eran segundos incómodos mientras sorbía agua de su cooler, tamborileando luego sus dedos sobre la mesa hasta que una voz extrañamente femenina le atendió.
—¿Buenas?
—Oh, buenos días —sus orejas se enrojecieron, removiéndose algo incómodo en su silla ante algunas curiosas miradas de sus compañeros a pesar de que hablaba en voz baja—. ¿Este es el número de Kim Taehyung?
—Ah, sí, soy su madre. Mi hijo en estos momentos no se encuentra disponible, ¿Es algo importante? —la voz era aguda y dura, si se basaba en eso definiría a la madre de Taehyung como una mujer determinada y de poco humor.
—No, no, solo quería saber si estaba bien... —mantuvo un tono de voz suave, poco reflector de su clasificación como alfa. Algo le decía que a la mujer no le gustaría saber que su hijo tenía contacto con un alfa que no fuera su esposo, y ciertamente deseaba equivocarse. No era un estilo de vida atractivo, o al menos no para él.
La mujer se suavizó completamente, o eso pudo notar en la forma más tranquila y serena que adoptó su voz. —No te preocupes, cariño. Taehyung esta pasando su celo nada más, no es nada grave por lo que debas preocuparte. En cuanto esté más lúcido le diré que alguien lo llamó, ¿Bien?
—Oh- Oh, bien, bien, sí- mil gracias, señora Kim —carraspeó, tratando de cortar la llamada lo antes posible con sus mejillas teñidas en rojo por la vergüenza. Había sido criado alrededor de omegas. Su madre, su hermano mayor, sus dos hermanas menores... y siempre había sido inculcado la prudencia y el pudor hacia temas como celos y demás. El haberse inmiscuido demasiado en algo tan privado le daba repelús, su comida resultando incluso menos atractiva ahora que la veía nuevamente.
Pero si Taehyung estaba pasando el celo con sus padres, eso significaba que Yoongi lo había vuelto a rechazar... aquello le generaba una incomodidad indescriptible por dentro, pero también cierto alivio. El omega se merecía más que ser tocado por manos que ansiaban a otro.
De todas formas debía ponerse un alto. Desde que conoció a ese omega sus pensamientos y preocupaciones se revolvieron en torno a él. Ni siquiera había tenido el duelo necesario tras su separación a la persona que más amaba, todo porque en su mente solo habitaba el sufrimiento de Kim Taehyung. Y eso necesitaba parar. Se estaba ahogando con problemas que no le incumbían.
Pero nuevamente recordó que él era el único que podía quitarle la venda de los ojos. Aquello generó un nuevo malestar en su estómago.
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House of cards ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ
FanfictionLos matrimonios entre Yoongi y Taehyung, y Jimin y Jungkook, siempre han sido vistos como el matrimonio ideal. El mejor ejemplo de cómo debe ser la unión entre un alfa y un omega. Son dos matrimonios aparentemente perfectos. Lamentablemente, aquello...