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En el momento en que Jimin decidió invitarlo a tomar algo, Jungkook supo que algo no andaba bien.

Días pasaron y se convirtieron en una rutina metódica, hacia ya una semana y media que no sabía nada de Taehyung más que eventuales textos de saludo cada tres días. Era reconfortante saber del omega, pero también era difícil lograr verlo sin sobrepasar los límites entre las amistades que un alfa y un omega podían tener.

Pensó que aquel jueves sería un día normal, saldría temprano del trabajo y se iría a su casa a pedir algo de delivery y ver series hasta caer rendido. Pero poco después de poner un pie en su hogar su ex esposo le llamó con demasiada amabilidad para ser creíble.

Al principio llegó a pensar que se trataría de diálogos para el divorcio, algo que al irse acostumbrando cada uno a su vida por separado no habían procesado realmente. Era hora, supuso, por mucho que doliera y apretujara su pecho. Sería el primer paso para dejar aquel desastroso matrimonio atrás.

Sin embargo, la expresión de Jimin era demasiado extraña mientras apretaba la taza de su té caliente, pidiendo sólo un pastel de calabaza para comer. Jungkook moría de hambre, ya se había comido todo el club sándwich que pidió y estaba a punto de terminarse su té frío con ahínco. —¿No vas a hablar? —preguntó luego de pasar el líquido, sintiendo el agradable frío quedándose en su garganta.

El omega carraspeó, sus ojos rasgados y felinos cerniéndose en el plato vacío de Jungkook. Se le notaba incómodo, tal como era de esperarse; el alfa también lo estaba, pero algo de prudencia le quedaba por muy poca que fuera. —Es sobre Yoongi. Me dijo que... Tuvo un problema con su esposo. Que estabas saliendo con él.

Un desagradable escalofrío se abrió paso por su columna, secándole la boca hasta hacerlo tragar en seco para lograr suavizar un poco el nudo que se formó en esta. El tema le descolocó, pero de igual forma tuvo que verlo venir. Era sentido común.

—No creo que estes pensando que me estoy acostando con Taehyung, ¿No? —enarcó una ceja, la curiosidad y desconfianza plasmada en su rostro. También le ofendía por alguna razón que no lograba descifrar.

—¿Ahora lo llamas por su nombre? —la expresión de Jimin era tan similar a la suya, llenaba su interior de amargura. Tanto tiempo juntos los había hecho demasiado similares en sus ademanes—. Pero no, se que no eres capaz de eso y su- Taehyung —recalcó el nombre, una burlona sonrisa danzando en sus labios— no es realmente tu tipo. Pero Yoongi está molesto.

El hecho de que fuese capaz de hablar de esa forma tan frívola sobre Taehyung le amargaba, le enojaba, era inaudito. Las acciones de Jimin junto al otro alfa le estaban arruinando la vida al pobre chico, mínimo algo de decencia hacia su persona podía esperar. Tal parecía que no... el enojo que Jimin tenía hacia Taehyung era evidente.

—¿Molesto? ¿Por qué mierda tendría que estar molesto? Si tuviera algo con Taehyung, ¿Qué moral tendría Yoongi para molestarse? Le es infiel —recalcó las últimas tres palabras, señalando al omega con su dedo índice y la mandíbula tensa—. Lo engaña y aún así pretende obtener fidelidad y respeto. Es irónico y jodido, ¿No crees?

Los ojos del contrario se entrecerraron, un gesto ya amenazante como inútil a tales alturas. —Estás demasiado a la defensiva. ¿Te estás cogiendo a ese omega?

—No —respondió bastante tajante, y no porque le escandalizara el prospecto de relacionarse con Kim Taehyung. Era la acusación sin pruebas que le enervaba—. Simplemente te digo las cosas como son. Te coge, te tiene como a su objeto de gusto para cuando le de la gana e igual pretende tener a Taehyung portándose bien a su alcance. Es enfermizo.

Las fosas nasales del omega se inflaron, indicando la molestia que las palabras le provocaban. Pero Jungkook no se arrepentía, ser directo era su especialidad —aunque con Taehyung se le dificultara demasiado. —No me hables así...

House of cards ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora