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Jungkook había querido llevarle, y aunque el miedo de volver. caer en discusiones no deseadas con su pareja le llenara el pecho, era lo más seguro y lo que internamente ansiaba. Era la comodidad en su auto ya experimentada con anterioridad lo cual Taehyung deseaba, a pesar de que lo noche no podía haber ido peor. 

Era su culpa, o así buscaba convencerse, por su comentario tan fuera de lugar en lo que pudo ser una inolvidable velada entre ambos. Este sentimiento se retorcía en el pecho, haciéndolo sentir tan incomodo como miserable al hallarse en el asiento del copiloto. Pedía en su interior, con fuerza y fijación, que Yoongi hubiese salido tal como siempre lo hacía, su obsesión profunda era irse de casa y dejarle tan solo que era rutinario como toda su vida misma sin la presencia de Jungkook. 

Tras unos segundos en el camino, Jungkook habló con ambas manos en el volante pero su preocupada mirada fija en la presencia continua del castaño. Su mirada tan ensimismada le ponía los pelos de punta, por razones que no podía interpretar. —Taehyung... No quiero que pienses que estoy molesto contigo. Es la situación la que me enerva, odio pensar en que te hagan daño porque no te mereces nada de esto. 

Probablemente dio en el clavo, porque la expresión adversa se tornó amarga y sombría, la inseguridad derramándose de cada poro hasta resultarle doloroso. El omega suspiró debidamente, desviando la mirada con una mueca tras liberar el aliento guardado. 

—No tienes por qué preocuparte por mí, yo estaré bien —respondió brevemente, sin muchos rodeos y sacudiendo su cabeza al hablar. Sus brazos se hallaban cruzados a la altura de su pecho, una barrera protectora tal como podía interpretarla por muy desorientado que la conversación lo tuviese. 

No soportaba aquello, ver a Taehyung sufrir tanto y saber el por qué, pero aún así ser vilmente incapaz de decirle siquiera una pequeña porción de la verdad. Era egoísta y retorcido, como si disfrutara de la miseria en la que el omega se había visto envuelto sin razón. Lo último que necesitaba Kim Taehyung era a un egoísta más en su vida. —Debo decírtelo, yo- mereces saberlo... —le costaba hablar, el nudo en su garganta haciéndose aún más grande. 

Taehyung lo observaba, extrañado. Una ceja enarcada y el ceño fruncido en rastros de preocupación y confusión al mismo tiempo, entremezclándose y dejándole a Jungkook un deje agridulce en la boca. 

—¿De qué hablas? —Taehyung logró articular, su expresión siempre dulce o nostálgica viéndose algo neutral después de todo, después de sentir tantas cosas en su interior que Jungkook jamás lograría descifrar al completo. Era hasta admirable—. Me estás asustando. 

Suspiró. Era un cobarde. Fácil fue llegar a juzgar a Taehyung al recién conocerlo, pero muy difícil se tornaba verse al espejo, al reflejo patético y temeroso que ni siquiera era capaz de musitar la verdad y ayudar a alguien importante para él. No, no podía—... No es nada, olvídalo... 

Los labios ajenos se abultaron, la ansiedad entreviendose en el resquicio de sus ojos cafés. Era inconsiderado dejar la verdad latente en sus palabras, para luego arrebatarla y enterrarla sin cuidado frente a él sin ningún tipo de decoro. 

—¡No! Por favor, dime, no voy a molestarme —su voz sonaba en un hilo débil, contrastando con la imagen del omega que se iba amasando en su mente. Taehyung era tan valiente e increíble, algo que él nunca sería. 

—No es... Bueno, es que... Creo que debemos continuar nuestra amistad y... olvidar lo qué pasó ayer —por el contrario, amasar tal falacia fue mucho más fácil. Y qué poco esfuerzo requería tomar el camino fácil a pesar de lo que su moral y consciencia le dictaba. 

Los labios de Taehyung partieron, entreabiertos y enrojecidos para él. Sencillo sería besarle, era algo en lo que no pudo dejar de pensar en todo el día. Pero una barrera divida la razón de sus emociones, una muy pronunciada que lo mantuvo en su lugar aunque la expresión mal contenida del adverso era dolorosa, y decir aquello incluso era subestimarla. 

House of cards ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora