Se había recluido a la cocina, prefiriendo mantenerse distante a un panorama que jamás le pertenecería. Las personas como él, aquellas que no conocían el calor de una familia, probablemente estaban condenadas a nunca hacerlo. Solo necesitaba asumirlo y no permitir que lo afectara.
Soyeon y él se dedicaron a preparar las pizzas, tarea que se llevó unos cuarenta minutos. La mujer alfa hablaba hasta por los codos, llenando el silencio que él mismo causaba. Taehyung prefería callar, solo sonreír y asentir ante las anécdotas que le eran relatadas.
Eso podía tenerlo claro; Soyeon le trataba con una dulzura solo rivalizada por su propio hijo. Podía notar que Jungkook era una mezcla exacta de sus madres, pudiendo ser tan dulce como la alfa, y tan duro y amargo como Seohee. Al menos bajo las primeras impresiones que pudo obtener de él, por muy distantes que fuesen cada uno. Tenía cierta gracia que no podía negar. Nunca se habría imaginado que el alfa de atrayente olor que lo miró con desprecio en las oficinas de su marido ahora sería su mejor amigo, su fiel confidente, aquel que lo había incluido a su hogar... Y aquel sobre quién no había podido dejar de pensar.
—Bueno, yo voy a repartir todo esto. ¿No quieres salir? Entiendo si prefieres quedarte aquí... —Soyeon musitó, mirándole con empatía tras los lentes cuadrados que cubrían sus pequeños ojos oscuros—. O si quieres puedo llevarte a la habitación que era de Sujin y Jisun, si necesitas privacidad...
—No se preocupe. Estaré bien aquí —le dedicó una sonrisa, observando las pizzas. Se veían deliciosas, y aún así no se le antojaba comer—. He escuchado cosas peores, solo necesito estar aquí un rato.
Soyeon asintió con aprehensión, tal vez no queriendo dejarlo solo sabiendo que no se hallaba muy animado. Sin embargo besó su sien, meneándose con tres bandejas entre sus brazos y pecho con pizzas grandes de jamón y pimientos verdes. Todo era una degustación visual, y esperaba que el sabor tampoco decepcionara. Unir los dotes culinarios de ella con los suyos tal vez había terminado siendo una brillante idea. Aunque su estómago rugiera en deseo de comer algo, había algo que se lo impedía y probablemente se trataba de su estado emocional. No le sorprendería en lo más mínimo de ser así.
Usualmente era una combinación de ambas consecuencias, a veces el desánimo lo llevaba a no probar bocado alguno más de una vez al día, otras veces lo llevaba a comer en abundancia para llenar vacíos. Era una lotería incierta que no podría definir por la rutina.
Sacudió la harina de las encimeras hasta orillarlas y lanzarlas al lavaplatos, cayendo toda muestra de la actividad llevada a cabo recientemente mientras más limpiaba. Podía oír lejanas voces celebrando el poder comer, pero encerrado en su momento a solas lo hacía desapegarse de todo escenario externo. Bien era así, hasta que las manos de Jungkook se cernieron en su cintura y le giraron con suavidad. Esto definía las facciones del alfa, suaves y solo para él. —¿No vas a comer?
La negativa se presentó al negar con la cabeza, dejando el pañuelo viejo que usó para limpiar las superficies manchadas de salsa, harina y rastros de queso. Recibió caricias en sus brazos, la piel de las manos de Jungkook era dura usualmente, pero también se sentía suave en ese instante. —¿Pasó algo, Taehyung? ¿Fue mi madre, verdad?
—No pasó nada —delineó cada palabra con cuidado, sus ojos escalando hasta conectar con los contrarios. Podía avistar su preocupación y era lo que menos quería—. Solo me sentí abrumado, quería estar solo un rato.
—No te creo nada. ¿Preferirías que nos fuéramos? Yo sí —Jungkook formó una mueca en sus labios, abrazándolo a sí con cierta intimidad a la que Taehyung no estaba adaptado. Con todos los confusos sentimientos recientemente procesados no estaba ayudando mucho—. Me andan preguntando por Jimin y prefiero salir de acá, no quiero darle explicaciones a nadie.
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House of cards ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿ
FanfictionLos matrimonios entre Yoongi y Taehyung, y Jimin y Jungkook, siempre han sido vistos como el matrimonio ideal. El mejor ejemplo de cómo debe ser la unión entre un alfa y un omega. Son dos matrimonios aparentemente perfectos. Lamentablemente, aquello...