5 Harry

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Siento un impulso muy grande que me indica que tengo que volver al agujero. Decido, primero ir a cambiarme de ropa, no pienso salir en pijama. Por un momento todo el dolor ha desparecido, porque voy muy veloz a mi cuarto. Me cambio rápidamente de ropa con lo primero que pillo, pero abrigándome todo lo que puedo. Y sin pensarlo dos veces salgo escopeteada de casa. A mitad de camino decido no ir corriendo, si no ir andando, se me podrían abrir los puntos del muslo.

Cuando llego al pequeño agujero siento que el corazón me late a mil, como si se me fuera a salir del pecho. Me agacho, y miro tras él. El cielo está despejado, la nieve virgen abunda en el bosque y los pájaros cantan. "Hace un día precioso, no hay nada que temer Katherine" me dice mi subconsciente, pero en realidad entrar ahí es muy peligroso. Decido entrar cuidadosamente, para no hacer ruido. "¿Quién va a haber a estas horas?, no corro peligro", me intento convencer. Vuelvo a pensar en mi padre y por fin me decido a entrar. Cuando atravieso la valla un escalofrío me recorre todo el cuerpo, de la cabeza a los pies. "Es por el cambio de temperatura", me digo.

De repente me viene a la cabeza la pesadilla, el pequeño colgante que se le había caído a mi padre.

-Tengo que ir a buscarlo- susurro. Camino lentamente con la posibilidad de encontrarlo, pero sé que es muy pequeña. Con la pequeña esperanza que me queda en el cuerpo voy avanzando por el bosque. "El colgante tiene que estar cerca de un valle, si mis recuerdos no me fallan", me digo.

Después de un buen rato caminando, "Seguro, me he perdido", pienso, "Aquí todo es igual". Me siendo en el regazo de un árbol, unas lágrimas descontroladas empiezan a caer por mi mejilla, seguidas de éstas las siguen otras y otras... Al cabo de unos diez minutos llorando, una voz me sorprende.

-¿Te has perdido?- me giro para ver quién es; es un chico alto de pelo castaño tirando a negro, piel pálida, y con unos ojos celestes claros que me hipnotizan durante un rato, pero su voz me vuelve a la realidad.

-He dicho que si te has perdido- me vuelve a decir, pero sin perder su tono amable.

-Sí, sí... me he perdido- digo balbuceando.

-¿Eres de por aquí? Nunca te había visto- "¿Qué le digo? ¿Le digo la verdad?, parece un chico encantador pero no sé si fiarme de él, apenas lo conozco, la verdad es que lo acabo de conocer. ¡Qué tonta Katherine!"

-No... la verdad es que no. Pero no se lo digas a los Partidarios o me matarán, por favor- le suplico. Entonces empieza a reírse, como su hubiera dicho algo gracioso. Pero me medico a mirarle con el ceño fruncido.

- No se lo pensaba decir a nadie, solo te iba a ayudar. Y no me mires así, me intimidas. Por cierto me llamo Harry, ¿Y tú?- me dice, sacando una sonrisa perfecta y blanca como la nieve. Sus ojos brillan por su amabilidad, mientras me tiende la mano para que me ponga de pie.

-Katherine- digo intentando parecer amable y aceptando su mano. Cuando me pongo de pie a su lado, "es más alto de lo que parecía", me digo.- Estoy buscando un valle, ¿sabes dónde está?- me atrevo a preguntarle con una sonrisa tímida.

-Claro, es todo recto hacia el oeste, por ahí- me dice señalando la dirección.-Pero si quieres te acompaño.- continúa mientras se frota la nuca con la mano.

-Vale, así no me vuelvo a perder- digo intentando siendo amable. Y lo consigo, porque consigo sacarle una pequeña sonrisita.

Vamos caminando por el bosque, ni muy juntos ni muy separados. Mantenemos una conversación amistosa, aunque solo me dedico a asentir para que sepa que le estoy escuchando.

-¿Para qué quieres ir al valle?- me pregunta a la vez que me mira fijamente a los ojos, esos ojos que hacen que me derrita. Así que no puedo mentirle, le tengo que decir la verdad. Una parte de mí dice que se lo diga pero sin embargo, la otra dice que se lo diga. Me quedo mirándole a los ojos que muestran un brillo de amistad y sinceridad. Caigo rendida a sus ojos celestes como el cielo y le cuento toda la historia. Él escucha con atención mis palabras. Le cuento cada detalle de la historia. "Es bueno tener a alguien para contarle mis problemas, ya que mi madre nunca está en casa y a Jack... A Jack ni hablar" me digo.

-Te parecerá una chorrada que haya venido para buscar el colgante, aun sabiendo que no podría estar- le digo justo antes de terminar la historia.

- No me parece una chorrada. Además te ayudaré a encontrarlo- se para me coge de los hombros, lo cual hace que me estremezca, y me mira a los ojos, ya no sonríe- no te rindas ¿vale?, lucha por lo que quieres, mi padre siempre decía, "que si alguna vez quieres algo, ve por ello sin mirar atrás, mirando al miedo de frente y a los ojos". Así que no digas que es una chorrada, Katherine.- me dice dándome un abrazo, que aumenta más la esperanza de encontrar lo único que queda de mi padre, su colgante. Recupera su sonrisa perfecta y seguimos andando.

Al cabo de un rato largo llegamos al valle.

-Pues sí que me había perdido, ya estaba lejos- digo riéndome me y Harry me acompaña.

-Bueno, ¿por dónde es?

-Por ahí- digo señalando el lugar. Empezamos a buscar, quitando nieve. Después de unas tres horas buscando.

-Deberíamos descansar un poco- me dice. Asiento. Nos sentamos en el pie de un árbol, demasiado juntos para mi gusto, pero no puedo evitar un escalofrío en el cuerpo cuando se pega más a mi cuerpo.

-¿Te importa?, así mantenemos mejor el calor. Solo me dedico a asentir, cuando me lo pregunta mirando fijamente a los ojos. "Pero qué te pasa Katherine, estás flojeando. Tú no eres así" dice mi cabeza, pero yo no le hago caso, no con esos ojos hipnotizadores mirándome. La verdad es que me alegro que esté junto a mí, porque ya empiezo a tiritar, no estoy acostumbrada a este frío. Harry parece darse cuenta, se quita su chaqueta y me la da.

-Gracias- le digo. Cuando se incorpora no puedo evitar mirarle su perfecto cuerpo musculado. También me fijo de que tiene un colgante un poco peculiar, como si lo hubiera visto en algún libro. Así que no puedo evitar preguntarle:

-¿Me enseñas tu collar?- le pregunto intentando no darle importancia. Justo cuando se lo está quitando para enseñármelo el sol aparece de nuevo haciendo que brille algo en la nieve. Me acerco y lo cojo, consigo darme cuenta de que es el collar de mi padre.

-¡Lo he encontrado!- grito con entusiasmo. Vuelvo con Harry que tiene su colgante en la mano para enseñármelo. Se lo cojo de las manos.

-Gracias, es muy bonito- le digo. La verdad es que sí que es muy bonito, tiene un copo de nieve precioso. Pero presto más atención al de mi padre que tiene una flor preciosa también. Cojo los dos con la misma mano.

-Creo que esto encaja- le digo.

-¿Cómo que encaja?- me pregunta.

-Me refiero a que los dos colgantes se pueden unir, pero le faltan otros dos para formar una especie de amuleto.

TRAS LAS ESTACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora