-Empezáis mañana, cada uno con el horario que le corresponde.- dice el hombre, al que he empezado a odiar. La verdad es que no lo conozco para juzgarlo, pero solo el hecho de que trabaje para los partidarios me da ganas de vomitar. Es más me están entrando unas ganas de vomitar horribles. Y si este señor; que ni si quiera nos ha dicho su nombre, o eso creo, no pienso con claridad desde que he entrado en este diminuta habitación; no acaba ya, me voy a desmayar. Es más la paredes se están acercando más a nosotros y la habitación se está haciendo más pequeña de lo que ya estaba.- A se me olvidaba, si algún día faltáis no cobraréis; sean cuales sean la causas. Ya os podéis marchar señorita Katherine Rosse y señor Jack Rosse.- dice el hombre haciendo un gesto con la mano para que nos marchemos.
Me cuesta una eternidad levantarme de la silla. Me duele la cabeza y tengo náuseas. Espero que mamá no se enfade por la elección de mi trabajo. Es muy peligroso, y sobretodo últimamente, que hay más revueltas. Salimos del ayuntamiento y nos dirigimos hacia casa, cada vez que doy una paso las náuseas van desapareciendo lentamente. El camino lo hacemos en silencio, hasta que se rompe:
-¿Qué has elegido?- preguntamos Jack y yo al unísono. Nos miramos y nos sonreímos.
-Creía que no te importaba- le digo.
-Y yo creía que no me soportabas- dice sonriendo.
-Y así es. Pero solo quería saber qué habías elegido
-Repostero- me interrumpe- ¿Y tú?
-Guardiana de los límites- digo casi susurrando.
-¡¿Qué?!- se queda tan sorprendido como yo ante mi elección.
-Ya lo has oído, no lo pienso repetir.
-Pero Katherine, ¿sabes lo peligroso que es eso? La gente que intenta cruzar los límites haría cualquier cosa por pasar. Incluso matar...- eso último lo dice bajando el tono. Me sorprende que Jack diga esas cosas, normalmente no le importa nada lo que haga o deje de hacer.
-Y ¿Cómo así te interesa tanto lo que haga?- le pico- normalmente no te importa nada y pasas de mí.
- ¡Vale, vale! ¡Sí me importa lo que hagas, porque en el fondo eres mi hermana pequeña y tengo que protegerte!- me grita. No puedo dejar de mirarle con los ojos como platos. ¡Nunca antes me había dicho algo así! Siempre me ha estado molestando y dejándome en ridículo, aunque siempre ha estado ahí, me seguía a todos los sitios a los que iba. Yo creía que era para dejarme en ridículo delante de sus amigos, pero ¡No! Era para vigilarme y que no me pasara nada.- pero también porque mamá me pide que te proteja desde que papá desapareció.
No puedo dejar de mirarlo, me he quedado en una especie de shock. Él no me mira, pero porque se ha puesto rojo ante esta confesión. No sé qué decirle, me ha dejado sin palabras. Intento decir algo, pero no me salen las palabras. Después de un rato mirándole y sin decir nada, por fin me mira y me dice:
-¿Qué?- me pregunta.
-Nada, es que no sé qué decir- son las únicas palabras que me salen de la boca.
-No hace falta que digas nada, pero no me mires así.
Bajo la mirada unos segundos y le vuelvo a mirar, pero con una mirada dulce y acogedora. Me decido al fin a hablar después de un rato.
-Perdona, nunca me habías dicho algo así, pensaba que no tenías corazón... ¡Joder! Lo siento, es que me has dejado sin palabras. Y sé que si sigo hablando la fastidiaré aún más, pero lo intentaré. Todos estos años me has estado jodiendo y fastidiándome, y que ahora me digas esto me ha dejado ¿en shock? Ni siquiera lo se yo. No se nada estoy aturdida y confundida, pensaba que me odiabas ya ahora me dices esto. No se qué pensar.- agito la cabeza varias veces y le miro con ojos llorosos.- Esto te lo dijo papá antes de desaparecer ¿verdad? Pero ¿de verdad me quieres?- por fin suelto todo lo que quería decirle, pero ahora me siento tan insignificante y avergonzada. Por parte me he quitado un peso de encima, pero por otra me siento aturdida. Él no dice nada, creo que esta tan confundido y asombrado como yo. Bajo la mirada al suelo, ahora no puedo ni mirarle a los ojos. No quiero pensar en nada, me concentro en mi respiración, en mover primero un pie y luego el otro, ni rápido ni lento, y en los latidos de mi corazón que ahora van más rápido que nunca. Hasta que Jack me interrumpe.
-Sí, me lo dijo papá. Pero cuando naciste nuestros padres me dijeron una y otra vez que te tenía que proteger, que yo era el mayor y por tanto tenía que cuidarte. Aunque no te lo he demostrado mucho estos años, siempre he estado ahí aunque tú no te dieras cuenta.- Hace una pausa, y por primera vez en todo este tiempo me mira a los ojos.-Sí, te quiero... joder en el fondo te quiero, te quiero desde el momento en el que naciste. Cuando naciste pensé: "ahora no pasaré solo todos los años, tengo a alguien con quien compartir mi cariño".- Sonríe maliciosamente.- Aparte de pensar que valla coñazo tenía que ser una niña.- Se ríe, hasta en los momentos más frágiles tiene que aparecer el Jack gracioso. Le doy un golpe hombro con hombro, y le abrazo. Le abrazo como nunca le había abrazado con todo mi cariño y sabiendo que en el fondo no estaba sola en este mundo. Se quedo un momento perplejo, pero me devuelve el abrazo. Y ahí estamos dos hermanos en medio de la calle demostrando su amor el uno por el otro.
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TRAS LAS ESTACIONES
FantasiaKatherine es una chica con una vida, como lo diría, un tanto diferente. Ella no se esperará que su futuro está a punto de cambiar. Se enamorará, sufrirá y será capaz de dar su vida por la de los demás.